Diario de León

PATRIMONIO

Christie’s subastará en Nueva York una valiosa tabla leonesa de Nicolás Francés

Sale a la venta por 423.000 euros y los expertos no descartan que perteneciera al entorno de la Catedral.

‘La misa de San Gregorio’, pieza que se subastará en el Rockefeller Plaza el 28 de enero.

‘La misa de San Gregorio’, pieza que se subastará en el Rockefeller Plaza el 28 de enero.

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E. GANCEDO | LEÓN
León

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Cada cierto tiempo, y aún con más frecuencia en épocas de crisis, una pieza del inmenso —e inmensamente expoliado— patrimonio leonés sale a la venta en casas de subastas de medio mundo. Cientos de cruces procesionales, relicarios, crucifijos, tallas, retablos, cuadros, pedazos de capiteles, esculturas enteras... salieron de los límites del antiguo reino de León a través de los más diversos cauces con destino a almacenes de marchantes y revendedores, a hogares de coleccionistas y amantes del arte antiguo y a museos y galerías de no poco renombre.

La última pieza en sumarse a este trasiego de compraventas y traslados acaba de aparecer en una de las salas de subastas más importantes del mundo: Christie’s. En su página web, la casa fundada en Londres en 1766 y actualmente con delegaciones en los cinco continentes muestra una tabla atribuida a Nicolás Francés, gran maestro del siglo XV y autor, entre otras muchas obras, del antiguo gran retablo de la Catedral leonesa.

La tabla lleva por título La misa de San Gregorio y será subastada el próximo 28 de enero en la sede de Christie’s en Nueva York, ubicada concretamente en el Rockefeller Plaza. El precio de salida estimado da idea de la categoría de esta pieza: oscila entre los 300.000 y los 500.000 dólares (entre 254.000 y 423.000 euros), En la información del lote, Christie’s enfatiza la gran calidad de la pintura y añade que procede «de una importante colección europea».

«La atribución de esta tabla a Nicolás Francés deriva de su innegable similitud con otra obra del mismo tema realizada por el maestro, actualmente en el Museo de Bellas Artes de Boston —indican desde la casa de subastas—. Aunque es un poco más grande, el panel de Boston muestra una composición idéntica, la misma disposición espacial y figuraciones similares a las de este trabajo. Ambos cuadros destacan por la maestría de miniaturista del artista y su asombrosa habilidad en la plasmación de los pequeños detalles, características que se explican por el hecho de que Francés también trabajó como un iluminador de libros. Por último, en ambos cuadros, el artista explota brillantemente las posibilidades decorativas de los fondos de oro gracias a un delicado trabajo con el punzón: a través de puntos incisos crea un fondo ornado con hojas con elegantes arabescos que evocan la más elaborada orfebrería de la época».

Tratándose de Nicolás Francés, surge de inmediato la duda de si esta pintura al temple sobre madera pudiera haber pertenecido al antiguo retablo catedralicio, terminado por el maestro en 1434 pero muchos de cuyos paneles se trasladaron a otros templos o se ‘perdieron’ a partir de 1740, cuando los canónigos de la Pulchra, dejándose llevar por la moda del momento, procedieron a su desmantelamiento para instalar en su lugar uno churrigueresco, de Narciso Tomé.

Desde Christie’s se argumenta que el gran experto R. C. Pos afirmó que La misa de San Gregorio de Boston «podría haber pertenecido a la predela de uno de los polípticos de Nicolás Frances ahora dispersos», «y lo mismo podría pensarse de esta obra, cuya conexión estilística con el retablo mayor de la Catedral de León sugiere que incluso podría haber sido parte de ese prestigioso conjunto». «Sin embargo —prosiguen—, el marco de la pintura y la veta vertical de la madera, así como su formato íntimo y portátil, y la gran cantidad de detalles, hablan de que quizá pueda haber sido realizada para ser contemplada de cerca».

De esa misma opinión es Máximo Gómez Rascón, responsable de patrimonio de la Diócesis legionense, para quien la autoría de Nicolás Francés en este caso es innegable pero niega que hubiera pertenecido al retablo «por medidas (20.9 x 31.1), por existencia de marco y por disposición de la figura». Eso sí, destacó su importancia y concedió que podría haber formado parte del conjunto catedralicio. Y es que aunque en principio no se conoce que La misa de San Gregorio formara parte de aquel impresionante retablo gótico, lo cierto es que la mayoría de los paneles perdidos son de tema desconocido al no existir un inventario fiable tras la retirada del mismo.

Por su parte, quien fuera conservadora jefe del Departamento de Edad Media del Museo Arqueológico Nacional, la leonesa Ángel Franco, confirmó que la pieza estaba en manos particulares, pero, eso sí, transmitió a este periódico que, «aunque muy cercana al propio Nicolás Francés, a mi modo de ver pertenece a un discípulo aventajado», algo por otro lado muy corriente en aquellos tiempos en los que los grandes maestros se hacían rodear de muchos ayudantes en sus grandes talleres.

El caso recuerda al de San Guillermo de Aquitania, la tabla del retablo catedralicio vendida en 2005 a través de la galería Bernat. De aquella transacción no trascendió su importe pero podría haber superado con creces los 60.000 euros. En este caso, el medio millón de dólares de salida habla de una pieza ‘de récord’.

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