Diario de León

Los exiliados que malvivieron olvidados

La periodista ritama muñoz-rojas rescata en ‘Los olvidados del exilio’ (Reino de Cordelia) las cartas de los últimos exiliados, que malvivieron el final de sus vidas olvidados por el gobierno español.

Fotografía de la portada del libro de Ritama Muñoz-Rojas

Fotografía de la portada del libro de Ritama Muñoz-Rojas

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El regreso de los intelectuales, escritores y políticos que huyeron de España en 1939 puso punto final oficialmente al exilio de la Guerra Civil. A partir de los años ochenta, cientos de españoles anónimos, la mayoría sin estudios ni medios económicos, se quedaron solos, aislados en el olvido de sus propios compatriotas, que preferían construir la nueva democracia sin mirar al pasado. Para paliar las precarias condiciones de vida de los olvidados del exilio, a partir de 1983 un reducido grupo de personas crearon la Asociación de Amigos de Antiguos Refugiados Españoles (AARE), para enviarles alimentos, ropa o medicinas y ofrecerles un vínculo que les uniera a su patria. La periodista Ritama Muñoz-Rojas reúne en Los olvidados del exilio las cartas con las que los últimos exiliados españoles contestaron agradeciendo esa generosidad. Reflejan sus sufrimientos, sus temores y el cariño hacia una tierra a la que muy pocos de ellos podrían volver..

La historia de las cartas que se publican en este libro —explica la autora en la introducción— comienza con la fundación de la asociación de Amigos de los Antiguos Refugiados Españoles, a partir de ahora, AARE; un precioso testimonio de compromiso, responsabilidad, empatía, solidaridad. Y ejemplo de cómo un muy pequeño grupo de personas puede hacer algo muy grande. AARE nació en 1983 porque había cientos de compatriotas, ancianos exiliados en el sur de Francia desde los primeros meses del año 1939, a los que había que ayudar a vivir dignamente. O, simplemente, a vivir. Necesitaban calor; el de un abrazo que significa «no os hemos olvidado», y el de la calefacción de casa, el de un jersey de lana, el de una olla en el fuego.

Las condiciones de vida de un grupo de más de quinientos antiguos refugiados que habían tenido que abandonar su patria por apoyar la noble causa de la defensa de la República y porque querían que su país fuera mejor son difícilmente explicables y comprensibles en la España de principios de los ochenta, con un Partido Socialista Obrero Español gobernando con la más amplia de las mayorías que ha conocido nuestra democracia. «Alguien se arrugó más de la cuenta y decidió que las instituciones públicas no dieran la cara por estas mujeres y hombres, cuyas vidas se habían parado en 1939. Muertos en vida. Lo dicen ellas y ellos en las cartas que se publican en este libro. Se constata leyéndolas. Cartas escritas en los años ochenta, noventa y más. Décadas y más décadas de injusticia y sufrimiento, en las que se fueron apagando sus vidas sin que casi nadie lo supiera o se diera cuenta. Más nombres para añadir a la larga y negra lista de víctimas a las que el franquismo logró invisibilizar con su potente, sádica, cruel y eficaz maquinaria para destrozar la historia», explica Muñoz-Rojas.

Asegura que «es realmente importante que se conozca, se reconozca y se nombre a las olvidadas y a los olvidados del exilio. Es importante que se lean las cartas que se publican en este libro, porque supondrá avanzar en las tres ideas que desde hace años se reivindican desde los movimientos para la recuperación de la memoria democrática: verdad, justicia, reparación. Cartas duras, tristes y desgarradoras, escritas por las perdedoras y los perdedores, por españolas y españoles que, en los esperanzadores años de la transición, envejecen ausentes y lejos de su tierra, que sobreviven con pensiones mínimas o sin ellas».

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