Diario de León

Historia

El historiador Tito Fernández rebaja a menos de 200 los muertos del tren 421

«El 63% de los fallecidos era de las fuerzas armadas y al régimen le interesaba ocultar el suceso».

Tren carbonero y el de maniobras tras el segundo choque. ARDURA

Tren carbonero y el de maniobras tras el segundo choque. ARDURA

Ponferrada

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«Los vagones del túnel quedaron como un acordeón, con gente decapitada y presa por las rodillas en los departamentos y el que pudo salir lo hizo después de romper los techos», contaba ayer el historiador berciano Vicente ‘Tito’ Fernández, minutos antes de adelantar en una charla en Torre del Bierzo algunos de los detalles sobre la catástrofe del tren correo 421 que incluirá en el libro que publicará en cuestión de semanas sobre la tragedia de la que hoy se cumplen setenta y cinco años.

Y lo primero que va a contar, Fernández en una lista con nombres y apellidos que identifica a todos los fallecidos aquel 3 de enero de 1944 en el choque de tres convoyes ferroviarios, es que el número de víctimas mortales está por debajo de las 200, dando la razón a quienes han cuestionado antes la cifra de entre 500 y 800 muertos que han barajado las estimaciones más pesimistas y que incluso avala el testimonio, quizá sugestionado por la leyenda, aportado por algunos ferroviarios. Solo con un cálculo de los viajeros que ocupaban los cinco vagones incendiados en el túnel —dos de ellos de correos, y sin ninguna víctima, y uno con un bar que se encontraba vacío en el momento del impacto— queda claro, recuerda Fernández, que el número de muertos nunca pudo ser tan alto como algunos dijeron, pero sí el doble de los 83 que facilitaron las autoridades.

A la espera de conocer el último listado, y de saber si finalmente será posible que el libro incluya fotografías inéditas —más allá de la serie que tomó el camionero Aladino Ardura y que publicó al completo Diario de León en 2013— de un particular que se encuentran en el Archivo Histórico de Salamanca, Fernández, que ha recopilado hasta trescientos testimonios sobre la catástrofe, afirma que «el 63 por ciento de los fallecidos era de las fuerzas armadas», incluyendo los ferroviarios militarizados. Y eso, junto al desprestigio y la propaganda negativa que suponía una catástrofe de tal magnitud —aún con menos de doscientos muertos, el de Torre sigue siendo el mayor accidente ferroviario de la historia de España— hacía que «al régimen le interesara ocultar el suceso». El historiador berciano resaltó que la censura de la noticia fue «evidente», con un tratamiento en los medios muy por debajo de la magnitud de la catástrofe, aunque algunos periódicos gallegos si hicieran un esfuerzo por contar las historias de algunas víctimas.

Absueltos en el juicio

Fernández también recordó ayer que el juicio al que se sometió en Valladolid al maquinista (que sobrevivió junto al fogonero) al jefe de Tracción de la Séptima Zona Luis Rázquin, a su superior Romeo López y al visitador Saldaña, terminó con la absolución de todos los acusados. La explicación que adelantaron los primeros informes de Renfe —incluida el acta sobre el estado de los frenos elaborada a los siete minutos de la tragedia difundida por este periódico el pasado domingo— fue la que el tribunal dio por buena; el accidente fue «fortuito» y se debió a una obstrucción de la tubería general del sistema de frenado. Y aunque el fiscal opinara lo contrario, no cabía hablar de negligencia.

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