Diario de León

Fiestas de la Encina

Julio Llamazares: «El Bierzo se ha quedado en un agujero negro de la geografía»

El escritor presenta en Ponferrada el libro de Álida Ares sobre su obra y avisa de que la comarca necesita ayuda del Estado para salir de la oscuridad

Julio Llamazares, Álida Ares, Ernesto Martín y Patricia Pérez, ayer en el centro asociado de la Uned. L. DE LA MATA

Julio Llamazares, Álida Ares, Ernesto Martín y Patricia Pérez, ayer en el centro asociado de la Uned. L. DE LA MATA

Ponferrada

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Cuenta Julio Llamazares, el autor de Luna de lobos y La lluvia amarilla , que cuando viaja de noche en avión comprueba que la electricidad delata al país en el que vivimos. «Las dos Españas ya no son las de Machado —decía ayer el escritor de Vegamián en Ponferrada—, hay una España creciente y una España menguante». Y la evidencia está en la luz. Aquellos lugares más iluminados como la cuenca del Mediterráneo, el eje de Madrid a Zaragoza o Valladolid y las costas revelan dónde está la España próspera. La oscuridad enseña, sin embargo, la otra España, «la del olvido».

Y en una zona de sombra en el mapa, por desgracia, se encuentra la comarca del Bierzo. En una encrucijada sin luz. «El Bierzo se ha quedado en un agujero negro de la geografía», advertía ayer Llamazares, que se desplazó a Ponferrada para participar en la presentación del libro que la filóloga afincada en Italia Álida Ares ha escrito sobre su obra y que lleva el título de una de sus celebradas columnas en diario El País; El hilo de oro , que no es otro que el hilo de la vida.

Llamazares, escritor ‘apátrida’ desde que el agua del pantano del Porma inundase su pueblo natal —y de ello habla en sus primeros poemas y en su novela Distintas formas de mirar el agua — no se anduvo con paños calientes cuando la prensa le preguntó por la situación de la provincia a los dos lados del puerto de Manzanal. «León está muy mal y el Bierzo está peor», afirmó minutos antes de su intervención en la sede del centro asociado de la Universidad Nacional a Distancia (Uned), ante un auditorio que llenó —con el aforo limitado por la pandemia— el salón de actos.

Y esta «España del olvido» que es León y el Bierzo en especial no saldrá del agujero, afirmó el autor de Memoria de la nieve y La lentitud de los bueyes , sin ayuda de las administraciones. «El Bierzo se ha quedado como en un agujero negro de la geografía del que le costará salir sin las ayudas del Estado», avisó.

Antes de resaltar la evidencia, Llamazares tuvo tiempo de bromear con su condición de ‘cazurro’ leonés que cruza el Manzanal y acude a Ponferrada porque una institución de la comarca —el Instituto de Estudios Bercianos (IEB)— ha editado un libro sobre su obra y la presentación del estudio, que firma una filóloga berciana además, forma parte del programa de actividades de las Fiestas de la Encina, nada menos. «Es el éxito total», añadió socarrón.

El IEB ha enviado el libro de Ares —el título completo es El hilo de oro en la obra de Julio Llamazares — a todos los institutos de la provincia porque la publicación tiene un marcado carácter didáctico. A Llamazares, que junto a Ares estuvo acompañado por el profesor jubilado de la Universidad Pompeu i Fabra Ernesto Martín Peris y la presidenta del IEB, Patricia Pérez, reconoció que le produce «una sensación extraña» hablar de un libro sobre él. «Es como ser juez y acusado a la vez», afirmó. Y reconoció que, sin ser ningún teórico de la literatura «a veces aprendo viendo lo que la gente deduce de lo que yo escribo»

Álida Ares situó la obra de Llamazares dentro del «continuo» de la literatura occidental desde los autores grecolatinos. Ese es el hilo del que habla la filóloga en una obra que comienza recordando cómo el vaciado del pantano del Porma en 1985 hizo emerger los restos de Vegamián entre el fango y tras eso, Llamazares, que ya había escrito dos poemarios, abandonó la poesía. «Dejé de hacer poesía porque el libro que quería escribir me superó», decía el escritor en 2010 en una entrevista con el Diario de Almería citada en el libro de Áres.

Dos veces finalista del Premio Nacional de Narrativa con Luna de lobos, sobre los combatientes republicanos que se quedaron en tierra de nadie en las montañas, y La lluvia amarilla, el emocionante monólogo del último habitante de una aldea de Huesca que narra el fin de la civilización rural, Llamazares se despedía ¿temporalmente? de los lectores de su columna en El País la semana pasada con una evocación de la mina de oro de Las Médulas . Otra vez el Bierzo y uno de sus símbolos.

Y es una de las columnas de su última etapa en El País, El hilo de oro (27 de julio de 2019) la que le sirve a Ares para tirar de la madeja de la obra de Llamazares. Un texto donde el escritor recuerda a su padre Nemesio Alonso, maestro de escuela y apicultor en sus ratos libres «inclinado sobre sus colmenas mientras las horas pasan como si fueran nubes sobre su cabeza»; un hombre que entendía la vida como «un hilo de oro que las abejas tendían con sus idas y venidas del colmenar a los árboles y de estos a las retamas del monte». Un hilo de luz, no hay duda.

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