Diario de León

“Me introdujo los dedos durante minutos y me dijo que si seguía haciéndolo llegaría al orgasmo”, afirma la presunta víctima del médico de Toral de los Vados

La joven asegura que T.F.C. le hizo “preguntas incómodas”, tras lo que le “frotó el clítoris” y le “introdujo los dedos en la vagina como si fuera una penetración”

Un momento del juicio celebrado esta mañana. RAMIRO

Un momento del juicio celebrado esta mañana. RAMIRO

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“Me hizo preguntas incómodas, me frotó por la zona del clítoris, tras echarse lubricante en los dedos, me los introdujo en la vagina como si fuera una penetración. Estuvo bastante rato haciendo eso y me dijo que si seguía haciéndolo llegaría al orgasmo”. Con estas palabras relató hoy l a presunta víctima del médico T.F.C. de Toral de los Vados , acusado de un delito de abuso sexual contra ella en su consulta cuando tenía 18 años.

De acuerdo a su relato, la joven acudió a la consulta de Villafranca del Bierzo porque llevaba ocho meses sin tener la regla. Fue allí donde le atendió la matrona y le hizo un test de embarazo, pero determinó que acudiera a un especialista en el Hospital de El Bierzo, para lo que se necesitaba la firma del médico, ya que la suya estaba de baja.

La joven se desplazó a Toral de los Vados con su madre y su abuela. Una vez en la consulta, “el médico empezó a reírse de lo que le contaba” y hacía comentarios como “tu pareja tiene que estar muy contenta” y le dijo que “antes de hacer el volante se tenía que tumbar en la camilla”. “Allí me empezó a tocar por la zona de la pelvis, luego me dijo que me desabrochara el pantalón y que me lo bajara y me empezó a hacerme preguntas como desde cuando me depilaba la zona vaginal o si llegaba al orgasmo en mis relaciones sexuales y yo me sentía muy incómoda”, detalló.

El facultativo le dijo que se bajara la ropa interior y “fue ahí cuando empezó a frotar el clítoris” de la joven, que se encontraba “en estado de shock”. “Después se acercó a la puerta y escuché el sonido del pasador. Volvió a la camilla, se sacó un bote del chaleco que llevaba puesto, se lo echó en los dedos y me los introdujo en la vagina como si fuera una penetración durante bastante rato”, contó hoy.

En su declaración, la víctima también expuso que el facultativo la mandó “ponerse de pie y colocar los codos sobre la camilla” para “seguir introduciéndole los dedos” en la vagina. Fue en ese momento cuando le dijo que “si seguía haciendo eso llegaría al orgasmo”, a lo que ella respondió que no. Finalmente, el médico paró, la joven se sentó en la silla y él le hizo el volante a por el que había acudido, sin que quedara reflejado “nada de la exploración”.

La joven, de 18 años en aquel momento, salió de la consulta “en estado de shock”, porque sabía que lo que había pasado “no era normal”. Una vez fuera del centro de salud se puso a llorar, se sentó en el coche y se lo contó a su madre, que “fue a pedir explicaciones al consultorio”, pero la enfermera le dijo que “era normal ese tipo de exploración”. Dos días después, acudieron a la Guardia Civil para presentar una denuncia contra T.F.C.

Relato de los hechos

Los hechos tuvieron lugar en octubre del año 2021, cuando la víctima, una mujer de 18 años, acudió a la consulta de atención primaria de Toral de los Vados derivada por la matrona del centro de salud de Villafranca del Bierzo por una falta de sangrado menstrual de ocho meses de duración.

De acuerdo con las calificaciones previas, una vez que la joven se encontraba en la consulta de T.F.C., este le efectuó una entrevista y le pidió que se tumbara en la camilla para explorarla. Sin embargo, este le hizo “preguntas fuera de lugar” como “si consigue llegar al orgasmo en sus relaciones sexuales, si se masturbaba o si se depilaba su zona genital”. Tras ello, le pidió que se desnude de cintura para abajo y, con los guantes de látex impregnados en lubricante, “masajeó el clítoris de la paciente con ánimo lascivo”, al tiempo que le introdujo los dedos de la mano en la vagina a modo de penetración.

Por estos hechos, el Ministerio Fiscal pide para el facultativo una pena de nueve años de prisión, así como una orden de alejamiento de 500 metros y la indemnización de la víctima con 10.000 euros.

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