Diario de León
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El suplemento informativo que el lector tiene entre sus manos y que se corresponde con la celebración, a partir del día 1 de diciembre, del II Congreso de Economía del Bierzo, lleva por título «Escenario de oportunidades». Es una obviedad que en los momentos de crisis siempre se abren nuevas posibilidades de negocio, de desarrollo personal y económico. Esta idea, constituida ya como un auténtico mantra repetido hasta la saciedad, no siempre es cierta. Únicamente lo es para el optimista, para el innovador, para el emprendedor, para quien es capaz de poner en riesgo su patrimonio o su cómodo sistema de vida para perseguir un objetivo vital. O, si se quiere, para tener la suficiente cintura para adecuar ese fin a las circunstancias. Hay que adaptarse, renovarse o morir.

No está en el ánimo de cuantos van a participar en este segundo simposio organizado por Diario de León, asomarse al tremendismo de pensar que El Bierzo está más cerca de la defunción que de la bonanza económica. De ahí que la respuesta de las instituciones, de las empresas y en general de los agentes sociales haya sido tan positiva. Todas las conversaciones previas mantenidas han girado en torno a la necesidad de arrimar el hombro, de reinventarse y, sobre todo, de saber que la unidad de todas las fuerzas que intervienen en el futuro del Bierzo es indispensable y que deben caminar conjuntamente para lograr abrazar el futuro. Esta idea fue la que presidió el pasado año la primera edición del Congreso de Economía. En aquellas fechas se pusieron muchas ideas sobre la mesa, algunas de ellas han visto la luz durante este extraño 2020, y otras se han visto postergadas por el efecto de la pandemia. Sin embargo, sí que hubo una conclusión por encima de todas: El Bierzo no solo tiene un futuro, sino que tiene un futuro esperanzador. Es así, entre otras cosas porque ya no quedan lágrimas para empañar la vista por la minería perdida. El carbón pasó a la historia y firmó su certificado de defunción viendo caer el pasado miércoles la chimenea de Anllares, dinamitada como lo ha sido también el recuerdo de una economía sacada de las entrañas de la tierra.

Paradójicamente, hoy, El Bierzo se ha dado cuenta de que esas mismas entrañas se han convertido en una alternativa económica de primera magnitud. La agricultura, con sus siete figuras de calidad representativas de lo mejor de esta tierra, es la puerta que se ha abierto tras el cierre minero. No en vano, el consejero de Agricultura de la Junta de Castilla y León, Jesús Julio Carnero, aseguraba en una visita al Bierzo invitado por Diario de León, que la comarca tiene las mejores cifras y las mejores expectativas de la Comunidad. Solo hacían falta dos cosas: concentración parcelaria e iniciativa para conseguir que el valor añadido de los productos del Bierzo se queden en el Bierzo con la creación de una verdadera industria de transformación. Es vital que el fruto de la tierra salga de aquí listo para su consumo de las maneras más diversas. Así se generará empleo. Por poner sólo un ejemplo, el botillo puede salir en bruto o cocinado; puede hacerlo solo o acompañado ya de los condimentos con los que se sirve en la mesa. Es decir, podemos vender el botillo fuera para que lo precocinen en el destino y la mano de obra se cree en ese lugar y no en El Bierzo. Puede sonar simplista, pero no hay nada más simple que la propia economía y se resume en hacer uno mismo aquello por lo que otros ya cobran.

Pero no es solo la tierra la que debe hacer crecer a esta comarca leonesa. El Bierzo tiene una fuerza exportadora notable. De carrerilla se podrían citar una docena de empresas que venden en el exterior más de la mitad de su producción. Eso ya es una realidad. Bien es cierto que es una realidad necesitada de apoyo de las administraciones y ¿por qué las instituciones supraprovinciales no van a ayudar igual a una empresa del Bierzo que a Renault, por ejemplo? No hay intención de hacer comparaciones odiosas y sin embargo salen sin pensar. Es obligado, eso sí, poner la carne en el asador e impulsar una industria capaz de atraer las miradas del exterior. El camino está ya iniciado. Obsérvenlo y expulsen el pesimismo de su quehacer diario. Tomen ejemplo de esa nueva asociación de jóvenes universitarios que han regresado a la comarca y que han iniciado ya un modo de vida que genera muchas ilusiones y que creará muchos puestos de trabajo. A eso es a lo que se refieren los políticos con la recuperación del talento fugado. Lo malo, o lo bueno, es que la iniciativa la ha tomado la llamada sociedad civil. Ahora bien, que regrese el talento es el primer paso para que las siguientes generaciones ahuyenten la tentación de emigrar. Porque no hay razón alguna para que el empleo cualificado y la calidad de vida no sean propias de esta hermosa olla que se ubica entre El Manzanal y Galicia.

Diario de León está convencido de que El Bierzo será de nuevo una comarca boyante. Esa fue la principal razón de que organizáramos el I Congreso de Economía y la que mejor justifica que repitamos por segundo año consecutivo. Nadie, individualmente, tiene todos los argumentos para desarrollar la economía berciana. Nosotros tampoco, sin embargo sí tenemos la obligación de generar debate, de imponernos a nosotros mismos, y hacerlo a los demás, tiempos de reflexión como los que van a reunir a un nutrido grupo de personas en torno a un objetivo.

Altos representantes políticos de todas las instituciones, empresarios, teóricos de la economía, alcaldes o sindicalistas se van a dar cita desde el 1 hasta el 4 de diciembre para desarrollar ideas, ponerlas en común y obtener de momento el resultado del debate. Luego ya se verá. Con todo, hay una cosa cierta, el elenco de personalidades que este periódico ha reunido habrá puesto su granito de arena. A partir del viernes, el trabajo es de toda una sociedad. Un conjunto de individuos que forman un colectivo que ama esta tierra por encima de todo y que quiere desarrollar en ella su proyecto vital. Hace un siglo era impensable asomarse al mundo desde El Bierzo. Hoy, una conexión a internet permite vender una cereza a China o un vino de uva Mencía a Estados Unidos. El primer paso hemos de darlo nosotros porque nadie lo hará en nuestro lugar.

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