Diario de León
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c Óscar Vila Robles escribe sobre la ‘Libertad amenazada’: «No cabría pensar que las libertades más básicas estarían amenazadas. También advirtieron políticos esenciales en la vida de este país, que si era preciso nacionalizarían factores productivos de la economía nacional, añade Fernando Jáuregui, en palabras de Adolfo Suárez, político nada sospechoso a tenor de los desastrosos datos económicos del momento histórico. Hoy, la libertad está amenazada. En nuestro supermercado habitual, ayer, fueron conculcadas las más elementales normas de convivencia democrática. Los precios de los productos esenciales, como otros de más valor económico no estaban intervenidos por las políticas de odio de nuestra economía, bastante maltrecha ya. Al pasar por el sacrosanto rigor del pago de la compra, aún la trabajadora al cargo comunicó al personal allí presente, «¡Con tarjeta o en metálico!». El público no pudo por menos pensar que todo era correcto. Las libertades están amenazadas, dijo uno de ellos. ¡No he venido aquí, para oír que debo pagar, cuando mi situación no me permite una renta básica de subsistencia!, exclamó. Hoy en día la situación económica no permite la libertad amenazada. Podemos salvaguardar el sistema productivo como hizo Suárez, muy acertadamente. ¿Seremos capaces de reeditar unos Pactos de la Moncloa?, añade Fernando. La irresponsabilidad de las actuaciones nos incumben a todos y cada uno como ciudadanos, de las que somos responsables socialmente».

c Pedro Serrano escribe ‘que Cuando el mal también trae bien’: «Se dice, y se dice bien, que no hay mal que por bien no venga. Y el mayor bien de esta pandemia que estamos viviendo es lo que esta nos enseña. Primera enseñanza, después de los recortes continuados en la sanidad pública, hemos descubierto que faltan medios para afrontar una crisis sanitaria. Segunda, nos quejábamos de nuestra salud y ahora bendecimos los achaques. Tercera, odiábamos el trabajo y ahora lo deseamos. Cuarta, teníamos abuelos confinados y medio olvidados en residencias y ahora sus muertes nos increpan. Quinta, algunos padres han descubierto que tenían hijos y, algunos hijos, que tenían padres. Sexta, azuzados por el miedo, hemos concluido que hacer una pequeña previsión económica viene muy bien en tiempos difíciles. Séptima, ahora ya hemos comprobado que la contaminación solo se elimina con la reducción de la actividad humana y no con el día sin coches. Octava, la solidaridad y la empatía ya son valores humanos en alza. Novena, gracias a la reclusión hemos encontrado el verdadero valor de la libertad. Y, décima, éramos superficiales y frívolos y ahora todos somos filósofos».

c Sonia Cortés Carabantes critica ‘El caos del Gobierno’: «No me gusta criticar al Gobierno por su actuación sobre el coronavirus. Es muy fácil hablar una vez ha pasado y se ven los resultados. Intento comprender su situación, algo tan grande y tan poco previsible es difícil de gestionar y es normal que los resultados fallen como, por ejemplo, que un gobierno que se supone socialista, sea el más estricto en quitar libertades, para obtener unos resultados tan paupérrimos.

Pero luego ves espectáculos como el de estos días en la tramitación de la desescalada; errores, torpezas, mentiras y una falta total de coherencia. Y es normal indignarse. Ver como el gobierno toma sus decisiones con el único objetivo de conseguir más votantes. Queda claro en sus declaraciones, donde son capaces de comunicar decisiones por la mañana con pautas completamente contradictoria a las de la última hora de la noche.

Por favor, señores del Gobierno, tengan algo más de principios que los hermanos Marx. Nos están tratando como niños cuando ustedes se están comportando como tal».

c Luis Alberto Rodríguez escribe que ‘España no existe, idiota’: «Recordarán cómo el mosso d’esquadra frenó la quimera del agente forestal que se manifestaba en Barcelona: ‘La república no existe, idiota’. Muy a nuestro pesar y solicitando disculpas por el exabrupto que únicamente responde a la paráfrasis, probablemente es esto lo que tendríamos que mantener ante nuestro abnegado presidente del Gobierno: ‘España no existe’. Cada fin de semana Pedro Sánchez nos deleita con largos discursos en horario prime time —al más puro estilo Maduro o Castro— con la única intención de enderezar los torcidos renglones de lo acontecido en cuanto a la gestión política de la pandemia. Las buenas intenciones y palabras son indiscutibles, pero la posibilidad de llevarlas a la práctica escasa, y los resultados demoledores. Entre la escalada y la «desescalada» se cuelan de rondó las excesivas transferencias en Sanidad que poseen las comunidades autónomas, el signo político de cada una de ellas, la obsoleta maquinaria del Ministerio para acciones urgentes centralizadas, las indisimuladas intenciones comunistas de los socios de Gobierno, el consejo de portar mascarillas sin disponer de ellas, la escasez de test o los falsos negativos. Y el resultado de todo ello es esperable, una cantidad de infectados y muertos que nadie quiso predecir. La lucha ante el implacable coronavirus requiere de la unidad como país, pero huelga recordarle al Sr. Sánchez que hace tiempo que es presidente de algo que ya no existe».

¿Confía en que los grandes partidos serán capaces de lograr un pacto

de reconstrucción?

SÍ 7%

NO 93%

El presidente Pedro Sánchez debería repensar su Gobierno con Unidas Podemos por las actuaciones

de este partido?

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