Diario de León

Sembró la semilla de la Ilustración en León

La biblioteca que pasó por la hoguera

El centenario de la Biblioteca Azcárate, que fue crucial para la ciudad hasta que el franquismo ejecutó a algunos de sus dirigentes y quemó sus libros en la plaza de la Catedral, abre hoy la programación del Festival Internacional de Literatura (File).

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León

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La Biblioteca Azcárate, un refugio para la cultura y la libertad. Así se titula el montaje audiovisual creado por la Fundación Sierra-Pambley —que puede verse en la web de esta fundación—, en la que destacados intelectuales y escritores glosan la historia de una biblioteca que el 15 de diciembre de 1921 abrió sus puertas. Es el primer acto del Festival Internacional de Literatura en Español (File), que se celebra en todas las provincias de la comunidad, y que en esta edición coordina el periodista Jesús Ruiz Mantilla. De momento, la Biblioteca Azcárate está cerrada —y es posible que su reapertura coincida con el día de su primer centenario—, así que el acto será online. Sí serán presenciales los coloquios que protagonizarán la próxima semana los escritores José Calvo Poyato y los leoneses Luis Mateo Díez y Pedro Baños.

Fue en 1917 cuando Manuel Bartolomé Cossío, presidente del Patronato de la Fundación Sierra-Pambley, decidió la construcción de una biblioteca que albergara los fondos donados por los herederos de Gumersindo de Azcárate. El proyecto fue encargado al arquitecto municipal Manuel de Cárdenas. Los libros entonces eran un bien escaso y caro. De hecho, a los fondos de Gumersindo de Azcárate se sumaron inicialmente las bibliotecas de Felipe Sierra Pambley y Marcos Fernández Blanco, que aportaron importantes ediciones de los siglos XVIII y XIX, 404 títulos y 897 volúmenes, entre ellos la ‘imprescindible’ enciclopedia Diderot.

La biblioteca, por la que la ciudad llevaba décadas suspirando, fue todo un éxito, hasta el estallido de la Guerra Civil. El franquismo tuvo muy claro que la memoria de un personaje como Gumersindo de Azcárate debía ser amputada de cuajo , aunque hubieran transcurrido 22 años de su muerte. Y es que había sido uno de los personajes más relevantes del siglo XX, el que sembró la semilla de la Ilustración en León. Su nombre fue eliminado del callejero, incautaron la fundación que había tutelado y expurgaron y quemaron unos cuantos libros de la biblioteca. Dos de sus colaboradores, Nicostrato Vela, padre del pintor Vela Zanetti y director de la granja escuela, además del bibliotecario Pío Álvarez, fueron ejecutados, varios de los profesores sufrieron penas de prisión y los miembros del patronato de la Fundación Sierra-Pambley fueron depurados y se encomendó el gobierno de la fundación a la Diputación. En 1977 el exdiputado republicano Justino Azcárate reclamó al Gobierno la devolución de la fundación, cuestión que consiguió un año después por orden ministerial.

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