Diario de León

«Los incendios domésticos han sido frecuentes en los pueblos del Bierzo»

José Antonio Balboa presenta hoy su libro 'Arde León. Los incendios en su historia’

José Antonio Balboa, ayer, con el libro que hoy presenta. DL

José Antonio Balboa, ayer, con el libro que hoy presenta. DL

Ponferrada

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El Museo de la Radio acoge hoy, a las 19 horas, la presentación del libro de José Antonio Balboa «Arde León. Los incendios en su historia». La comarca está muy presente en la última obra de este investigador berciano.

—¿Le ha costado mucho documentar el libro?

—Al contrario que la mayor parte de los libros de historia en los que el historiador se plantea un problema, una hipótesis, y busca la documentación para abordarlo o confirmarla; en este caso, la documentación la fui reuniendo a lo largo de muchos años. No recuerdo cuando redacté una primera ficha sobre un incendio, ni por qué me interesó; solo sé que año a año mis ficheros se fueron llenando de ellas hasta documentar casi 400 incendios en la provincia de León.

—¿Y cómo ha planteado el libro?

—Escribir este libro exigió plantearme una metodología adecuada para abordar su estudio, clasificándolos primero: incendios bélicos e incendios domésticos, y dentro de estos: incendios de pueblos, del patrimonio, de la industria, forestales; luego indagar sus causas, estudiar a lo largo del tiempo cada uno de ellos, cómo lucharon nuestros antepasados contra ellos o sus consecuencias, etc. El trabajo ha sido arduo, el libro tiene 666 páginas, pero muy satisfactorio porque, más allá de su oportunidad en un año de incendios como este 2022, es un libro original sobre una temática muy poco tratada en la historiografía.

—¿Qué incendio le ha marcado al escribr este libro?

—No me quedaría con ninguno porque todos han causado daños horribles a los que los sufrieron, tanto los ocasionados por guerras o conflictos civiles, como los fortuitos. Es cierto que algunos incendios, analizados no con cinismo sino con perspectiva histórica, tuvieron consecuencias positivas. Dos ejemplos: El incendio del barrio de San Martín, que se situaba al norte y al exterior del recinto amurallado de León, en 1654, permitió la construcción de la magnífica plaza barroca, que es la Plaza Mayor de León. En 1886 el viejo palacio episcopal de Astorga ardía completamente al poco de llegar el obispo Grau Vallespinós, paisano y amigo de Antonio Gaudí. El viejo caserón se convirtió en el actual palacio episcopal (hoy sede del Museo de los Caminos). La presencia de Gaudí llevó a un miembro de la numerosa colonia catalana, al señor Botinós (Botines), a pedirle que le diseñara los planos de su comercio y casa, que hoy es el Palacio Botines. Hay algunos ejemplos más, pero en general los incendios lo destruyen todo. Como historiador siempre he deplorado los incendios de los archivos de la catedral de Astorga y el monasterio de Carracedo durante la Guerra de la Independencia, porque en ellos se perdió una buena parte de la documentación que nos permitirían conocer mejor nuestra historia.

—¿Cuáles son los más importantes del Bierzo?

—Son de dos tipos: dentro de los incendios bélicos los incendios de pueblos e iglesias en la Guerra de la Independencia, en que ardieron total o parcialmente en nuestra comarca unos treinta pueblos, y las iglesias del Ecce Homo de Bembibre, San Andrés de las Puentes, San Román de Bembibre. También durante la Segunda República en que los republicanos quemaron en León 48 iglesias, muchas de ellas en el Bierzo: Sancedo, Arganza, Toral de los Vados, San Pedro de Ponferrada... Los incendios domésticos han sido muy frecuentes, concretamente los de pueblos en el Bierzo, que probablemente superen el 40% de todos los ocurridos en la provincia, por el carácter concentrado y la utilización de madera y cuelmo en su construcción. De todos ellos pueden recordarse los de El Acebo y Villanueva de Valdueza en el siglo XVII; Sorbeira y San Miguel de las Dueña, en el XVIII; y los de Candín, Folgoso de la Ribera, Balouta, Matalavilla y Quintana Fuseros en el siglo XIX. En el siglo XX todavía muchos bercianos recuerdan los de Suárbol, en 1957, Suertes de Ancares en 1965 y Langre en 1985. En todos los mencionados en esos siglos el número de viviendas destruidas fue muy considerable, entre la mitad y el total.

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