Diario de León

«El periodismo te marca a la hora de escribir novela»

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El periodista leonés que revolucionó la Novela Negra con Las chicas del licor de hierbas, presenta Historia íntima de dos disparos en León, en la que Jesús Locampos esconden guiños a nuestra ciudad, como un paseo romántico por Papalaguinda o el primer himno al río Bernesga. Nacido en la calle San Claudio, vivió en Armunia y Villanueva del Condado. Estudió en los Maristas y tuvo que trasladarse a Madrid donde estudió y ejerció Periodismo. Fue director de Diez Minutos y Subdirector de Lecturas, escribió en catorce periódicos, colaboró en la Cadena Ser y en Tele 5 y hoy presenta a las 12.00 en la Feria del Libro.

—Su primera novela, titulada Las chicas del licor de hierbas» revolucionó el género de Novela Negra hasta el punto que la editorial ha acelerado la segunda «Historia íntima de dos disparos» para ponerla en el mercado al cumplirse un año justo de la salida de la anterior.

—La primera la presenté en los Jardines de El Retiro de Madrid, pero esta he querido que fuera aquí, en mi tierra y con mi gente.

—¿La lió con «Las chicas del licor de hierbas»?

—El lector de novela negra está acostumbrado a un guión clásico en el que, tras aparecer uno o varios cadáveres, discurre la trama con el seguimiento de los investigadores hasta esclarecer quien lo hizo y por qué lo hizo. El final suele llegar tras un giro que sorprenda. Las chicas del licor de hierbas rompió todos los esquemas. El argumento va tan pegado a la realidad que he tenido que negar varias veces que se trataran de hechos reales, aunque no sé si habré conseguido convencer a todo el mundo de ello.

—Y además no se frenó nada a la hora de describir la vida íntima de sus personajes…

—Es la vida misma. Soy periodista y eso te marca a la hora de escribir novela. No me he puesto ninguna censura para relatar lo que ocurre en la vida de esos personajes. Quien la haya leído va a entender muy bien esta anécdota que me ocurrió mientras firmaba en este Sant Jordi en Barcelona. Una mujer de edad, digamos avanzada, cuando terminé de dedicarla esta segunda novela, me pidió que me acercara y en plan confidencia me preguntó si en esta también «trabajaban» las cinco chicas de la anterior. Cuando le dije que sí me estampó un beso en la mejilla y me hizo la confidencia de que una de ellas es como si fuera ella cuando tenía la misma edad. Me guiñó un ojo y se fue sonriendo.

—¿De qué va Historia íntima de dos disparos’, la novela que ahora presenta aquí?

—El argumento se inicia cuando una periodista de cuarenta y cinco años, que viene de dos fracasos sentimentales, decide buscar a un «ex» que fue su amor platónico de adolescencia y lo encuentra. A lo largo del libro el lector va a pensar lo mismo que yo, mientras lo escribía, que ojalá no lo hubiera encontrado. Esa es la primera trama que sirve para que vuelvan el Detective Privado Javier Ayuso y su viejo amigo el Comisario Campos Valdesogo. Pero junto a ellos las cuatro amigas de la protagonista, las conocidas chicas de la novela anterior. El lector se va a sorprender con lo que ocurre detrás de las cámaras y los focos de un Canal de Televisión y va a sufrir, sudar y disfrutar con la guerra entre dos Productoras de Televisión.

—Ahora que está tan de moda el espionaje en redes con el dichoso asunto «Pegasus», usted ya se adelantó en esta novela.

—Sí. El personaje de Zapo, el auxiliar de la Agencia del detective Ayuso viaja a París para verse con un tipo perseguido por toda la policía de delitos cibernéticos de Europa, que responde al apodo de «Monsieur Dieu». Gracias a ese encuentro y dprevio pago, naturalmente, consigue hacerse con la manera de espiar determinados terminales que ayudan a la resolución de un caso de asesinato bastante desagradable.

—Es cierto que el comienzo de la novela provoca un poco de estupor por las especiales características de cómo aparece el cuerpo del muerto.

—Reconozco que, en mi opinión, es la peor y más indigna manera de morir para cualquier hombre. Pero quienes ya han leído la novela coinciden en que por cómo se desarrollan los hechos, era la muerte que se merecía.

—Aunque lleva ya muchos años fuera de León, se siente leonés de pura cepa y no hay más que seguirtle en Twitter para comprobarlo.

—Soy fanático de mi tierra. Nací a este lado del río y luego hasta los nueve o diez años viví al otro lado, en Armunia que fue donde nos trasladamos. Mis padres emigraron a Francia para quitarse el hambre a bofetadas y yo me quedé interno en los Maristas. Cada periodo vacacional cogía el autocar con mi maletina para llegar bordeando el río Porma hasta Villanueva del Condado con los abuelos. He recogido remolacha, menta y lúpulo. He trillado en la era. He subido a La Cuesta en el límite entre Villanueva y Vegas del Condado y junto al Corte de la Griega he admirado el valle que me ha recordado siempre a la Toscana. En Madrid tengo siempre una corra de chorizo picante, de aquí. Cuando siento nostalgia lo respiro y me trae a mi tierra.

—En esta novela hay guiños a León.

—Cierto. Sale un paseo romántico por Papalaguinda, la letra del himno al río Bernesga por el que baja un submarino…y leyendo entre líneas hay muchos suspiros característicos y muy nuestros.

—Los diálogos entre el detective Ayuso y su amigo, el Comisario Campos, son pura comedia…

—Es que una novela negra, no tiene por qué ser gris. Yo cuento lo que ocurre alrededor de un asesinato y este par de personajes son especiales.

—Todas las críticas coinciden en el profundo conocimiento del alma femenina por cómo hablan y cómo describe a las mujeres en tus libros.

—Eso es sólo fruto de escuchar. Yo tengo muchas más amigas que amigos. Me enriquece más el diálogo con una mujer que con un hombre. Los hombres hablamos de trabajo y de juguetes, entendiendo por juguetes marcas de coches, pulgadas de televisores y capacidades de nuestros teléfonos móviles. Las mujeres hablan de sentimientos. Del amor y del desamor. Escuchándolas he podido escribir de ellas.

—¿Habrá trilogía?

—Según vaya esta segunda en las librerías, habrá. Solo y únicamente depende de los lectores. En la primera ellos querían esta segunda. A ver qué pasa.

—¿Tiene ya el argumento en la cabeza?

—Tengo una trama principal, que confieso que me está asustando un poco porque me metería en un charco del que aún no sé su profundidad. Pero soy Aries y leonés y por ambas circunstancias ya se sabe lo cazurro que puede uno llegar a ser.

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