Diario de León

La leyenda de la que nació el fervor por el Bierzo

Una talla en el hueco de una encina. Un obispo y un grupo de templarios. El 8 de septiembre es la fiesta de todos los bercianos y en el origen de la celebración está uno de los mitos fundacionales de la comarca

Escultura que recuerda la leyenda de la Virgen de la Encina, a los pies de la Basílica. L. DE LA MATA

Escultura que recuerda la leyenda de la Virgen de la Encina, a los pies de la Basílica. L. DE LA MATA

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Todo comenzó con una leyenda. Con una imagen de la Virgen traída de Jerusalén en los primeros siglos de la Cristiandad y escondida en el tronco de una encina por San Genadio para ocultarla de las rafias musulmanas que por el siglo IX asolaban lo que hoy es el Bierzo. Tanto empeño puso en esconder a La Morenica, porque esta historia es la de una Virgen negra, que pasaron cinco centurias hasta que los templarios, que necesitaban madera para levantar su fortaleza en Ponferrada, la encontraron un 8 de septiembre en el tronco de una encina.

Esa es la leyenda. La realidad cuenta que la imagen que venera Ponferrada y todo el Bierzo cada 8 de septiembre, una Virgen Madre con Niño de estilo bizantino es del siglo XVI.

Pero también el Camino de Santiago se ha construido sobre la leyenda de una barca de piedra y una tumba dudosa. Y nadie duda hoy de que la veneración por La Morenica, un fervor que va mas allá de las creencias religiosas, es uno de los símbolos mas antiguos que vertebran la comarca del Bierzo, junto con el eco, que todavía resuena, de la casi mítica provincia que durante los ultimos meses el Trienio Liberal (1820-1823), tuvo en Villafranca del Bierzo la sede de su efímera Diputación provincial.

Que las Fiestas de la Encina se viven, se disfrutan y se celebran por parte de todos los bercianos, y no solo los que residen en Ponferrada, tampoco es objeto de discusión. Por algo, cada año es un municipio de los que forman parte del Consejo Comarcal del Bierzo el que el 8 de septiembre realiza la Ofrenda a la Virgen. Cestas con productos de la huerta, del campo, del monte y de la ciudad, se depositan a los pies de la Patrona y el alcalde de turno se encarga de pedirle a la Virgen, para cumplir con la tradición, que interceda por esta tierra, afectada por el final del carbón, el cierre de las térmicas, la pandemia global, pero con un motor interior. Este año de pandemia serán los sanitarios y no un municipio, los que protagonicen la ofrenda.

Pero el 8 de septiembre Día de la Encina, también es el Día del Bierzo, jornada institucional que trae a cargos de todas las administraciones que algo tienen que ver con esta tierra.

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