Diario de León

España compró test de coronavirus que no funcionan a una empresa china sin licencia

El Gobierno afirma que los adquirió a un proveedor que puede vender en Europa y dice que los devolvió al descubrir que fallaban

Test rápidos

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La carrera de obstáculos del Gobierno por conseguir material sanitario para luchar contra el coronavirus, ya de por sí complicada, sufrió este jueves un grave e inesperado traspié, y quizá de donde menos se esperaba. Sólo un día después de que el Ministerio de Sanidad anunciara una gran compra de 432 millones de euros, China, el gran proveedor de bienes sanitarios en la crisis del Covid-19, hizo público que España adquirió un lote de 9.000 test rápidos que funcionan mal a una empresa de ese país que "no ha conseguido todavía la licencia oficial de la Administración Nacional de Productos Médicos de China para vender sus productos". Pero además, la legación china dejó en mal lugar a la Embajada de España en Pekín al revelar en varios mensajes publicados en Twitter que "el Ministerio de Comercio de China ofreció a España una lista de proveedores clasificados en la cual Shenzhen Bioeasy Biotechnology (la firma que produce el material defectuoso) no estaba incluida".

El problema de estos test rápidos es su falta de precisión: tienen una sensibilidad del 30%, mientras que la prueba tradicional, la técnica conocida como PCR (reacción en cadena de polimerasa), más lenta, pero que ha sido hasta ahora la referencia, supera el 80%. Un informe de la Sociedad Española de Enfermedades Infecciosas y Microbiología Clínica (SEIMC) advirtió el miércoles de la baja calidad de estos test defectuosos, que tienen similitudes en su funcionamiento con los de embarazo y que cuando son de calidad, ofrecen resultados fiables en apenas 10 o 15 minutos.

Las relaciones entre España y China en esta crisis sanitarias son excelentes y, de hecho, una conversación entre Pedro Sánchez y el presidente chino, Xi Jinping, facilitó la gran operación de compra de material presentada por el ministro Salvador Illa. Por eso, sorprende el tono poco diplomático de China ante este asunto. Fuentes de la Embajada del país oriental no se explicaban "cómo España ha llegado a esta empresa".

Pero eso lo contó después el Gobierno. En un comunicado, el Ejecutivo relata que "adquirió una partida a un proveedor nacional, que los importaba de China y cuyo producto cuenta con el marcado CE. España se guía por la normativa de la UE y, por tanto, si un producto cuenta con la homologación europea, se puede comercializar y comprar en todo el espacio comunitario".

En esa nota, el Ejecutivo se defiende asegurando que la compra de los test "se inició antes de que las autoridades chinas facilitaran nuevos listados de sus proveedores al Gobierno de España" y que "sí se hicieron comprobaciones sobre la fiabilidad del proveedor nacional", del que, sin embargo, no desvelan su nombre. Dice el comunicado que el Instituto de Salud Carlos III (ISCIII) analizó la documentación aportada por la empresa respecto a los estudios clínicos realizados por el fabricante chino" y "también se comprobó que no existía ninguna alerta de la Agencia Española de Medicamentos". "Las primeras pruebas del test rápido se realizaron en paralelo en un hospital de Madrid y en el ISCIII y en cuanto se detectó una escasa sensibilidad, se dio orden inmediata de retirada", agrega. En su discurso del pasado sábado, PedroSánchez afirmó que los test eran "fiables", estaban "homologados" y tenían todas las garantías sanitarias.

La Embajada del país asiático aclaró en sus mensajes de este jueves que la compra de los 5,5 millones de test que anunció el miércoles el Ministerio de Sanidad "está en curso y los materiales no han salido de China aún". También destacó que "las donaciones realizadas por el Gobierno de China y otras entidades como Alibaba no incluyen productos suministrados por Shenzhen Bioeasy Biotechnology".

9.000 test Para el Ministerio de Sanidad, en un momento en que su decisión de centralizar las compras de material sanitario está más que cuestionada por las comunidades autónomas, el fiasco en la compra de los test es un duro golpe. El primero en reconocer la situación fue el jefe de Emergencia de Sanidad, Fernando Simón, que admitió sin ambages que el primer lote no funciona, tal y como venían denunciando los primeros médicos que lo han usado.

Simón, en esencia, reconoció que el proveedor asiático se la ha 'colado' a Sanidad con un lote cuyos resultados reales "no corresponden a lo que venía en los certificados de calidad con marcados con el sello CE". Esto es, su umbral de detección es mucho menor al que prometía el etiquetaje.

Estos aparatos, según dicen los técnicos de Sanidad, no fueron probados antes de su adquisición por las premuras con las que se realizó la compra. El propio Simón enfatizó que los test llegaron directamente al Centro Nacional de Epidemiología, perteneciente al Instituto Carlos III, y a varios hospitales de Madrid, que, durante el proceso de "validación", fueron los que comprobaron que no localizan la mayoría de casos positivos.

El responsable de Emergencias señaló que ya se ha procedido a devolver este primer lote, una cantidad muy pequeña si se compara con los 5,5 millones de test que ha comprado el Ministerio de Sanidad a China dentro de la gran adquisición anunciada por Salvador Illa y que llegarán a España paulatinamente en las próximas semanas.

Entre esos nuevos test habrá de dos tipos, explican los responsables de Sanidad: antigénicos, que son los que localizan si la infección está activa y que son las pruebas más básicas, y serológicos, que permiten comprobar la presencia de anticuerpos en la sangre y que, por tanto, pueden determinar si una persona ha sufrido la enfermedad incluso después de pasarla. Estos últimos test, apuntan los especialistas de Sanidad, serán los que permitirán dilucidar, a través de muestras amplias de la población, si, como se sospecha, decenas de miles, quizás centenares de miles, de españoles ya han pasado el coronavirus.

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