Diario de León

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SI ALGÚN día plantan frontera, ¿pagarán los estragos de su guerra, los cascos rotos? La factura ha ido subiendo como un tiro (nunca mejor dicho; y los precios de liquidación son la bomba). Son muchísimos millones en décadas de pepinazo y pistoleros. Desde un cajero automático a una central nuclear, hay muestrario de objetivos estragados en todo este tiempo de guerrear a lo bobo y ladronear a lo listo. Impone el derecho internacional que el que rompe paga. Después de cada guerra se negocian siempre estas cosas y se pasan los comisionados al efecto un largo tiempo porfiado y perrerón de conteos y evaluaciones para fijar la compensación o el arreglo. A poner. A pagar... Por todo lo hasta aquí roto -y la última salvajada es todo un facturón-, ¿cuánto habría de pedir en un futuro el gobierno español al gobierno de la república de Euskadi?; y digo república, porque monarquía no parece que pintaría la cosa, salvo en Navarra, que allí sí, allí el reino farda y da prez porque emparentaron realeza propia por todas las vecindades cuando la tierra hispaniola estaba sembrada de coronas medievales, reinos de dos cuartas y reinados de carambola. ¿Qué fórmula de gobernación y de estado elegirían los vascos si se largaran con la hijuela y en sus trece sin apeo?... Lo dicho, república, pero con todo un rosario de instancias, estancias y fueros resucitados: juntas generales y particulares, parlamentos provinciales (o se hace así, o en Guipuchi montan barrila de decibelio y catapún), municipalidades plataformeadas o mancomunadas, rediles concejiles... La tierra vasca se irá tupiendo con un manto de viejas administraciones recalificadas... y muchas nuevas convertidas en balsas del favor y del empleo leal. Puestos, que no falten. Son muchas las hormigas-soldado y los excombatientes que hay que colocar o pensionar; ellos, los primeros. Lo peor de un estado es el aparato complejo y voraz que exije, la malla de instancias, competencias y despachos. Un estado es insaciable y empieza pidiendo la erección de mucho edificio público con cargos dentro (tiesa la orden, impasible el ademán). Y como el estado vasco es objetivo uno, principal urgencia, se gastarán toda la hijuela en armarlo (uy, ¿armarlo?) y alegarán después que no les queda nada para estragos y devastaciones ajenas. Ojo.

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