Diario de León

Carlos Martínez Alonso | Inmunólogo

«No sabemos cuánto tiempo dura la inmunidad tras pasar el virus»

Carlos Martínez Alonso, ayer en su despacho en Madrid. DL

Carlos Martínez Alonso, ayer en su despacho en Madrid. DL

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El inmunólogo leonés Carlos Martínez Alonso (Villasimpliz de Gordón, 1950), secretario de Estado de Investigación en 2008 con el Gobierno de Rodríguez Zapatero, cargo que ocupó tras dejar la presidencia del Consejo Superior de Investigación Científica (Csic), reivindica el papel de los inmunólogos en la estrategia contra el coronavirus y alerta de que iniciar la desescalada sin hacer test masivos a la población no es recomendable para evitar un repunte.

—Los expertos dicen que este virus es desconocido y por tanto no se tiene conocimiento histórico sobre cómo actuar ¿qué se sabe y qué no se sabe con certeza del coronavirus?

—Este coronavirus 2 (SARS CoV-2) causante del síndrome respiratorio agudo Covid.-19, pertenece a la especie beta de coronavirus que infectan a humanos y comparten parte de la secuencia genética con los coronavirus SARS-CoV y MERS-CoV , responsables del Síndrome Respiratorio Agudo SARS-2002 y el síndrome respiratorio de Oriente Medio MERS 2012, respectivamente. Es nuevo, pero tiene al menos familiares conocidos

—El Gobierno dice que quiere hace test masivos para aislar a los positivos asintomáticos ¿cree que es una medida acertada?

—Siguiendo las recomendaciones de la OMS y las estrategias de países donde mayor éxito ha tenido la lucha contra el SARS-CoV-2, como Corea del Sur, Singapur o Alemania, la medida más eficiente ha sido hasta ahora la realización de test masivos, tanto los que permiten identificar las personas infectadas, mediante la PCR, como aquellos que detectan a los individuos que han generado una respuesta inmune eficiente contra el virus. Es importante destacar que entre los infectados existe una fracción alta de individuos que no sufre alteraciones, son los llamados asintomáticos. Si embargo, sin saberlo, son capaces de trasmitir el virus e infectar a otros individuos y consecuentemente su identificación resulta fundamental para estimar la población que ya ha tenido exposición al virus y poder controlar su expansión a otras personas..

—¿Cree factible hacer la prueba de anticuerpos para saber quién está inmunizado? Si una persona pasa la enfermedad ¿se sabe con certeza  que ya queda inmunizada?

—A la vez que se identifiquen los individuos asintomáticos y para poder planificar la salida del confinamiento, es necesario saber quiénes han respondido adecuadamente a la infección viral. Para ello se dispone de los test rápidos. Los datos actuales, tanto en humanos como en otros modelos experimentales, confirman la capacidad de responder contra el virus produciendo anticuerpos IgM e IgG que protegen a los individuos frente a posibles reinfecciones. Todavía se desconoce cuánto dura esta protección, entre otras cosas porque la pandemia es reciente y aún carecemos de información sobre si esta respuesta conlleva resistencia a largo plazo como ocurre con la respuesta a otros virus.

—Si se consigue parar esta pandemia ¿en otoño habrá más riesgos?

—De nuevo no se dispone de información para poder responder a esta cuestión. Desconocemos como evolucionará este virus, evolución que dependerá en gran medida de la respuesta inmune comunitaria y de la propia evolución del virus. Las epidemias ocasionadas por otros coronavirus como SARS-2002 y MERS-2012 desaparecieron, si bien no se pueden considerar erradicadas, porque el virus puede estar presente en reservorios animales.

—Como inmunólogo, ¿cree que las medidas del Gobierno son las adecuadas? ¿se tomaron a tiempo?

—La decisiones sobre las medidas que deben adoptarse, resultan siempre más fáciles a posteriori de los hechos. El Gobierno, como el resto de los gobiernos, se enfrentaba a una pandemia producida por un virus desconocido, y en gran medida las pautas sobre las medidas a tomar provenían de las estrategias que estaban resultado exitosas en otros países. Quizás se podría haber reaccionado antes, pero las indicaciones de la OMS tampoco recomendaron medidas mas drásticas inicialmente. Hubiera sido importante haber podido poner en marcha medidas para realizar test de manera mas generalizada en la población, e incluso, haber implicado más directamente a la comunidad científica en su puesta a punto, en colaboración con las autoridades sanitarias. El test de PCR es fácil de realizar para la comunidad científica experta en bióloga molecular. Hay muchos laboratorios en España que se podían haber puesto en marcha con este objetivo. Así mismo, ha sido muy complicado disponer de los suficientes materiales de protección para el personal sanitario y también para la población general. Afortunadamente, en este momento estas limitaciones parecen estar razonablemente resueltas.

—Una vez que se levante el confinamiento ¿qué medidas habría que tomar? 

—Creo que es necesario, como decía anteriormente, identificar a los individuos positivos asintomáticos, y aquellos que han generado una respuesta adecuada frente al virus. Unos para aislarlos y evitar que transmitan el virus a otras personas, y los segundos porque podrán integrase de nuevo a la vida normal. En ausencia de esta información, hay que ser muy cauteloso en cuanto a flexibilizar las medidas de confinamiento, para evitar una posible ola de infecciones. De nuevo aquí estamos ante un escenario del que tenemos muy poca información y la que tenemos no es demasiado optimista. Tanto en China como en Corea del Sur vuelven a aparecer casos de personas infectadas con el coronavirus, bien es cierto que parece que son importadas, lo que actualmente es difícil de evitar con la globalización

—La ciencia busca una vacuna o un tratamiento ¿tardará mucho?

—El tratamiento terapéutico contra el virus se basa en la identificación de compuestos anti virales eficaces para las personas infectadas y en la obtención de una vacuna, para todos, como medida profiláctica. La generación de una vacuna eficiente es actualmente una carrera en la que participan más de 40 compañías utilizando diferentes estrategias. Algunas están más adelantadas y distintos países, USA, Alemania China y también España han apostado por algunas de ellas. Alguna de ellas ya han sido experimentadas en animales, en incluso ya se han hecho ensayos clínicos de toxicidad. Hay razones justificadas para el optimismo, pero su uso generalizado de vacunas todavía tardara. Muy parecida es la competición en la búsqueda de nuevos antivirales eficaces. Mientras tanto, se han empezado a utilizar algunos tratamientos que parecen ser eficaces en algunos pacientes críticos, como los anticuerpos contra la inteleucina 6 o contra su receptor. Y otros cuya eficacia aún está evaluándose en ensayos clínicos, como el de la cloroquina o los anticuerpos generados por las persona infectadas; un tratamiento similar al que se siguió en el caso de del virus de Ebola

«Los inmunólogos tenemos mucho que aportar y nadie nos tiene en cuenta en el debate»

—¿Cuál es el tratamiento actual más adecuado?

—En ausencia de un tratamiento específico, los que se aplican son dependientes de la evolución de los pacientes. Paracetamol en aquellos con síntomas leves, cloroquina combinada con antibióticos en casos mas agudos, e inhibidores de la interlecucina 6 (IL-6) combinados con otras terapias, en los pacientes críticos entre otros muchos.

—¿Qué repercusiones tendrá para el sistema inmune este virus?

—No lo sabemos con precisión. De los escasos datos que tenemos la infección genera linfopenia, que se recupera con la superación de la enfermedad y que va asociado a un incremento de los linfocitos B y T y la producción de anticuerpos específicos para el virus SARS-Cov-2. Desgraciadamente en un grupo de infectados y sin saber las causas, de produce un cuadro clínico asociado a la respuesta inmune exagerada y un proceso inflamatorio incontrolado ‘una tormenta de citoquinas’ que conduce a un fracaso multiorgánico que termina en el fallecimiento. Se ha asociado el incremento a los niveles ferritina y de la IL-6 como posibles predictores de esta evolución.

—¿Viviremos más pandemias de este tipo?

—Muy posiblemente. Además de las epidemias SASR-CoV y MERS-CoV mencionadas anteriormente hemos sufrido la presencia del ébola, la gripe A, el sida y, como consecuencia de la globalización cada vez más estaremos expuestos a nuevos agentes infecciosos.

—¿Qué repercusión tendrá esta pandemia en el enfoque de la investigación de ahora en adelante?  

—Una de la palabras que más frecuentemente que hemos escuchado con esta pandemia es la necesidad de oír a los científicos. El presidente en sus comparecencias ha asegurado que la toma de decisiones frente a la pandemia, siempre ha sido una vez oídos el/los comités científicos que le asesoran. Parece por tanto que hemos aprendido que la investigación es el mecanismo para entender y luchar contra la pandemia. Es el instrumento que hace a los países dueños de su futuro. Nunca se ha dicho tan claro, la ciencia es el instrumento de las sociedades avanzadas para lucha contra lo desconocido. Sin embargo coincido con la apreciación de Javier Sampedro «La ciencia y la medicina a la que tanto elogiamos ahora volverán a sufrir recortes y privatizaciones, porque las prioridades volverán a ser otras, algunas justificables y otras inconfesables» .

—¿Qué repercusión tendrá en los proyectos de investigación el parón económico?

—En base a los reales decretos aprobados durante esta pandemia se han activado mecanismos para extender el contrato de trabajo de los jóvenes científicos. Un aspecto relevante es que una buena parte de la respuesta contra el virus viene determinada por la activación del sistema inmune. Para bien, porque es el responsable de la neutralización del virus, y si se termina demostrando,  responsable de la memoria inmunológica que nos conferiría resistencia a futuras infecciones  y para mal, porque ocasiona la ‘tormenta de citoquinas’ responsable del fallecimiento de aquellos pacientes en los que esta  no se puede controlar.  Los inmunólogos tanto desde la investigación básica como clínica contribuyen a la comprensión de la respuesta inmune eficiente; a desarrollar nuevas  pautas terapéuticas novedosas; a prevenir y paliar los efectos negativos de la tormenta; aspectos fundamentales para combatir el virus hoy y desarrollar estrategias para el mañana.  Sin embargo, sus opiniones y contribuciones al debate científico no han tenido mucha presencia en los distintos medios.

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