un cante a los vinos

Pasión por el vino es lo que hay detrás de La Parrala. Primero, porque pasión por el vino es lo que sentía la icónica cantaora de flamenco que en parte da nombre a la vinoteca —la otra parte viene de las parras que ya no son fértiles en Latinoamérica—. Y segundo, porque esa misma pasión es la que ha hecho posible que Anaís Martínez y Alfonso Blanco hayan dejado Madrid para emprender una innovadora vinoteca en León que quiere, sobre todo, cubrir las expectativas de esa clientela que busca calidad en el producto y trato íntimo. Porque en su breve trayectoria algo ha quedado claro: «La Parrala gira en torno a la proximidad y la cercanía», explica Anaís para subrayar su interés por bodegas singulares y desconocidas del entorno de León y el noroeste peninsular. Han visitado muchas de ellas, un trabajo que se suma a los cinco años que llevan recorriendo territorios muy diversos para empaparse de la sabiduría que hoy se proyecta en una carta con más de cien vinos escrupulosamente elegidos para tomar por copas. Así que entrar en La Parrala es una experiencia que puede trasladar el paladar a tierras muy diferentes y alejadas. De fondo, el local tiene una zona de restauración con siete mesas donde acompañar el vino, que es el eje central, con suculentas tablas de queso personalizadas; hasta trece variedades locales e internacionales. Y aquí es donde entra otro de los valores que prumueve el establecimiento, que el cliente se deje asesorar sobre los maridajes, los tipos de vinos e informar de sus características y denominaciones. Como añadido, el establecimiento ofrece comida de mercado en raciones, como el tomate de Reliegos aliñado con ventresca, el pulpo gallego o los boquerones enharinados. Ubicada en el corazón del Barrio Húmedo, la flamante vinoteca abre desde los martes por la tarde hasta el domingo por la mañana en horario de 12.30 horas y 20.00 horas hasta fin de servicio. Esto es La Parrala, donde una mujer libre inspiró este cante al vino.