Acercar las fuentes del saber

Dice Pelayo Tahoces que él, en su Ponferrada natal, tenía que salir a buscar el conocimiento. Estudió en Oviedo. Por eso Cello León, aunque requiera de León como punto de encuentro para desarrollar una intensa semana en torno al conocimiento del chelo, ofrece «que lo chicos no tengan que peregrinar para conocer a tal o cual profesor. Se trata de darle a todo el mundo la oportunidad pero que exista ese abanico de posibilidades», dice Tahoces, quien demuestra el logro de su objetivo, puesto que hay profesores que para encontrarse con ellos habría que acudir a Madrid, Zaragoza, Basilea... Y para un perfil de alumnos, por cierto, ninguno de León, que proceden de Galicia, Andalucía, Cataluña, y también de Italia, Austria o Alemania. «Son chelistas que se están formando con un compromiso profesional. O terminando, o en un posgrado, master, preparando oposiciones», relata. Y aquí cabría la posibilidad de abordar el apartado de la vocación. Para lo que Pelayo Tahoces considera que «creo que el vínculo personal con el instrumento se hace. Cuando de pequeño te preguntan qué instrumento quieres tocar, en realidad piensas: señora, no lo sé porque no he tocado ninguno...», comenta. «Yo reconozco que el sueño de mi vida no fue dedicarme al violonchelo. La vocación se va desarrollando hasta que es un vínculo como forma de vida», narra, advirtiendo la necesidad que requiere la música de estar en forma siempre.