Diario de León

El futuro de la captura de CO 2 de Endesa «no es una decisión unilateral de la empresa»

La continuidad depende del respaldo financiero del Gobierno y «no debería estar sujeta a situaciones coyunturales».

Cuatro camiones emiten simultáneamente ondas que penetran en el terreno, en puntos previamente marcados por topógrafos.

Cuatro camiones emiten simultáneamente ondas que penetran en el terreno, en puntos previamente marcados por topógrafos.

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maría j. muñiz | sahagún
León

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La empresa eléctrica Endesa sigue avanzando en las labores de recogida de datos para la caracterización geológica del suelo de la zona sureste de la provincia, en busca del mejor emplazamiento para el almacenamiento de CO2 de la planta de combustión limpia de carbón. Mientras ultima los sondeos de profundidad en Almanza, ha iniciado la realización de los análisis sísmicos que permitirán «visualizar» la formación de las distintas capas de un área de 260 kilómetros cuadrados, para determinar a través de un estudio en dos y tres dimensiones la idoneidad del terreno leonés para establecer el almacén geológico.

La recogida de datos para caracterizar esta «malla sísmica» comenzó el pasado día 17, y se prolongará hasta el 30 de abril. Desde esta semana, una cadena de cuatro camiones dotados de sistemas de emisión de ondas y recogida de datos recorre casi 15.000 fincas de una docena de municipios del sur de León, siguiendo la estela de un trazado de estacas y geófonos que marcan la zona de sur a norte, y de este a oeste, en un movimiento de zig-zag que es seguido por un equipo de cien personas, 70 de ellos especialistas llegados desde Alemania.

Recogida de datos. La recogida total de muestras y datos para confirmar la idoneidad o no del terreno concluirá a finales de este año, dentro de la primera fase del proyecto en el que participan Endesa, la Ciudad de la Energía (Ciuden) y la empresa finlandesa Foster Wheeler Energía. Una fase dotada con 220 millones de euros, financiados con fondos europeos, que debería tener su siguiente paso en la construcción de una central térmica a escala de demostración comercial.

Un futuro que de momento no está asegurado. Endesa desistió la pasada primavera de presentarse a la siguiente fase de ayudas del proyecto NER300, en la que hubiera optado a una financiación de 300 millones de euros para construir la planta de demostración; y en las últimas semanas incluso desde la Ciuden se ha alertado de la posibilidad de que la financiación europea para construir las seis centrales supercríticas de combustión limpia se reduzca.

Una situación que no afecta a la marcha de los trabajos que se realizan actualmente, según explica Juan Carlos Ballesteros, subdirector de I+D de Endesa, que señala también, «con la máxima prudencia porque es algo que todavía no toca», que la decisión «no es unilateral de la empresa. Tendrá que estar con la Administración central», a través de la financiación de la multimillonaria inversión que supondrá para la compañía seguir adelante con el proyecto planteado.

En un momento de dificultad para el sector y de inestabilidad del mercado eléctrico, Ballesteros insiste en que «lo que estamos investigando es una tecnología de futuro, y las situaciones que afectan al sector energético ahora son coyunturales. No deberían ser motivo para paralizar este proyecto, que es sobre todo a largo plazo».

De momento el compromiso adquirido con la Unión Europea pasa, además de por las investigaciones y plantas piloto previas que se han realizado para probar la viabilidad del sistema de oxicombustión con caldera de lecho fluido circulante, por concluir la fase de análisis de los suelos susceptibles de acoger el almacén de CO2. «La recogida de datos concluirá a finales de este año, y las conclusiones estarán listas en el primer trimestre del 2013», explica Ballesteros.

Será el final de una fase de investigación que comenzó en el 2006, y que ahora se lleva a cabo en las pruebas tanto de captura como de almacenamiento.

Quedaría después el estudio de la fase de transporte, que es la menos complicada de las tres. «El CO2 capturado se traslada al almacén a través de tuberías, pero este es un proceso ya muy utilizado en otros países».

Una tubería subterránea similar a los gasoductos, que «no tiene complejidad ni afecta al entorno».

Antes de llegar a este punto, Endesa tiene que decidir cuál de los tres puntos que actualmente analiza desde el punto de vista geológico es el más adecuado, lo que determinará dónde se construirá la central.

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