Diario de León

Avances parciales y carentes de consenso

Las cumbres sobre las emergencias del Planeta se suceden con tímidos avances y llamamientos hacia una mayor ambición, pero la realidad es que los países siguen anclados en sus intereses y egoísmos sin un pensamiento global

Un indígena asiste a la 25 Conferencia de Naciones Unidas sobre Cambio Climático de Madrid antes del covid. ZIPI

Un indígena asiste a la 25 Conferencia de Naciones Unidas sobre Cambio Climático de Madrid antes del covid. ZIPI

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La celebración del Día Mundial del Medio Ambiente llenará las calles y plazas de todo el Planeta de acciones reivindicativas y de concienciación. Instituciones y entidades de todo tipo pondrán en marcha iniciativas para incentivar la mentalización ciudadana sobre la necesidad de preservar la naturaleza. Pero todo envuelve un conflicto de difícil solución. La sociedad, dentro de sus posibilidades, ha cambiado de manera notable la mentalidad. En general, hoy se han extendido prácticas fundamentales como el reciclaje, el uso responsable del agua o el cuidado de los espacios naturales. Existe aún entre la gente un buen número de personas insensibles, que siguen actuando guiadas por su egoísmo. Ese problema se agrava cuando se mira en un contexto global.

La sucesión de cumbres y conferencias sobre los problemas de conservación del Planeta para las futuras generaciones se atascan cuando toca tomar medidas concretas. Y es que en muchos casos si se opta por actuar de una manera responsable se generan daños en el tejido económico, especialmente en los países que luchan por alcanzar unos niveles de desarrollo razonables. También se atascan las cosas por el peso de las grandes multinacionales que miran constantemente a sus cuentas de beneficios. Y, por qué no, sobre unos debates cada vez menos relevantes que ponen en cuestión el verdadero alcance de la huella que está dejando esta generación sobre la situación de la Tierra.

Esta misma semana, el G7 lanzó un mensaje esperanzador. Optó por aprobar unos objetivos más ambiciosos en materias como la preservación del clima y la energía. La ministra alemana de Clima y  Medio  Ambiente, Steffi Lemke, presentó los resultados de un encuentro que tuvo lugar en Berlín y que apostó por trabajar sobre las «tres grandes crisis del clima, la biodiversidad y la polución». Son problemas que no se pueden «evitar», ni «postergar». Y ahí tiene mucho que decir este G7 en el que junto a Alemania figuran países como Estados Unidos, Canadá, Reino Unido, Francia, Italia y Japón.

Según Lemke, además de con la descarbonización del suministro eléctrico, el nuevo marco global para la biodiversidad debe ser más ambicioso y tendrá que precisarse antes de acabar 2022, con asuntos concretos como la financiación para avanzar en la lucha contra la extinción de especies hasta el año 2025.

Entre las materias decididas, también figura el pacto del G7 para proteger el 30% de los océanos a lo largo de esta década, la adopción de medidas en cada país contra la polución por plásticos y para hacer más sostenibles las cadenas de suministros y, por último, para poner en marcha otro plan de trabajo que sirva para mejorar de manera real la eficiencia en el uso de recursos.

Pero la cumbre también sirvió para poner el acento en las contradicciones. Se admitió que las ambiciones expresadas en teoría en este tipo de encuentros, no han hecho lo suficiente y el objetivo de limitar el calentamiento global a 1,5 grados es ya prácticamente inalcanzable. No obstante, aunque ya no sea posible detener el cambio climático, sí que es factible frenarlo, según se puso de manifiesto en la presentación de las conclusiones de la cumbre..

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