Diario de León

Tímida fase 0 en la provincia

Los negocios de los pueblos no se confían y sólo abren peluquerías y ferreterías

Bares, restaurantes y el resto de comercios prefieren esperar a tener más claras las condiciones del Gobierno para la reapertura

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León

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La incertidumbre planeó ayer sobre las intenciones de los comerciantes de la provincia que no tenían claro si podían o no abrir sus puertas en esta primera fase de la desescalada. Pero tras más de mes y medio con los negocios cerrados otros sí que se animaron a reanudar la actividad. Es el caso de Nacho Alija, que sí que puso en funcionamiento su establecimiento ubicado en La Bañeza. La apertura de puertas la realizó sobre las 12 del mediodía porque «no he conseguido que nadie me pidiera cita previa». Al respecto, señaló que «abrí la tienda para ver un poco cómo reaccionaban los clientes ya que no sabemos qué va a pasar ni cuanta necesidad tiene la gente de los servicios que yo realizó». «Desde que abrí y en poco más de una hora tuve tres clientes», matizó Nacho, a la par que atendía a un cliente. Asimismo, aseveró que «desde que cerré no he vuelto a hacer nada. Por suerte hoy he podido abrir porque de seguir esto así tendría que abrir contra la ley arriesgándome, puesto que al igual que todos los autónomos, tenemos que trabajar y ganar dinero para poder comer». Con la esperanza de que la situación se vaya normalizando poco a poco, afirmó que «he puesto a disposición de todos los clientes gel desinfectante y las medidas de seguridad oportunas para evitar cualquier problema».

Al igual que Nacho, fueron varios los comercios bañezanos que decidieron abrir ayer sus puertas, como peluquerías, ferreterías o bazares. Misma situación que ocurrió en Astorga, aunque por lo general, en las dos ciudades, la mayoría de las tiendas han preferido esperar a la fase 1 de la desescalada, el próximo lunes 11 de mayo, para volver a abrir las puertas de sus negocios.

Un peluquero atiende a un cliente en Santa María. MEDINA

En la zona de Sahagún las peluquerías tuvieron una buena jornada de entre los negocios que abrieron, como ferreterías y alaguna tienda de ropa con más bien escaso éxito. Son muchas las dudas que asaltan tanto al cliente como al comerciante y casi todo el mundo prefería dejar las compras y las ventas para la próxima semana. La hostelería, como en el resto de la provincia, no dio señales de vida.

Ana Isabel Escudero, propietaria de una tienda droguería y de pinturas en la calle Padre Isla de Cistierna, contaba ayer como amaneció el día de la vuelta al trabajo. «Esta mañana (por ayer) me despertó mi hijo y me hijo arriba que empiezas ya la vida laboral», añade Ana Isabel, que está acostumbrada «desde muy joven» a estar detrás de un mostrador. Al llegar este parón «no sabía que hacer». «El mayor problema es tener un negocio cerrado y ver cómo hay que pagar las facturas sin tener un solo ingreso». Señala que este confinamiento está volviendo a la gente más «adictos» al teléfono móvil y a internet «ya que como no tienes nada que hacer de tu trabajo está constantemente conectado al teléfono». Destaca la satisfacción de volver a ver entrar gente en su negocio y «sobre todo volver a la normalidad. Yo lo echaba en falta», concluye.

La capital lacianiega mostraba ayer tan sólo algunos pequeños comercios abiertos, entre los que se encontraban ferreterías y peluquerías.

Una peluquera atiende a una clienta, ayer, en Sahagún. ACACIO

La propietaria de la peluquería de Villablino La Pelu de Ali, Alicia Martínez, explicaba que entre las medidas que tiene que tomar está «desinfectar las manos y el calzado del cliente antes de comenzar a cortar el pelo», para luego una vez que el cliente se va, desinfectar la peluquería antes de atender al siguiente cliente. «Te lleva mucho tiempo, lo que hace que los tiempos se alarguen y puedas atender cada día a menos número de personas que antes». Las citas que tenía para bodas están todas anuladas hasta el mes de agosto y «estar cerradas durante todo esto tiempo ha sido muy duro para nuestra economía», añade.

Por su parte, el gerente de una de las ferreterías de la capital lacianiega, José María Arias, afirma que a su establecimiento no dejó de entrar gente durante toda la mañana, pero advierte de que «esto sólo será los primeros días, luego todo se normalizará» y destaca que ha sido un «palo muy gordo este cierre» y más cuando la comarca «ya venía arrastrando decadencia desde hace mucho tiempo» .

En sintonía con el resto de la provincia, apenas unos pocos pequeño comercios se animaron ayer a abrir sus puertas en el sur Más allá de las peluquerías, alguna ferretería, la mayoría optaron por seguir cerrados. El sentir general es que la gran apertura tendrá lugar el 11 de mayo, fecha en la que se entrará en la fase 1 y se permitirá la entrada en las tiendas ya sin cita previa.

Con cita

Las peluquerías fueron las más demandadas en el primer día de apertura, siempre bajo cita previa

Es el caso de Valencia de Don Juan, donde ayer a la una de la tarde la calle Mayor estaba prácticamente desierta. Según señaló la presidenta de la Asociación de Empresarios y Comercio Asemco, Beatriz Llanes, sólo cuatro de los socios (dos librerías, un fisioterapeuta y una tienda de electrodomésticos) optaron por abrir ayer, siempre con cita previa. «La cosa va muy lenta, la gente tiene miedo y abrir con cita previa pues no compensa», aseguró. Y añadió que la «gente quiere volver a abrir el día 11, cuando podamos estar dentro de las tiendas, con la puerta abierta, con un cliente por cada trabajador, con desinfectantes y guantes a la puerta».

Situación similar se vivía ayer en Santa María del Páramo donde la mayor parte del pequeño comercio ha optado por abrir el 12 de mayo, ya que el 11 es lunes y los lunes está cerrado en la localidad de manera habitual. Caso especial son las peluquerías ya muy acostumbradas a trabajar tradicionalmente con cita previa, aunque esta situación nos ha desbordado un poco a todos», comentaba Jesús de Vega de la peluquería Vega Peluqueros, que ayer ya se encontraba a pleno rendimiento. «Tenemos todo cubierto ya hasta el viernes». Aseguró que se estaban tomando todas las medidas de seguridad exigidas como que sólo haya un cliente por trabajador en el local, geles hidroalcohólicos y guantes a la entrada, cuchillas desechables, desinfección de sillón por cada cliente… «La gente lo está entendiendo perfectamente». En estos meses sin servicio «ha habido de todo. Clientes que se han rapado el pelo en casa y otros que han preferido esperar».

En Laguna de Negrillos, la ferretería Novo también abrió ayer sus puertas al público después de casi dos meses cerrada. La normalidad era absoluta, con un cliente dentro de la tienda y manteniendo todas las medidas de seguridad exigidas como el uso de mascarillas y guantes. Tampoco hubo una asistencia masiva de clientes, más bien lo contrario. «No estamos teniendo problemas», señaló uno de los dependientes, Óscar Novo.

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