Diario de León

La discapacidad en la cuarentena social

Respiro al confinamiento en Aspace

El Estado de Alarma retiene en las residencias y pisos de Aspace a 45 personas con parálisis cerebral para protegerlas de un virus que sería devastador Los paseos terapéuticos alivian el ‘encierro’ de los residentes de San Lorenzo

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La cuarentena social por el Covid-19 ha asestado un golpe a las décadas de lucha por la visibilidad y la integración social de las personas con discapacidad. Cerrados los centros de día y ocupacionales, las residencias se han convertido en búnker para evitar que entre el virus.

Un total de 24 personas de Aspace León viven en las residencias San Froilán, en el complejo San Cayetano. Son personas con grandes necesidades de apoyo para la vida diaria. El encierro es total. El 12 de marzo, dos días antes de que el Gobierno decretara el estado de alarma, la asociación decidió tomar las primeras medidas para proteger del coronavirus a las personas con parálisis cerebral y discapacidades afines que viven en sus centros. Aislarles del exterior como medida de precaución.

Esto supuso cambiar las dinámicas de entrada y salida del personal para evitar al máximo los contactos y ampliar los turnos, que pasaron a ser 12 horas, para reducir el trasiego desde el exterior. El confinamiento se planteó con un horizonte de dos semanas como para toda la población. Pero la sucesión de acontecimientos ha extendido la medida, al menos, hasta el 26 de abril.

Menos riesgos

En la residencia San Froilán se han alargado los turnos del personal para reducir el trasiego

Se acabaron las salidas a casa y las visitas de las familias. Las videollamadas organizadas desde el equipo psicosocial son el único contacto que pueden mantener entre residentes y familiares. Las videollamadas las puede solicitar tanto la familia como el residente.

Javi, a pesar de su comunicación limitada, entiende que no puede salir, pero no por ello deja de desear volver a la normalidad. «Quiero ir con mamá, quiero ir con mamá», suele decir a su madre cada vez que se ven y hablan a través de la pantalla. Se entienden perfectamente con gestos y con el lenguaje verbalbásico que domina Javi.

Contacto visual

Las videollamadas son el único contacto de las familias con los internos desde el 13 de marzo

Lo mismo sucede a muchas de las personas con discapacidad que están aisladas en sus casas con los familiares, porque no pueden acudir al colegio La Luz o al centro de día de San Feliz de Torío. «Pueden entender que no pueden salir, pero están señalando con el dedo a la puerta», comenta el trabajador social, Luis Fernández Santos. Son 48 personas a las que les ha cambiado la vida y para las que sus familiares, con el apoyo de Aspace León, han tenido que buscar nuevos recursos asistenciales como la ayuda a domicilio para poder atenderles.

En la residencia de San Lorenzo, con 21 personas que gozan de diferentes grados de autonomía, los paseos terapéuticos son otra de las vías de escape al confinamiento. Desde que el Ministerio de Sanidad autorizó, el 20 de marzo, la salida a la calle de personas con trastornos del espectro autista y conductas disruptivas, la vida en la residencia de San Lorenzo de Aspace se ha hecho un poco más relajada.

No les olvides

Las redes sociales son la ventana al mundo de las personas con parálisis cerebral en León

La mayoría de las personas con parálisis cerebral entienden que un hecho extraordinario como el Covid-19 impide llevar la vida normal. Otra cosa es que asuman que eso no se se puede cambiar por ahora.

Paco, Manolín y Alfonso son tres de los residentes de estas viviendas ubicadas en un bloque de protección oficial del barrio de San Lorenzo.

Son bien conocidos en el barrio donde hacían vida social en la calle y en las cafeterías. Ahora salen acompañadas por las personas que les atienden por la mañana o por la tarde. Con una sonrisa en la boca y con el buen humor de la complicidad que hay entre cuidadoras y residentes después de, en muchos casos, años de relación.

Son personas que aparte de la discapacidad física pueden presentar algún trastorno de la conducta por su situación mental. Dar un paseo, aunque sea de cinco minutos, supone un respiro para hacer el día más llevadero. El resto del tiempo lo pasan entre su habitación y una sala que tienen con televisión y diferentes juegos para jugar en grupos pequeños y guardando las distancias. s, un aula de terapia ocupacional donde en grupos pequeños pueden jugar al dominó pintar, ordenadores

Cuando salen a pasear, nunca se olvidan del sobre en el que llevan el carné de identidad, el grado de discapacidad y la o el auxiliar que les acompaña por si les para la policía, aunque todavía no se ha dado el caso. Las auxiliares trabajan protegidas con epis (equipos de protección invidual) compuestos de bata de plástico, doble guante, mascarilla y pantalla de protección. La seguridad como profesionales es crucial por su salud y la de las personas que cuidan.

El ocio, esas esperadas salidas por la ciudad, también se ha quedado en hibernación. Pero el equipo de voluntariado realiza una labor de difusión de la actividad de las familias, las residencias y el cole en las redes sociales para que nadie se olvide de que las personas con discapacidad siguen ahí.

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