«El único destino posible de la pieza es un museo en León»

«Iba a ser destruida». Es lo que responde José Vicente Casado cuando se le pregunta por el destino que le esperaba a la placa fósil que ya ha terminado de recomponer —estaba dividida en ocho trozos— y de restaurar. «Se encontró en la escombrera de una mina, así que está claro lo que iba a ser de ella... pulverizada lo mismo que las miles de toneladas de fósiles que han sido destruidas de esa manera en nuestra tierra», denuncia.

«Por regla general, en Asturias la minería se ha venido haciendo por medio de galerías, pero en León ha sido muy normal los cielos abiertos, una práctica mediante la cual se sacan a la luz gran cantidad de fósiles», dice; aunque puntualiza que, por desgracia, estos no se suelen recuperar casi nunca. «Hay un protocolo de actuación, claro que lo hay, pero no se suele cumplir. Es algo que no está en las prioridades de empresas ni de instituciones, de la misma manera que no lo están otras cuestiones culturales como el yacimiento romano de Lancia, la plaza del Grano o la casa más antigua de León, que derribaron el lunes», critica.

«Sobre unas huellas como éstas, pero de menor antigüedad, los yacimientos de icnitas de la costa asturiana, la comunidad vecina levantó el Museo del Jurásico de Asturias, que recibe al año a unos 200.000 visitantes que comen, duermen y viajan por la zona dando trabajo a muchas personas», recuerda Casado, quien conoce bien el Muja por haber elaborado para este centro numerosas réplicas. Pero todo cuanto lleva atesorado daría para elevar en León un museo —con piezas reales— de mayores proporciones que aquél. Una petición que aún no ha encontrado eco en las administraciones.

«Yo ni pido dinero ni quiero quedarme una sola de ellas —remarca—. Sólo quiero que puedan verse en museos. Por ejemplo, la placa fósil que acabamos de recuperar ya ha pasado a formar parte de los fondos de la Fundación Cultura Minera, que deberían integrar un futuro museo paleontológico en León, ese debería ser su único destino».

Al menos, ya son varios los lugares en los que pueden verse los fósiles y recreaciones propiciadas por Casado: además del ya citado Museo de la Minería y la Siderurgia, el Museo Alto Bierzo de Bembibre y el Aula Geológica de Robles de Laciana, estos dos últimos elevados gracias al esfuerzo desinteresado y entusiasta de asociaciones culturales.

Y junto a la gran placa de barro fosilizada se apiñan cajas y cajas de réplicas y numerosos fósiles de helechos gigantes y de árboles prehistóricos. Piezas que han partido para formar parte de colecciones como el Museo de Córdoba y encargos que hacen a Casado viajar regularmente a Francia, Alemania y EE UU.

«Esta placa merece una sala propia en un museo», sostiene quien podría pasarse horas hablando de la «increíble riqueza geológica y paleontológica de León, con bosques fósiles enteros que deberían ser visitados, un legado que además está en la raíz de nuestro patrimonio minero», indica. Y aunque de momento las instituciones no se comprometen, «un día —dice— todo este trabajo se apreciará».