Diario de León

Brillante reivindicación de la educación

Imagen de la portada del libro

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efe

Margarita Durá ha explicado en rueda de prensa telemática que el relato, de más de 600 páginas, empezó a tomar forma cuando leyó una anécdota protagonizada por Montessori, considerada como la pedagoga más revolucionaria de la historia, quien tras ver a unos niños discapacitados en un psiquiátrico, experimentando con migas de pan, pensó que eso les «estimulaba los sentidos y era una forma de conocer el mundo». «Me pareció —asevera Durá— que aquello era muy bonito, porque de algo tan prosaico como unas migas de pan, Maria Montessori plasmó un método basado en la estimulación, en la curiosidad. Una noche, yo cogí una miga y pensé en lo que sentían esos niños, que estaban encerrados en habitaciones oscuras y sin juguetes, y allí empezó todo».

Publicada por Destino, la novela no es, sin embargo, una biografía de la pedagoga italiana, sino que quiere ser un homenaje a las maestras y los maestros que lucharon por cambiar la educación, a partir de la ficticia Claudia Caralt, una joven catalana, que de su Maresme natal, hija de una familia pudiente, acaba como asistente y confidente de la pedagoga María Montessori en la ciudad italiana de Roma.

La discapacidad, los albores del feminismo o la maternidad son algunas de las cuestiones que aparecen en este título -casi todas las que aparecen en la obra son conflictivas-, en una novela en la que su autora ha querido imprimir un ritmo «trepidante» porque su idea era «enganchar al lector desde el principio». A lo largo de estas páginas, Durá cree que garantiza «una trama adrenalítica, con muchos giros, que incluso me sorprendían a mi cuando escribía, pero que son la constatación de que no todo es lo que parece, de que no puedes estar siempre juzgando».

Sentimientos encontrados

Sobre Maria Montessori, reconoce que, como madre que es, al principio mantuvo con esta figura una relación de «amor-odio, porque yo veía que siempre llegaba en el último momento a todo, mientras las biografías de este tipo de mujeres poderosas siempre las presentan con un montón de habilidades y con la capacidad de cambiar el mundo, algo que me frustra mucho porque ni mis amigas ni yo tenemos esas cualidades».

A pesar de ello, profundizando en la vertiente más personal de la «dottoressa», la primera mujer en Italia en obtener el título de Medicina, Marga Durá vio que fue madre sin estar casada y que no pudo educar a su hijo con el método que inventó, «lo que era una paradoja, a la vez, que la hacía muy humana a mis ojos».

Cambio de tiempo

Además, «la pobre cada dos por tres se encontraba con obstáculos en su vida, fracasando y volviéndose a levantar». En cuanto a su vigencia, Durá sostiene que los tiempos han cambiado pero «los valores de su método siguen estando muy presentes, como que los niños aprendan con la experimentación y el juego, sin olvidar que acabó con el paradigma de que los niños nacían con el pecado original, lo que comportaba que se les tuviera que enderezar». «Ella terminó con eso, lo que fue muy revolucionario, a la vez que defendió que todos los niños podían aprender, incluidos los discapacitados, posibilitando un cambio que ha quedado en la educación infantil», ha apostillado.

Tras esta primera novela, Margarita Durá, aunque crea como Ryszard Kapuscinski, que el periodismo es el oficio más bello del mundo, ya está trabajando en una nueva historia de ficción de la que, por el momento, evita avanzar nada.

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