Diario de León

CRISIS POLÍTICA EN PONFERRADA Campo de batalla entre los dirigentes socialistas

Villarrubia intentó que Folgueral se quedara para alargar la crisis en Ferraz contra López

El alcalde rechazó la propuesta del secretario autonómico de que dimitiera hoy de la Alcaldía, nombrara un sustituto y esperara a una reelección al ver que pretendían usarle en las guerras internas del PSOE .

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PABLO R. LAGO | LEÓN
León

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Que el PSOE nacional está dirimiendo sobre el tablero de Ponferrada una guerra intestina sin cuartel y de dimensiones incalculables, autonómicas y nacionales, ha dejado de ser un secreto a voces. El secretario de Organización, Óscar López, tutor de la moción para desalojar al PP de la Alcaldía, es el gran objetivo a batir por la vicesecretaria general, Elena Valenciano. La lugarteniente de Rubalcaba contó ayer con la colaboración activa del secretario general de los socialistas de Castilla y León, Julio Villarrubia, heredero de López en el feudo autonómico para intentar alargar la crisis y dejar en la ejecutiva de hoy contra las cuerdas a Óscar López. El palentino se ha convertido en el principal enemigo del segoviano. Sus diferencias, agravadas y escenificadas por todo lo alto con la ‘crisis de Ponferrada’, han quedado patentes interna y externamente en los últimos meses.

Villarrubia, aliado con la número dos de Ferraz, trató por todos los medios de evitar que ayer se marchara del PSOE Samuel Folgueral para dilatar la crisis y así colocar en el precipicio de la dimisión a Óscar López, autoinculpado la noche del viernes del pacto con Ismael Álvarez, según desvelaron a este periódico fuentes del PSOE en Madrid y Valladolid. A López, angustiado por la presión, no lo quedó más remedio que salir a la palestra para proteger a Rubalcaba, quien sabía desde el principio que la Alcaldía ponferradina se iba a ganar con el voto del que fuera condenado por acoso sexual a la ex edil del PP, Nevenka Fernández.

Villarrubia pretendió, aludiendo siempre a «la tesis de Alfredo (Rubalcaba)», según cuentan varios protagonistas que vivieron ayer el episodio de primera mano, entre ellos Folgueral, que el alcalde se quedará en el partido. Le propuso que hoy dimitiera de la Alcaldía y nombrara un teniente de alcalde que llevara las riendas hasta que se incorporará a la concejalía el sustituto de Ismael, el ex atleta Sergio Gallardo. Argumentó ante Folgueral que, un informe jurídico avalado «por Alfredo», permitiría que, en una nueva elección, tras la renuncia de los siete concejales socialistas, Folgueral volviera a ser proclamado alcalde en el escaso margen de unos días, pero ya sin el voto explícito de Ismael. De esta forma sortearía el escollo de haber sido elegido con el voto de un acosador, que tanto escandalizó a Rubalcaba el viernes a pesar de que estaba al tanto de todo desde hace dos semanas.

Rocambolesca «ingeniería electoral», que no se tragó el todavía vicesecretario provincial del PSOE leonés.

Es más, Folgueral era más que consciente, «por las informaciones que tengo de otro sector de Ferraz», según confesó a su entorno, que «me la pretenden jugar». Informaciones que le llegaron vía el responsable de Política Municipal, Gaspar Zarrías, principal valedor de López en la bronca que mantuvo el mismo lunes que se anunció la moción con Elena Valenciano, radical opositora a pactar con Ismael Álvarez mientras estuviera activo. «Lo que quieren es enterrarme para no perder la Alcaldía de Ponferrada. Sé que luego yo no iba a tener el apoyo de Rubalcaba para una siguiente reelección», reflexionó.

Lo que intentó Villarrubia ayer fue apuntalar la ‘crisis de Ponferrada’ para llegar con ella a la ejecutiva federal de hoy y que le estallara a un «muy tocado» Óscar López. Siempre con el beneplácito de la número dos de PSOE, la más activa a la hora de convencer a Rubalcaba el viernes para que ocho horas después de ganar la Alcaldía diera marcha atrás y organizara el bochornoso espectáculo que los últimos tres días ha sacudido Ponferrada y los cimientos del PSOE en varios estamentos y latitudes.

Para intentar alargar la agonía de la crisis abierta en Ferraz, Villarrubia envió a primera hora de la mañana a Ponferrada a su fiel número dos, el fracasado ‘fontanero’ burgalés Julián Simón, ante la sorpresa de dirigentes locales, comarcales y provinciales. Llegó sin avisar. Trató de puentear al propio secretario provincial, Tino Rodríguez, desconocedor de la truculenta operación.

A las diez y media, Simón, un acomodado político en la mesa de las Cortes de Castilla y León, recibió la contundencia que Folgueral ha esgrimido desde que se enteró que Rubalcaba decía digo donde dijo diego. «Tengo la decisión tomada. No creo en vosotros porque habéis cambiado demasiado de excusas y además eso no es lo que piensa Rubalcaba», le espetó con su laconismo habitual.

Lo que piensa Rubalcaba, lo ha sabido Folgueral por terceros. Pues el secretario general del PSOE sólo ha utilizado intermediarios para comunicarse con él. El alcalde ponferradino intentó sin éxito hablar con Rubalcaba para que le escuchara. Rubalcaba jamás quiso escucharle durante los últimos tres días.

Julián Simón rogó a Folgueral que esperara a Villarrubia antes de anunciar ninguna decisión. Más contundencia de Folgueral. Simón se evidenciaba derrotado ante la imposibilidad de torcer la voluntad del que ha sido protagonista político en España los últimos tres días.

Villarrubia tuvo que recurrir al teléfono. «Espera a que llegue yo a Ponferrada, que tengo un informe jurídico que avala Alfredo (Rubalcaba), para que veas que es posible la reelección». Al otro lado del celular, la negativa de Folgueral: «Tengo ya convocados a los medios para anunciar mi decisión». Dejaba el PSOE, como adelantó diariodeleon.es . «La verdad que no regateó demasiado Villarrubia», contó a sus concejales.

Óscar López, conocedor en todo momento de la maniobra de Villarrubia, interpretó desde el principio que detrás había una operación conectada con Elena Valenciano para derrocarle. «O ayer se iba Folgueral o dimitía, o el que mañana (por hoy) se tenía que marchar era Óscar López», confesó a este periódico un dirigente autonómico del PSOE afín al portavoz socialista en las Cortes de Castilla y León.

López vio el peligro acecharle e inmediatamente transmitió directrices y a través de terceros hizo sabedor a Folgueral que lo que le proponía el secretario autonómico era una trampa de doble filo: contra el alcalde y, sobre todo, contra el secretario de organización federal.

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