Cuando los amortajados desfilan

verónica viñas | león

Desfilan con la mortaja para agradecer que están vivos. Es una de las procesiones «más insólitas» de España. Así lo cree David Gustavo López, que ha investigado a fondo la extraña procesión que celebra la localidad de Quintana de Fuseros. Gracias a este ingeniero aeroespacial, estudioso de todo lo leonés y miembro de Promonumenta, la procesión de los amortajados era declarada el año a finales del año pasado por la Diputación de Interés Turístico Provincial.

Ahora, acaba de publicar un extenso artículo en la revista de la Sociedad Española de Antropología y Tradiciones Populares donde explica los orígenes de una ceremonia que se remonta al siglo XVIII e, incluso, podría ser anterior. El desfile se celebra el 3 de mayo, que era el mes de los lemures (lemuria de maius) o espíritus difuntos en la tradición romana. Los ‘ofrecidos’ recorren el itinerario entre la iglesia y la ermita de la localidad «portando una extraña y revestida Virgen del Rosario y el Santo Cristo de la Cabaña con el sudario y crespones morados pendiendo de sus brazos y cintura». En la festividad de San Isidro el cristo retorna a su ermita.

La ermita de Quintana de Fuseros y dos mortajas expuestas en el Museo Etnográfico de Mansilla. FERNANDO OTERO PERANDONES.

Aunque en otras localidades leonesas como en La Cuesta o en los santuarios de Nuestra Señora de La Garandilla (Valdesamario) y de la Virgen de La Carballeda (Val de San Lorenzo), así como en los pueblos gallegos de La Puebla de Caramiñal y Santa Marta de Ribarteme o en la zamorana Bercianos de Aliste hay procesiones ‘parecidas’ a la de Quintana de Fuseros, Gustavo López defiende el carácter excepcional de la que preserva esta localidad del Bierzo Alto.

«La procesión de los amortajados o de las mortajas es un acto religioso al que acuden personas de muy diversos lugares que creen haberse librado de la muerte tras sufrir alguna enfermedad o accidente graves, gracias a la intervención milagrosa del Cristo de la Cabaña. Por esta causa, en agradecimiento al Cristo, ofrecen asistir a los actos celebrados en su honor el día de la Cruz de Mayo, vestidos con la que hubiera sido su mortaja en el caso de haber fallecido».

En la lista de milagros, entre los que figuran el caso de un hombre que resultó ileso tras caerse de un tejado o el de un hombre que pudo andar tras una parálisis, destaca «la leyenda del pastor que fue atacado por los lobos mientras cuidaba de las ovejas y, tras invocar al Cristo, vio cómo éstos desaparecían en medio de un gran resplandor».

Explica López que la procesión de Quintana de Fuseros la organizan los sucesores de la Cofradía de las Ánimas —mencionada ya en el Catastro del Marqués de la Ensenada en 1754, pero extinguida en el siglo XIX y recuperada como Cofradía del Cristo de la Cabaña en 1902—.

La procesión de la localidad del Ayuntamiento de Igüeña es, por tanto, una reliquia que ha sobrevivido al paso de los siglos. La costumbre de agradecer a un santo haber sobrevivido a una enfermedad mortal, que llegó a ser muy popular entre los siglos XVI y XVIII, prácticamente se ha extinguido en toda España.