Diario de León

Las excavaciones en el castillo de Alba descubren una larga muralla

Para Alfonso III, lejano rey astur-leonés, el castillo de Alba , como los de Gordón y Luna, fue avanzadilla y vigía del "territorio Legionensi".

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LEÓN. Ana Gaitero
León

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Hoy sus encrespedas y altas calizas son codiciadas como materia prima del cemento. La ampliación de la cantera El Calero, que explota Tudela Veguín, y la polémica autorización de Patrimonio para que derribe los restos del castillo han motivado la primera excavación arqueológica, aunque incompleta, sobre esta fortificación, desde la que se divisa el valle del Bernesga. ¿Es el castillo del siglo IX o una reconstrucción del XII-XIII? Esta es la duda que planea ahora sobre los restos hallados en el 2001 por la arqueóloga María Luz González Fernández, en el cerro del Castillo, a 1.337-1366 metros de altitud, entre La Robla y La Pola de Gordón. Para ella y para el arqueólogo territorial, los restos corresponden, sin lugar a dudas, a aquellos años colvulsivos en torno al 872 cuando el rey astur leonés Alfonso III elige la cordillera cantábrica como apoyo de su avance hacia el valle del Duero. Es "un castillo de peña brava protegido por dos amurallamientos de mampostería con argamasa, entre los que destaca la monumentalidad del situado al pie del roquedo: un espectacular muro que abraza la base del peñón", sostuvieron en el II Congreso de Castellología. Dos años después del primer hallazgo, la segunda excavación está a punto de concluir, aunque sólo deja ver a trozos la envergadura de la fortificación desde la que se divisan las torres de refrigeración de la central térmica de La Robla, al sureste, y la cantera El Calero, al suroeste. El arqueólogo y profesor de la Universidad de Oviedo Avelino Gutiérrez reconoce que "la estructura que se está excavando es muy notable". Experto en fortificaciones medievales, Gutiérrez, apunta, que es posible que estos restos no se correspondan con la época de Alfonso III y deja abiertas las puertas a la posibilidad de que pertenezcan a la época pleno y bajo medieval, como el castillo de Gordón que se cree que es una reconstrucción del siglo XII-XIII. Gutiérrez ubicó el castillo de Alba en la carta arqueológica de la provincia de León, de 1986, en una meseta que se encuentra el este de la actual excavación, a 1.280 metros de altitud. Los restos del Bufo, también amenazados por una cantera están intactos desde 1991, cuando el arqueólogo remitió un escrito para pedir que los restos se salvaguardaran de las actividades de Pico del Cura. Dos sitios para un castillo De las diferencias entre los restos del Bufo y los del Peña El Castillo destaca la forma de la fortaleza: la una sería cuadrada y la otra triangular por estar incrustada en su cara norte en la propia peña; mientras que las construcciones del Bufo están hechas con mampostería en seco, en El Castillo son evidentes los restos de mortero no sólo entre los restos sacados a la luz, sino entre las numerosas piedras esparcidas por la ladera del peñón, posiblemente a causa del desmoronamiento del baluarte. En el museo de León están depositados, por otro lado, los restos arqueológicos hallados durante la primera excavación, entre los que abundan material cerámico característico del siglo XIII, lo que indica que el castillo de Alba estuvo ocupado hasta dicha centuria. Ninguno de los tres castillos , el de Alba, el de Gordón y el de Luna, éste último al borde de la presa del pantano, había sido excavado hasta ahora a pesar de su importancia histórica, algo que lamenta la historiadora Margarita Torres, quien figura en el comité científico de la excavación junto a Avelino Gutiérrez. La profesora de la Universidad de León considera "señeras y muy importantes" las fortificaciones de Alba, Gordón y Luna por su posición estratégica y el papel que jugaron en la formación del reino leonés. El castillo de Luna, por ejemplo, custodió el tesoro real, era un auténtico Banco de España o Ministerio de Hacienda de aquellos tiempos. Según las fuents históricas que maneja Torres, estos castillos estaban al mando de un tenente o delegado regio y en muchos casos eran utilizados para hacer cumplir prisiones por amores prohibidos, como el del conde Sancho de Saldaña quien tuvo un hijo, Bernardo del Carpio, con una hermana de Alfonso. Cuenta la leyenda que cuando el rey permitió a Bernardo rescatar a su padre, éste había muerto. Las diez cuadrículas abiertas en el perímetro de la muralla, de casi 200 metros de longitud, dejan ver con más detalle el muro, de tres metros de anchura, y han sacado algo más del perfil de la llamada puerta de representación, que mira hacia el valle del Bernesga y tiene ante sí una panorámica de casi 30 kilómetros de distancia que culmina en León. Esta puerta era la entrada simbólica de la fortaleza que Alfonso III mandó levantar, montaña arriba, a 1,5 kilómetros de lo que hoy es Llanos de Alba. El lugar figura en la toponimia con el nombre de ElCastillo y no ha tocado el baluarte, que se sitúa en la parte superior del crestón, ni en el foso, en el lado occidental. Las hiladas de piedras descubiertas con las nuevas catas están condenadas a ser "comidas", igual que el crestón rocoso sobre el que se asientan, por la cantera El Calero. El viejo castillo de Alba pudo resistir el embate de Almanzor, sin saber que su destino en el siglo XXI sería convertirse en polvo de cemento, aun bajo la protección de un decreto de 1949 que acoge bajo el paraguas del Estado a todos los castillos "cualquiera que sea su estado de ruina". El empleo o el castillo Según el representate de la empresa, José Luis Saenz de Santamaría, abandonar la explotación en este punto de la concesión "implicaría la disminución de las reservas totales del derecho minero en 30 millones de toneladas", es decir, la mitad de las que se estiman en estas demasías, por lo que indultar los restos ponía en entredicho la ampliación de la factoría y hasta la continuidad a medio plazo de la empresa en La Robla. Cuando la empresa solicitó permiso a la Junta para ampliar la cantera barajaba tres opciones: abandonar la explotación del macizo nororiental, explotarlo parcialmente y conservar los restos del castillo, lo que supondría perder 12,5 o 13, 2 millones de toneladas de las reservas, según se explotara de este a oeste o de sur a oeste y, por último, explotarlo todo. Esta opción es la única que, según Santamaría, "despejaría las dudas acerca de la inversión de la sociedad anónima Tudela Veguín en una nueva factoría de cemento de La Robla" al asegurar las reservas de caliza por 40 años. A cambio de la explotación, Santamaría ofreció a la Junta que evaluaría y estudiaría ampliamente la riqueza arqueológica, documentando lo que los expertos consideren oportuno", Sin otros informes técnicos sobre la viabilidad de la explotación más que los aportados por Tudela Veguín, la comisión territorial de Patrimonio de 18 de diciembre de 2001 acordó "informar favorablemente la ampliación de la explotación" y aceptar la propuesta de la empresa "para favorecer el estudio complementario tanto de los restos investigados, como de las zonas situadas en el entorno". La ponencia técnica, reunida ocho días antes, había aconsejado lo contrario. Redacción Las expropiaciones son cosas de palacio. Van despacio y casi siempre se topan con desacuerdos sobre el precio, con algún pleito interminable o sin dinero para compensar a los afectados. Los propietarios del desguace Clarés, vecino del nuevo campo de fútbol, recibirán, por ejemplo, menos del 10% de lo que pedían como indemnización por su negocio. Los 155.000 euros (25,79 millones de pesetas) fijados por el Jurado Provincial de Expropiaciones están muy lejos de alcanzar la cifra de 1,7 millones de euros (282,86 millones de pesetas) planteada por los propietarios. La expropiación de las fincas vecinas al campo de fútbol y al desguace fueron valoradas en 1,2 millones de euros (199,66 millones de pesetas). Esta compra de utilidad pública es la más inmediata que va a afrontar el Ayuntamiento de León, al margen de las que afectan a los viales que construye el Ministerio de Fomento. La siguiente es la expropiación de la obra adosada a la iglesia de San Pedro, una construcción iniciada con licencia municipal que se va a suprimir para dejar diáfano el templo por su parte oriental, lo que mejorará la visión de la catedral para las viviendas que miran a su ábside. La licencia de la casa fue concedida, según fuentes municipales, porque el Plan Especial de la Ciudad Antigua mantiene la construcción y, por tanto, no contempla su desaparición. La paralización de la obra por parte del Ayuntamiento de León fue contestada con un pleito que ha ganado el propietario. El pleno del viernes aprobó la relación de bienes, valorados inicialmente en 188.000 euros (31,28 millones de pesetas), frente a los 855.000 que reclama la propiedad. La obra se inició hace más de seis años y desde entonces la casa a medio hacer sólo ha sido un foco de polémicas. Desde más atrás aún colea la expropiación de las casas adosadas a la carretera de Los Cubos y Ruiz de Salazar. Era el año 1981 cuando la comisión de Gobierno aprobó el inicio del expediente y valoró las edificaciones y los terrenos de Los Cubos en 4.456.000 pesetas (26.781,10 euros). Ruiz de Salazar se tasó en 10 millones de pesetas (60.101,21 euros). El Plan Especial de la Ciudad Antigua mantiene la liberación de las murallas en ambos tramos, como también en la Era del Moro, donde se conservan dos de los cubos en mejor estado y con menos intervenciones de los aún existentes, según ha dicho en repetidas ocasiones el concejal Cecilio Vallejo. En 1998, el Ayuntamiento decide modificar el PECA para mantener las casas de Ruiz de Salazar e incorpora esta calle al plan de Botines y su entorno, lo que la saca de la marginalidad. Patrimonio paralizó esta modificación, que se ha complicado por la ejecución parcial de las expropiaciones y el derribo de los dos primeros edificios. En la Era del Moro no se ha planteado expediente de expropiación, pero se desalojó a los inquilinos de varias viviendas a mediados de los 90 para abrir una calle. El convenio urbanístico previsto para compensar a los propietarios no ha llegado a ser planteado por el Ayuntamiento. Además de recuperar los cubos de la muralla romana, el plan de urbanismo prevé abrir una calle hasta Ramón y Cajal. El Ayuntamiento cuenta este año con 2.404.000 euros (399,99 millones de pesetas) para expropiaciones, pero más de la mitad irán a parar en breve a sufragar las compesaciones económicas por la adquisición de los terrenos del desguace y otros anejos al campo de fútbol para convertirlos en jardines y aparcamiento de autobuses. El pago de una casa, de las cuatro expropiadas en la calle Cabeza de Vaca, es la causa de que una zona verde del barrio de Santa Ana se encuentre a medio hacer y presidida por varias viviendas abandonadas y semirruinosas. La presencia de los gatos, alimentados por algún vecino, mantiene a raya a los roedores y los viejos huertos se han unido al jardín involuntariamente. Desde 1997 colea la expropiación de la vía de penetración norte de la ronda interior. Un total de 25 fincas están pendientes de la expropiación que permitirá comunicar el barrio de la Palomera con la Plaza del Espolón y las vías a que da acceso sin sortear un laberinto de calles. Este tráfico contribuye a la sobrecarga de la avenida de Los Cubos y la calle Carreras, donde las murallas se han convertido en un lienzo negro por efecto de la contaminación. Estas expropiaciones _se han ejecutado tres viviendas_ han sido valoradas en tres millones de euros. La última gestión que ha realizado Urbanismo ha sido solicitar un informe al interventor municipal para «acreditar la existencia de crédito presupuestario». Pero no existen previsiones de ejecutarlas a corto plazo. El tramo de ronda interior entre la calle Real y Pendón de Baeza se ejecutará en los próximos meses con un presupuesto cercano a 1,3 millones de euros. Hoy termina el plazo para la presentación de ofertas a esta obra, pendiente aún de la segunda fase, que la unirá con la avenida de la Universidad. Otra expropiación que el Ayuntamiento de León tiene planteada en la ciudad es la calle particular de Renueva. Actualmente, este acceso muere frente a los prados traseros del chalé del número 30 de Padre Isla aunque da servicio a un centenar de usuarios de uno de los primeros aparcamientos privados de la ciudad, diseñado en plantas cubiertas. En noviembre de 1999, el alcalde de León y los propietarios de la casa hotel, con jardín y huerta, firmaron un acuerdo para modificar el plan de ordenación urbana y permitir la construcción de 70 viviendas en la finca a cambio de la cesión del palacete y de los terrenos para zona verde y viario públicos, además de una aportación de 685.000 euros para colaborar con el municipio en la restauración del singular edificio, protegido con nivel 2 en el plan especial del conjunto urbano de la ciudad. La actual calle particular de Renueva se concibe en este proyecto como un enlace de la calle Renueva con la calle Padre Isla, aunque los residentes ya manifestaron su oposición a la transformación en un vial de uso público en un escrito presentado en el Ayuntamiento. Urbanismo desconoce aún si el plan de ordenación urbana mantendrá en su redacción definitiva la ampliación de la calle San Pedro a 18 metros de ancho. Esta previsión, que figura en el proyecto aprobado de forma provisional, exigiría expropiar parcialmente las viviendas de la margen derecha para alinearlas con las que se han construido ya en el tramo final de la calle. Mientras tanto, los dueños de las casas, unas construcciones de ladrillo visto, no consiguen venderlas, después de varios años de anuncios de inmobiliarias, por la incertidumbre del futuro urbanístico. Algunos técnicos consideran que esta calle «ya no tiene necesidad de ser ampliada» al ser cortado y suprimido el tráfico desde el casco antiguo. Los propietarios y las casas esperan una decisión firme para «desbloquear» sus bienes en un sentido o en otro. «Aquí hay personas mayores que no hacen reformas en sus casas, como mis tíos, porque están pendientes de la expropiación», señala Anastasia Méndez, una vecina de la calle Alfonso el Justiciero. «Son personas mayores y necesitarían un ascensor y otras comodidades, pero si lo van a expropiar no pueden hacer nada», insiste. Ella vive detas (26.781,10 euros). Ruiz de Salazar se tasó en 10 millones de pesetas (60.101,21 euros). El Plan Especial de la Ciudad Antigua mantiene la liberación de las murallas en ambos tramos, como también en la Era del Moro, donde se conservan dos de los cubos en mejor estado y con menos intervenciones de los aún existentes, según ha dicho en repetidas ocasiones el concejal Cecilio Vallejo. En 1998, el Ayuntamiento decide modificar el PECA para mantener las casas de Ruiz de Salazar e incorpora esta calle al plan de Botines y su entorno, lo que la saca de la marginalidad. Patrimonio paralizó esta modificación, que se ha complicado por la ejecución parcial de las expropiaciones y el derribo de los dos primeros edificios. En la Era del Moro no se ha planteado expediente de expropiación, pero se desalojó a los inquilinos de varias viviendas a mediados de los 90 para abrir una calle. El convenio urbanístico previsto para compensar a los propietarios no ha llegado a ser planteado por el Ayuntamiento. Además de recuperar los cubos de la muralla romana, el plan de urbanismo prevé abrir una calle hasta Ramón y Cajal. El Ayuntamiento cuenta este año con 2.404.000 euros (399,99 millones de pesetas) para expropiaciones, pero más de la mitad irán a parar en breve a sufragar las compesaciones económicas por la adquisición de los terrenos del desguace y otros anejos al campo de fútbol para convertirlos en jardines y aparcamiento de autobuses. El pago de una casa, de las cuatro expropiadas en la calle Cabeza de Vaca, es la causa de que una zona verde del barrio de Santa Ana se encuentre a medio hacer y presidida por varias viviendas abandonadas y semirruinosas. La presencia de los gatos, alimentados por algún vecino, mantiene a raya a los roedores y los viejos huertos se han unido al jardín involuntariamente. Desde 1997 colea la expropiación de la vía de penetración norte de la ronda interior. Un total de 25 fincas están pendientes de la expropiación que permitirá comunicar el barrio de la Palomera con la Plaza del Espolón y las vías a que da acceso sin sortear un laberinto de calles. Este tráfico contribuye a la sobrecarga de la avenida de Los Cubos y la calle Carreras, donde las murallas se han convertido en un lienzo negro por efecto de la contaminación. Estas expropiaciones _se han ejecutado tres viviendas_ han sido valoradas en tres millones de euros. La última gestión que ha realizado Urbanismo ha sido solicitar un informe al interventor municipal para «acreditar la existencia de crédito presupuestario». Pero no existen previsiones de ejecutarlas a corto plazo. El tramo de ronda interior entre la calle Real y Pendón de Baeza se ejecutará en los próximos meses con un presupuesto cercano a 1,3 millones de euros. Hoy termina el plazo para la presentación de ofertas a esta obra, pendiente aún de la segunda fase, que la unirá con la avenida de la Universidad. Otra expropiación que el Ayuntamiento de León tiene planteada en la ciudad es la calle particular de Renueva. Actualmente, este acceso muere frente a los prados traseros del chalé del número 30 de Padre Isla aunque da servicio a un centenar de usuarios de uno de los primeros aparcamientos privados de la ciudad, diseñado en plantas cubiertas. En noviembre de 1999, el alcalde de León y los propietarios de la casa hotel, con jardín y huerta, firmaron un acuerdo para modificar el plan de ordenación urbana y permitir la construcción de 70 viviendas en la finca a cambio de la cesión del palacete y de los terrenos para zona verde y viario públicos, además de una aportación de 685.000 euros para colaborar con el municipio en la restauración del singular edificio, protegido con nivel 2 en el plan especial del conjunto urbano de la ciudad. La actual calle particular de Renueva se concibe en este proyecto como un enlace de la calle Renueva con la calle Padre Isla, aunque los residentes ya manifestaron su oposición a la transformación en un vial de uso público en un escrito presentado en el Ayuntamiento. Urbanismo desconoce aún si el plan de ordenación urbana mantendrá en su redacción definitiva la ampliación de la calle San Pedro a 18 metros de ancho. Esta previsión, que figura en el proyecto aprobado de forma provisional, exigiría expropiar parcialmente las viviendas de la margen derecha para alinearlas con las que se han construido ya en el tramo final de la calle. Mientras tanto, los dueños de las casas, unas construcciones de ladrillo visto, no consiguen venderlas, después de varios años de anuncios de inmobiliarias, por la incertidumbre del futuro urbanístico. Algunos técnicos consideran que esta calle «ya no tiene necesidad de ser ampliada» al ser cortado y suprimido el tráfico desde el casco antiguo. Los propietarios y las casas esperan una decisión firme para «desbloquear» sus bienes en un sentido o en otro. «Aquí hay personas mayores que no hacen reformas en sus casas, como mis tíos, porque están pendientes de la expropiación», señala Anastasia Méndez, una vecina de la calle Alfonso el Justiciero. «Son personas mayores y necesitarían un ascensor y otras comodidades, pero si lo van a expropiar no pueden hacer nada», insiste. Ella vive detas (26.781,10 euros). Ruiz de Salazar se tasó en 10 millones de pesetas (60.101,21 euros). El Plan Especial de la Ciudad Antigua mantiene la liberación de las murallas en ambos tramos, como también en la Era del Moro, donde se conservan dos de los cubos en mejor estado y con menos intervenciones de los aún existentes, según ha dicho en repetidas ocasiones el concejal Cecilio Vallejo. En 1998, el Ayuntamiento decide modificar el PECA para mantener las casas de Ruiz de Salazar e incorpora esta calle al plan de Botines y su entorno, lo que la saca de la marginalidad. Patrimonio paralizó esta modificación, que se ha complicado por la ejecución parcial de las expropiaciones y el derribo de los dos primeros edificios. En la Era del Moro no se ha planteado expediente de expropiación, pero se desalojó a los inquilinos de varias viviendas a mediados de los 90 para abrir una calle. El convenio urbanístico previsto para compensar a los propietarios no ha llegado a ser planteado por el Ayuntamiento. Además de recuperar los cubos de la muralla romana, el plan de urbanismo prevé abrir una calle hasta Ramón y Cajal. El Ayuntamiento cuenta este año con 2.404.000 euros (399,99 millones de pesetas) para expropiaciones, pero más de la mitad irán a parar en breve a sufragar las compesaciones económicas por la adquisición de los terrenos del desguace y otros anejos al campo de fútbol para convertirlos en jardines y aparcamiento de autobuses. El pago de una casa, de las cuatro expropiadas en la calle Cabeza de Vaca, es la causa de que una zona verde del barrio de Santa Ana se encuentre a medio hacer y presidida por varias viviendas abandonadas y semirruinosas. La presencia de los gatos, alimentados por algún vecino, mantiene a raya a los roedores y los viejos huertos se han unido al jardín involuntariamente. Desde 1997 colea la expropiación de la vía de penetración norte de la ronda interior. Un total de 25 fincas están pendientes de la expropiación que permitirá comunicar el barrio de la Palomera con la Plaza del Espolón y las vías a que da acceso sin sortear un laberinto de calles. Este tráfico contribuye a la sobrecarga de la avenida de Los Cubos y la calle Carreras, donde las murallas se han convertido en un lienzo negro por efecto de la contaminación. Estas expropiaciones _se han ejecutado tres viviendas_ han sido valoradas en tres millones de euros. La última gestión que ha realizado Urbanismo ha sido solicitar un informe al interventor municipal para «acreditar la existencia de crédito presupuestario». Pero no existen previsiones de ejecutarlas a corto plazo. El tramo de ronda interior entre la calle Real y Pendón de Baeza se ejecutará en los próximos meses con un presupuesto cercano a 1,3 millones de euros. Hoy termina el plazo para la presentación de ofertas a esta obra, pendiente aún de la segunda fase, que la unirá con la avenida de la Universidad. Otra expropiación que el Ayuntamiento de León tiene planteada en la ciudad es la calle particular de Renueva. Actualmente, este acceso muere frente a los prados traseros del chalé del número 30 de Padre Isla aunque da servicio a un centenar de usuarios de uno de los primeros aparcamientos privados de la ciudad, diseñado en plantas cubiertas. En noviembre de 1999, el alcalde de León y los propietarios de la casa hotel, con jardín y huerta, firmaron un acuerdo para modificar el plan de ordenación urbana y permitir la construcción de 70 viviendas en la finca a cambio de la cesión del palacete y de los terrenos para zona verde y viario públicos, además de una aportación de 685.000 euros para colaborar con el municipio en la restauración del singular edificio, protegido con nivel 2 en el plan especial del conjunto urbano de la ciudad. La actual calle particular de Renueva se concibe en este proyecto como un enlace de la calle Renueva con la calle Padre Isla, aunque los residentes ya manifestaron su oposición a la transformación en un vial de uso público en un escrito presentado en el Ayuntamiento. Urbanismo desconoce aún si el plan de ordenación urbana mantendrá en su redacción definitiva la ampliación de la calle San Pedro a 18 metros de ancho. Esta previsión, que figura en el proyecto aprobado de forma provisional, exigiría expropiar parcialmente las viviendas de la margen derecha para alinearlas con las que se han construido ya en el tramo final de la calle. Mientras tanto, los dueños de las casas, unas construcciones de ladrillo visto, no consiguen venderlas, después de varios años de anuncios de inmobiliarias, por la incertidumbre del futuro urbanístico. Algunos técnicos consideran que esta calle «ya no tiene necesidad de ser ampliada» al ser cortado y suprimido el tráfico desde el casco antiguo. Los propietarios y las casas esperan una decisión firme para «desbloquear» sus bienes en un sentido o en otro. «Aquí hay personas mayores que no hacen reformas en sus casas, como mis tíos, porque están pendientes de la expropiación», señala Anastasia Méndez, una vecina de la calle Alfonso el Justiciero. «Son personas mayores y necesitarían un ascensor y otras comodidades, pero si lo van a expropiar no pueden hacer nada», insiste. Ella vive detas (26.781,10 euros). Ruiz de Salazar se tasó en 10 millones de pesetas (60.101,21 euros). El Plan Especial de la Ciudad Antigua mantiene la liberación de las murallas en ambos tramos, como también en la Era del Moro, donde se conservan dos de los cubos en mejor estado y con menos intervenciones de los aún existentes, según ha dicho en repetidas ocasiones el concejal Cecilio Vallejo. En 1998, el Ayuntamiento decide modificar el PECA para mantener las casas de Ruiz de Salazar e incorpora esta calle al plan de Botines y su entorno, lo que la saca de la marginalidad. Patrimonio paralizó esta modificación, que se ha complicado por la ejecución parcial de las expropiaciones y el derribo de los dos primeros edificios. En la Era del Moro no se ha planteado expediente de expropiación, pero se desalojó a los inquilinos de varias viviendas a mediados de los 90 para abrir una calle. El convenio urbanístico previsto para compensar a los propietarios no ha llegado a ser planteado por el Ayuntamiento. Además de recuperar los cubos de la muralla romana, el plan de urbanismo prevé abrir una calle hasta Ramón y Cajal. El Ayuntamiento cuenta este año con 2.404.000 euros (399,99 millones de pesetas) para expropiaciones, pero más de la mitad irán a parar en breve a sufragar las compesaciones económicas por la adquisición de los terrenos del desguace y otros anejos al campo de fútbol para convertirlos en jardines y aparcamiento de autobuses. El pago de una casa, de las cuatro expropiadas en la calle Cabeza de Vaca, es la causa de que una zona verde del barrio de Santa Ana se encuentre a medio hacer y presidida por varias viviendas abandonadas y semirruinosas. La presencia de los gatos, alimentados por algún vecino, mantiene a raya a los roedores y los viejos huertos se han unido al jardín involuntariamente. Desde 1997 colea la expropiación de la vía de penetración norte de la ronda interior. Un total de 25 fincas están pendientes de la expropiación que permitirá comunicar el barrio de la Palomera con la Plaza del Espolón y las vías a que da acceso sin sortear un laberinto de calles. Este tráfico contribuye a la sobrecarga de la avenida de Los Cubos y la calle Carreras, donde las murallas se han convertido en un lienzo negro por efecto de la contaminación. Estas expropiaciones _se han ejecutado tres viviendas_ han sido valoradas en tres millones de euros. La última gestión que ha realizado Urbanismo ha sido solicitar un informe al interventor municipal para «acreditar la existencia de crédito presupuestario». Pero no existen previsiones de ejecutarlas a corto plazo. El tramo de ronda interior entre la calle Real y Pendón de Baeza se ejecutará en los próximos meses con un presupuesto cercano a 1,3 millones de euros. Hoy termina el plazo para la presentación de ofertas a esta obra, pendiente aún de la segunda fase, que la unirá con la avenida de la Universidad. Otra expropiación que el Ayuntamiento de León tiene planteada en la ciudad es la calle particular de Renueva. Actualmente, este acceso muere frente a los prados traseros del chalé del número 30 de Padre Isla aunque da servicio a un centenar de usuarios de uno de los primeros aparcamientos privados de la ciudad, diseñado en plantas cubiertas. En noviembre de 1999, el alcalde de León y los propietarios de la casa hotel, con jardín y huerta, firmaron un acuerdo para modificar el plan de ordenación urbana y permitir la construcción de 70 viviendas en la finca a cambio de la cesión del palacete y de los terrenos para zona verde y viario públicos, además de una aportación de 685.000 euros para colaborar con el municipio en la restauración del singular edificio, protegido con nivel 2 en el plan especial del conjunto urbano de la ciudad. La actual calle particular de Renueva se concibe en este proyecto como un enlace de la calle Renueva con la calle Padre Isla, aunque los residentes ya manifestaron su oposición a la transformación en un vial de uso público en un escrito presentado en el Ayuntamiento. Urbanismo desconoce aún si el plan de ordenación urbana mantendrá en su redacción definitiva la ampliación de la calle San Pedro a 18 metros de ancho. Esta previsión, que figura en el proyecto aprobado de forma provisional, exigiría expropiar parcialmente las viviendas de la margen derecha para alinearlas con las que se han construido ya en el tramo final de la calle. Mientras tanto, los dueños de las casas, unas construcciones de ladrillo visto, no consiguen venderlas, después de varios años de anuncios de inmobiliarias, por la incertidumbre del futuro urbanístico. Algunos técnicos consideran que esta calle «ya no tiene necesidad de ser ampliada» al ser cortado y suprimido el tráfico desde el casco antiguo. Los propietarios y las casas esperan una decisión firme para «desbloquear» sus bienes en un sentido o en otro. «Aquí hay personas mayores que no hacen reformas en sus casas, como mis tíos, porque están pendientes de la expropiación», señala Anastasia Méndez, una vecina de la calle Alfonso el Justiciero. «Son personas mayores y necesitarían un ascensor y otras comodidades, pero si lo van a expropiar no pueden hacer nada», insiste. Ella vive detas (26.781,10 euros). Ruiz de Salazar se tasó en 10 millones de pesetas (60.101,21 euros). El Plan Especial de la Ciudad Antigua mantiene la liberación de las murallas en ambos tramos, como también en la Era del Moro, donde se conservan dos de los cubos en mejor estado y con menos intervenciones de los aún existentes, según ha dicho en repetidas ocasiones el concejal Cecilio Vallejo. En 1998, el Ayuntamiento decide modificar el PECA para mantener las casas de Ruiz de Salazar e incorpora esta calle al plan de Botines y su entorno, lo que la saca de la marginalidad. Patrimonio paralizó esta modificación, que se ha complicado por la ejecución parcial de las expropiaciones y el derribo de los dos primeros edificios. En la Era del Moro no se ha planteado expediente de expropiación, pero se desalojó a los inquilinos de varias viviendas a mediados de los 90 para abrir una calle. El convenio urbanístico previsto para compensar a los propietarios no ha llegado a ser planteado por el Ayuntamiento. Además de recuperar los cubos de la muralla romana, el plan de urbanismo prevé abrir una calle hasta Ramón y Cajal. El Ayuntamiento cuenta este año con 2.404.000 euros (399,99 millones de pesetas) para expropiaciones, pero más de la mitad irán a parar en breve a sufragar las compesaciones económicas por la adquisición de los terrenos del desguace y otros anejos al campo de fútbol para convertirlos en jardines y aparcamiento de autobuses. El pago de una casa, de las cuatro expropiadas en la calle Cabeza de Vaca, es la causa de que una zona verde del barrio de Santa Ana se encuentre a medio hacer y presidida por varias viviendas abandonadas y semirruinosas. La presencia de los gatos, alimentados por algún vecino, mantiene a raya a los roedores y los viejos huertos se han unido al jardín involuntariamente. Desde 1997 colea la expropiación de la vía de penetración norte de la ronda interior. Un total de 25 fincas están pendientes de la expropiación que permitirá comunicar el barrio de la Palomera con la Plaza del Espolón y las vías a que da acceso sin sortear un laberinto de calles. Este tráfico contribuye a la sobrecarga de la avenida de Los Cubos y la calle Carreras, donde las murallas se han convertido en un lienzo negro por efecto de la contaminación. Estas expropiaciones _se han ejecutado tres viviendas_ han sido valoradas en tres millones de euros. La última gestión que ha realizado Urbanismo ha sido solicitar un informe al interventor municipal para «acreditar la existencia de crédito presupuestario». Pero no existen previsiones de ejecutarlas a corto plazo. El tramo de ronda interior entre la calle Real y Pendón de Baeza se ejecutará en los próximos meses con un presupuesto cercano a 1,3 millones de euros. Hoy termina el plazo para la presentación de ofertas a esta obra, pendiente aún de la segunda fase, que la unirá con la avenida de la Universidad. Otra expropiación que el Ayuntamiento de León tiene planteada en la ciudad es la calle particular de Renueva. Actualmente, este acceso muere frente a los prados traseros del chalé del número 30 de Padre Isla aunque da servicio a un centenar de usuarios de uno de los primeros aparcamientos privados de la ciudad, diseñado en plantas cubiertas. En noviembre de 1999, el alcalde de León y los propietarios de la casa hotel, con jardín y huerta, firmaron un acuerdo para modificar el plan de ordenación urbana y permitir la construcción de 70 viviendas en la finca a cambio de la cesión del palacete y de los terrenos para zona verde y viario públicos, además de una aportación de 685.000 euros para colaborar con el municipio en la restauración del singular edificio, protegido con nivel 2 en el plan especial del conjunto urbano de la ciudad. La actual calle particular de Renueva se concibe en este proyecto como un enlace de la calle Renueva con la calle Padre Isla, aunque los residentes ya manifestaron su oposición a la transformación en un vial de uso público en un escrito presentado en el Ayuntamiento. Urbanismo desconoce aún si el plan de ordenación urbana mantendrá en su redacción definitiva la ampliación de la calle San Pedro a 18 metros de ancho. Esta previsión, que figura en el proyecto aprobado de forma provisional, exigiría expropiar parcialmente las viviendas de la margen derecha para alinearlas con las que se han construido ya en el tramo final de la calle. Mientras tanto, los dueños de las casas, unas construcciones de ladrillo visto, no consiguen venderlas, después de varios años de anuncios de inmobiliarias, por la incertidumbre del futuro urbanístico. Algunos técnicos consideran que esta calle «ya no tiene necesidad de ser ampliada» al ser cortado y suprimido el tráfico desde el casco antiguo. Los propietarios y las casas esperan una decisión firme para «desbloquear» sus bienes en un sentido o en otro. «Aquí hay personas mayores que no hacen reformas en sus casas, como mis tíos, porque están pendientes de la expropiación», señala Anastasia Méndez, una vecina de la calle Alfonso el Justiciero. «Son personas mayores y necesitarían un ascensor y otras comodidades, pero si lo van a expropiar no pueden hacer nada», insiste. Ella vive detas (26.781,10 euros). Ruiz de Salazar se tasó en 10 millones de pesetas (60.101,21 euros). El Plan Especial de la Ciudad Antigua mantiene la liberación de las murallas en ambos tramos, como también en la Era del Moro, donde se conservan dos de los cubos en mejor estado y con menos intervenciones de los aún existentes, según ha dicho en repetidas ocasiones el concejal Cecilio Vallejo. En 1998, el Ayuntamiento decide modificar el PECA para mantener las casas de Ruiz de Salazar e incorpora esta calle al plan de Botines y su entorno, lo que la saca de la marginalidad. Patrimonio paralizó esta modificación, que se ha complicado por la ejecución parcial de las expropiaciones y el derribo de los dos primeros edificios. En la Era del Moro no se ha planteado expediente de expropiación, pero se desalojó a los inquilinos de varias viviendas a mediados de los 90 para abrir una calle. El convenio urbanístico previsto para compensar a los propietarios no ha llegado a ser planteado por el Ayuntamiento. Además de recuperar los cubos de la muralla romana, el plan de urbanismo prevé abrir una calle hasta Ramón y Cajal. El Ayuntamiento cuenta este año con 2.404.000 euros (399,99 millones de pesetas) para expropiaciones, pero más de la mitad irán a parar en breve a sufragar las compesaciones económicas por la adquisición de los terrenos del desguace y otros anejos al campo de fútbol para convertirlos en jardines y aparcamiento de autobuses. El pago de una casa, de las cuatro expropiadas en la calle Cabeza de Vaca, es la causa de que una zona verde del barrio de Santa Ana se encuentre a medio hacer y presidida por varias viviendas abandonadas y semirruinosas. La presencia de los gatos, alimentados por algún vecino, mantiene a raya a los roedores y los viejos huertos se han unido al jardín involuntariamente. Desde 1997 colea la expropiación de la vía de penetración norte de la ronda interior. Un total de 25 fincas están pendientes de la expropiación que permitirá comunicar el barrio de la Palomera con la Plaza del Espolón y las vías a que da acceso sin sortear un laberinto de calles. Este tráfico contribuye a la sobrecarga de la avenida de Los Cubos y la calle Carreras, donde las murallas se han convertido en un lienzo negro por efecto de la contaminación. Estas expropiaciones _se han ejecutado tres viviendas_ han sido valoradas en tres millones de euros. La última gestión que ha realizado Urbanismo ha sido solicitar un informe al interventor municipal para «acreditar la existencia de crédito presupuestario». Pero no existen previsiones de ejecutarlas a corto plazo. El tramo de ronda interior entre la calle Real y Pendón de Baeza se ejecutará en los próximos meses con un presupuesto cercano a 1,3 millones de euros. Hoy termina el plazo para la presentación de ofertas a esta obra, pendiente aún de la segunda fase, que la unirá con la avenida de la Universidad. Otra expropiación que el Ayuntamiento de León tiene planteada en la ciudad es la calle particular de Renueva. Actualmente, este acceso muere frente a los prados traseros del chalé del número 30 de Padre Isla aunque da servicio a un centenar de usuarios de uno de los primeros aparcamientos privados de la ciudad, diseñado en plantas cubiertas. En noviembre de 1999, el alcalde de León y los propietarios de la casa hotel, con jardín y huerta, firmaron un acuerdo para modificar el plan de ordenación urbana y permitir la construcción de 70 viviendas en la finca a cambio de la cesión del palacete y de los terrenos para zona verde y viario públicos, además de una aportación de 685.000 euros para colaborar con el municipio en la restauración del singular edificio, protegido con nivel 2 en el plan especial del conjunto urbano de la ciudad. La actual calle particular de Renueva se concibe en este proyecto como un enlace de la calle Renueva con la calle Padre Isla, aunque los residentes ya manifestaron su oposición a la transformación en un vial de uso público en un escrito presentado en el Ayuntamiento. Urbanismo desconoce aún si el plan de ordenación urbana mantendrá en su redacción definitiva la ampliación de la calle San Pedro a 18 metros de ancho. Esta previsión, que figura en el proyecto aprobado de forma provisional, exigiría expropiar parcialmente las viviendas de la margen derecha para alinearlas con las que se han construido ya en el tramo final de la calle. Mientras tanto, los dueños de las casas, unas construcciones de ladrillo visto, no consiguen venderlas, después de varios años de anuncios de inmobiliarias, por la incertidumbre del futuro urbanístico. Algunos técnicos consideran que esta calle «ya no tiene necesidad de ser ampliada» al ser cortado y suprimido el tráfico desde el casco antiguo. Los propietarios y las casas esperan una decisión firme para «desbloquear» sus bienes en un sentido o en otro. «Aquí hay personas mayores que no hacen reformas en sus casas, como mis tíos, porque están pendientes de la expropiación», señala Anastasia Méndez, una vecina de la calle Alfonso el Justiciero. «Son personas mayores y necesitarían un ascensor y otras comodidades, pero si lo van a expropiar no pueden hacer nada», insiste. Ella vive detas (26.781,10 euros). Ruiz de Salazar se tasó en 10 millones de pesetas (60.101,21 euros). El Plan Especial de la Ciudad Antigua mantiene la liberación de las murallas en ambos tramos, como también en la Era del Moro, donde se conservan dos de los cubos en mejor estado y con menos intervenciones de los aún existentes, según ha dicho en repetidas ocasiones el concejal Cecilio Vallejo. En 1998, el Ayuntamiento decide modificar el PECA para mantener las casas de Ruiz de Salazar e incorpora esta calle al plan de Botines y su entorno, lo que la saca de la marginalidad. Patrimonio paralizó esta modificación, que se ha complicado por la ejecución parcial de las expropiaciones y el derribo de los dos primeros edificios. En la Era del Moro no se ha planteado expediente de expropiación, pero se desalojó a los inquilinos de varias viviendas a mediados de los 90 para abrir una calle. El convenio urbanístico previsto para compensar a los propietarios no ha llegado a ser planteado por el Ayuntamiento. Además de recuperar los cubos de la muralla romana, el plan de urbanismo prevé abrir una calle hasta Ramón y Cajal. El Ayuntamiento cuenta este año con 2.404.000 euros (399,99 millones de pesetas) para expropiaciones, pero más de la mitad irán a parar en breve a sufragar las compesaciones económicas por la adquisición de los terrenos del desguace y otros anejos al campo de fútbol para convertirlos en jardines y aparcamiento de autobuses. El pago de una casa, de las cuatro expropiadas en la calle Cabeza de Vaca, es la causa de que una zona verde del barrio de Santa Ana se encuentre a medio hacer y presidida por varias viviendas abandonadas y semirruinosas. La presencia de los gatos, alimentados por algún vecino, mantiene a raya a los roedores y los viejos huertos se han unido al jardín involuntariamente. Desde 1997 colea la expropiación de la vía de penetración norte de la ronda interior. Un total de 25 fincas están pendientes de la expropiación que permitirá comunicar el barrio de la Palomera con la Plaza del Espolón y las vías a que da acceso sin sortear un laberinto de calles. Este tráfico contribuye a la sobrecarga de la avenida de Los Cubos y la calle Carreras, donde las murallas se han convertido en un lienzo negro por efecto de la contaminación. Estas expropiaciones _se han ejecutado tres viviendas_ han sido valoradas en tres millones de euros. La última gestión que ha realizado Urbanismo ha sido solicitar un informe al interventor municipal para «acreditar la existencia de crédito presupuestario». Pero no existen previsiones de ejecutarlas a corto plazo. El tramo de ronda interior entre la calle Real y Pendón de Baeza se ejecutará en los próximos meses con un presupuesto cercano a 1,3 millones de euros. Hoy termina el plazo para la presentación de ofertas a esta obra, pendiente aún de la segunda fase, que la unirá con la avenida de la Universidad. Otra expropiación que el Ayuntamiento de León tiene planteada en la ciudad es la calle particular de Renueva. Actualmente, este acceso muere frente a los prados traseros del chalé del número 30 de Padre Isla aunque da servicio a un centenar de usuarios de uno de los primeros aparcamientos privados de la ciudad, diseñado en plantas cubiertas. En noviembre de 1999, el alcalde de León y los propietarios de la casa hotel, con jardín y huerta, firmaron un acuerdo para modificar el plan de ordenación urbana y permitir la construcción de 70 viviendas en la finca a cambio de la cesión del palacete y de los terrenos para zona verde y viario públicos, además de una aportación de 685.000 euros para colaborar con el municipio en la restauración del singular edificio, protegido con nivel 2 en el plan especial del conjunto urbano de la ciudad. La actual calle particular de Renueva se concibe en este proyecto como un enlace de la calle Renueva con la calle Padre Isla, aunque los residentes ya manifestaron su oposición a la transformación en un vial de uso público en un escrito presentado en el Ayuntamiento. Urbanismo desconoce aún si el plan de ordenación urbana mantendrá en su redacción definitiva la ampliación de la calle San Pedro a 18 metros de ancho. Esta previsión, que figura en el proyecto aprobado de forma provisional, exigiría expropiar parcialmente las viviendas de la margen derecha para alinearlas con las que se han construido ya en el tramo final de la calle. Mientras tanto, los dueños de las casas, unas construcciones de ladrillo visto, no consiguen venderlas, después de varios años de anuncios de inmobiliarias, por la incertidumbre del futuro urbanístico. Algunos técnicos consideran que esta calle «ya no tiene necesidad de ser ampliada» al ser cortado y suprimido el tráfico desde el casco antiguo. Los propietarios y las casas esperan una decisión firme para «desbloquear» sus bienes en un sentido o en otro. «Aquí hay personas mayores que no hacen reformas en sus casas, como mis tíos, porque están pendientes de la expropiación», señala Anastasia Méndez, una vecina de la calle Alfonso el Justiciero. «Son personas mayores y necesitarían un ascensor y otras comodidades, pero si lo van a expropiar no pueden hacer nada», insiste. Ella vive detas (26.781,10 euros). Ruiz de Salazar se tasó en 10 millones de pesetas (60.101,21 euros). El Plan Especial de la Ciudad Antigua mantiene la liberación de las murallas en ambos tramos, como también en la Era del Moro, donde se conservan dos de los cubos en mejor estado y con menos intervenciones de los aún existentes, según ha dicho en repetidas ocasiones el concejal Cecilio Vallejo. En 1998, el Ayuntamiento decide modificar el PECA para mantener las casas de Ruiz de Salazar e incorpora esta calle al plan de Botines y su entorno, lo que la saca de la marginalidad. Patrimonio paralizó esta modificación, que se ha complicado por la ejecución parcial de las expropiaciones y el derribo de los dos primeros edificios. En la Era del Moro no se ha planteado expediente de expropiación, pero se desalojó a los inquilinos de varias viviendas a mediados de los 90 para abrir una calle. El convenio urbanístico previsto para compensar a los propietarios no ha llegado a ser planteado por el Ayuntamiento. Además de recuperar los cubos de la muralla romana, el plan de urbanismo prevé abrir una calle hasta Ramón y Cajal. El Ayuntamiento cuenta este año con 2.404.000 euros (399,99 millones de pesetas) para expropiaciones, pero más de la mitad irán a parar en breve a sufragar las compesaciones económicas por la adquisición de los terrenos del desguace y otros anejos al campo de fútbol para convertirlos en jardines y aparcamiento de autobuses. El pago de una casa, de las cuatro expropiadas en la calle Cabeza de Vaca, es la causa de que una zona verde del barrio de Santa Ana se encuentre a medio hacer y presidida por varias viviendas abandonadas y semirruinosas. La presencia de los gatos, alimentados por algún vecino, mantiene a raya a los roedores y los viejos huertos se han unido al jardín involuntariamente. Desde 1997 colea la expropiación de la vía de penetración norte de la ronda interior. Un total de 25 fincas están pendientes de la expropiación que permitirá comunicar el barrio de la Palomera con la Plaza del Espolón y las vías a que da acceso sin sortear un laberinto de calles. Este tráfico contribuye a la sobrecarga de la avenida de Los Cubos y la calle Carreras, donde las murallas se han convertido en un lienzo negro por efecto de la contaminación. Estas expropiaciones _se han ejecutado tres viviendas_ han sido valoradas en tres millones de euros. La última gestión que ha realizado Urbanismo ha sido solicitar un informe al interventor municipal para «acreditar la existencia de crédito presupuestario». Pero no existen previsiones de ejecutarlas a corto plazo. El tramo de ronda interior entre la calle Real y Pendón de Baeza se ejecutará en los próximos meses con un presupuesto cercano a 1,3 millones de euros. Hoy termina el plazo para la presentación de ofertas a esta obra, pendiente aún de la segunda fase, que la unirá con la avenida de la Universidad. Otra expropiación que el Ayuntamiento de León tiene planteada en la ciudad es la calle particular de Renueva. Actualmente, este acceso muere frente a los prados traseros del chalé del número 30 de Padre Isla aunque da servicio a un centenar de usuarios de uno de los primeros aparcamientos privados de la ciudad, diseñado en plantas cubiertas. En noviembre de 1999, el alcalde de León y los propietarios de la casa hotel, con jardín y huerta, firmaron un acuerdo para modificar el plan de ordenación urbana y permitir la construcción de 70 viviendas en la finca a cambio de la cesión del palacete y de los terrenos para zona verde y viario públicos, además de una aportación de 685.000 euros para colaborar con el municipio en la restauración del singular edificio, protegido con nivel 2 en el plan especial del conjunto urbano de la ciudad. La actual calle particular de Renueva se concibe en este proyecto como un enlace de la calle Renueva con la calle Padre Isla, aunque los residentes ya manifestaron su oposición a la transformación en un vial de uso público en un escrito presentado en el Ayuntamiento. Urbanismo desconoce aún si el plan de ordenación urbana mantendrá en su redacción definitiva la ampliación de la calle San Pedro a 18 metros de ancho. Esta previsión, que figura en el proyecto aprobado de forma provisional, exigiría expropiar parcialmente las viviendas de la margen derecha para alinearlas con las que se han construido ya en el tramo final de la calle. Mientras tanto, los dueños de las casas, unas construcciones de ladrillo visto, no consiguen venderlas, después de varios años de anuncios de inmobiliarias, por la incertidumbre del futuro urbanístico. Algunos técnicos consideran que esta calle «ya no tiene necesidad de ser ampliada» al ser cortado y suprimido el tráfico desde el casco antiguo. Los propietarios y las casas esperan una decisión firme para «desbloquear» sus bienes en un sentido o en otro. «Aquí hay personas mayores que no hacen reformas en sus casas, como mis tíos, porque están pendientes de la expropiación», señala Anastasia Méndez, una vecina de la calle Alfonso el Justiciero. «Son personas mayores y necesitarían un ascensor y otras comodidades, pero si lo van a expropiar no pueden hacer nada», insiste. Ella vive de alquiler y sólo espera que elAyuntamiento se decida a comunicar algún día la expropiación, aunque apostilla que «aquí estoy bien, porque estoy en el centro de León».

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