Diario de León

ALERGIAS

Estrechando el cerco a las alergias

VIGILANCIA. Es uno de los hongos que causa alergias más violentas, y tiene especial prevalencia en Castilla y León por la extensión de los cultivos de cereales. La UE incluye ahora la información sobre esta espora en los muestreos aerobiológicos. La Universidad de León la sigue de cerca

Alicia Armentia, jefa de la Unidad de Alergia del Hospital Universitario Río Hortega, y Delia Fernández, de la Facultad de Biológicas de la Universidad de León. JESÚS F. SALVADORES

Alicia Armentia, jefa de la Unidad de Alergia del Hospital Universitario Río Hortega, y Delia Fernández, de la Facultad de Biológicas de la Universidad de León. JESÚS F. SALVADORES

León

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El estudio de las concentraciones de elementos alergenos en el aire, el diagnóstico y las respuestas médicas tiene ya una larga trayectoria en Castilla y León, a través de la colaboración de un equipo multidisciplinar en el que participan físicos de la atmósfera, químicos, biólogos y médicos. De la Universidad de León, entre otras, y del Hospital Universitario Río Hortega de Valladolid; además del Registro Aerobiológico de Castilla y León. Así como del Hospital Universitario Río Carrión de Palencia, la Universidad de Valladolid y el Instituto de Ciencias Atmosféricas y del Clima de Italia. Además del extenso conocimiento del polen, las últimas investigaciones han avanzado sensiblemente en el conocimiento de la Alternaria, un hongo que es uno de los mayores patógenos de las plantas pero que a la vez tiene gran importancia en las alergias que se producen de manera especial en Castilla y León, agravando los cuadros asmáticos más graves. Avanzar en el conocimiento de las concentraciones de las esporas de este hongo en la atmósferea, mejorar los métodos de diagnóstico para que sean menos agresivos para los pacientes y avanzar en tratamientos cada vez más certeros para atajar las reacciones a este tipo concreto de hongo es el objetivo de un estudio a gran escala que el grupo acaba de realizar. Sobre una base de datos de 23.000 pacientes, que han acumulado a lo largo de tres décadas.  

De la trascendencia de avanzar en la prevención y diagnóstico de este tipo de alergias da idea la exigencia de la Sociedad Europea de Alergología e Inmunología Clínica, que ha implantado el requisito de incluir la información sobre la presencia de esta espora en la atmósfera en los muestreos areobiológicos que hasta ahora se centraban en el polen. «El estudio se estaba haciendo desde hace años, pero es más complicado que el del polen. Ahora se está impulsando el análisis de este alergeno en el aire, y no sólo la concentración de esporas, sino la presencia de detereminadas proteínas, que son las que causan la respuesta alérgica».  

Lo explica Delia Fernández González, profesora titular del Departamento de Biodiversidad y Gestión Ambiental de la Universidad de León, especializada entre otras en la áreas de Botánica y experta en aerobiología. Forma parte del equipo de investigadores que ha llevado a cabo el estudio sobre las esporas de hongos que causan las alergias en Castilla y León, un trabajo dirigido por Alicia Amentia Medina, jefe del Servicio de Alergología del Hospital Río Hortega y catedrática de Medicina de la Universidad de Valladolid.  

«Tenemos que encontrar la molécula que va a provocar la reacción alérgica.. Es como encontrar una estrella en el cosmos, pero hay que encontrarla», señala Armentia, que junto a Fernández apunta que la patología alérgica por hongos es una de las más graves, que provoca asmas difíciles de diagnosticar y de tratar. «Para hacer un diagnóstico correcto a menudo hay que recurrir a pruebas inhalativas muy agresivas para los pacientes, y en esto también estamos avanzando mucho. Es muy importante detectar qué causa la reacción, para ajustar el tratamiento lo más posible».  

Armentia reconoce la aportación de la Universidad de León al estudio realizado sobre la prevalencia de la Alternaria. «Alrededor de un 75% de los asmáticos son alérgicos a este hongo, y a veces coinciden con el polen y se suman dos alergenos. Por eso es tan importante avanzar en los tratamientos casi personalizados, de precisión no ya sólo al alergeno, sino a la molécula que va a reconocer la célula del sistema inmune».  

La investigación pretende avanzar también en diagnósticos que sean menos agresivos. QUIQUE GARCÍA.

El estudio clínico se ha realizado con la información de los pacientes y de las mediciones aerobiológicas de concentración de polen, esporas, hongos,... «Necesitábamos saber si tenían correlación con la clínica que veíamos en los pacientes».  

Las conclusiones apuntan a la Alternaria como el hongo más prevalente en los alérgicos de la Comunidad, lo que se explica por su relación con los amplios cultivos de cereales. «El hongo está dentro de la caña del cereal y cuando se cultiva esporula y sale al ambiente. Provoca asmas muy graves y muy súbitos. Especialmente una de sus glucoproteínas, que es muy agresiva con el epitelio bronquial», señala Fernández.  

En casi la totalidad de los casos el alérgeno más frecuente es la glucoproteína diméreica Alt a 1, aunque se identificaron otros como la enolasa Alt a 6 (las dos de la Alternaria), la roboculeasa ASp f 1 (del Aspergillus) y la manitol deshidrogenasa Cla h8.  

Como principales novedades del trabajo las dos investigadoras apuntan que es importante «primero conocer lo que hay en el aire, y diseñar nuevas técnicas de análisis de estas proteínas, que son las que causan las respuestas alérgicas». Conocimiento con el que están diseñándose nuevas baterías de pruebas de reacción, que se pretende que sean cada vez menos agresivas y más certeras con la causa concreta de la reacción.  

Pero también con las reacciones cruzadas, que se producen cada vez con más frecuencia. «Reacciones con alimentos, elementos de la atmósfera, cambios en el tipo de vida que nos hacen cada vez más sensibles a determinados tipos de sustancias. Y en los que tiene una enorme trascendencia los efectos extremos que provoca el cambio climático».  

Lo cierto es que la investigaciones de este equipo de científicos siguen en marcha y avanzando, por ejemplo con distintas tesis doctorales en técnicas de detección y tratamiento de la concentración de esporas en el aire y alérgenos mayoritarios. «Toda esta información es fundamental para mejorar el diagnóstico y tratamiento de los afectados por crisis respiratorias severas, que se producen sobre todo en niños en primavera y verano. Con todos estos datos nuevos podemos realizar estudios moleculares delimitados a esos alérgenos predominantes. Eso evita someter a los pacientes a estudios moleculares completos, que no sólo son mucho más costosos, sino que conllevan riesgos porque son más agresivos».  

De hecho los avances tecnológicos en la realización de análisis moleculares para determinar la reacción a las esporas de hongos están permitiendo desarrollar nuevas técnicas de laboratorio que hasta hace poco no existían. Mejor diagnóstico, menos agresivo y con tratamientos más certeros. El cerco a la Alternaria se va cerrando.

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