Diario de León

La abuela del Bierzo cumple 110 años en Sabadell: "No me duele nada"

La abuela de la comarca leonesa del Bierzo, Felicitas Estaban, ha cumplido 110 años y lo ha hecho en Sabadell (Barcelona), donde vive desde hace años con su hijo Antonio, de 72. A la izquierda, su hija, Esther. ANA F. BARREDO

La abuela de la comarca leonesa del Bierzo, Felicitas Estaban, ha cumplido 110 años y lo ha hecho en Sabadell (Barcelona), donde vive desde hace años con su hijo Antonio, de 72. A la izquierda, su hija, Esther. ANA F. BARREDO

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La abuela de la comarca leonesa del Bierzo, Felicitas Estaban, ha cumplido 110 años y lo ha hecho en Sabadell (Barcelona), donde vive desde hace años con su hijo Antonio, de 72.

Felicitas nació en 1913 en Sejas de Sanabria, en el municipio zamorano de Manzanal de los Infantes, aunque pasó la mayor parte de su vida en la comarca leonesa del Bierzo, a la que llegó siendo muy joven tras casarse y trasladarse a San Román de Bembibre con su marido, Francisco González, catarrero de profesión.

Ambos llegaron al pueblo para prosperar porque sabían de la riqueza de esta comarca leonesa por aquel entonces gracias a la minería.

Allí construyeron dos casas, compraron tierras y viñas y tuvieron seis hijos, de los que viven cinco, debido a que Nazario, el mayor, falleció en accidente de tráfico, una tragedia que marcó a la familia.

También vivió otro de los episodios que marcó a la familia, el ser madre de una de las “niñas de la bomba”.

Tita (Esther), la segunda hija, fue una tarde de hace 72 años al río a la hora de la siesta con cinco amigas y, allí, jugando, se encontraron con un pequeño artefacto que parecía un sombrero de muñeco.

Una de ellas lo quiso arrancar de un palo en el que estaba tirado en el río y a golpes quiso quitarlo, lo que provocó la explosión de lo que era una bomba de mano de la Guerra Civil.

Esa niña murió y el resto quedó herida por la metralla, Tita en las piernas, en las que aún conserva las cicatrices de aquella tragedia.

Felicitas no utiliza gafas ni bastón y no necesita más que dos pastillas al día, una para 'tranquilizar' a las voces que la confunden por la sordera que padece y la otra para regular los niveles el azúcar.

“No me duele nada”, dice si le preguntas cómo se encuentra, según explican a EFE sus familiares.

El cumpleaños de este mujer fue el 22 de noviembre, pero ha sido este sábado cuando se ha reunido en Sabadell la familia, buena parte de ella llegada del Bierzo, para homenajear a la que ya es por derecho propio una de las personas más anciana de España. 

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