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Fidalgo se zambulle en la I Guerra Mundial en 'La sombra blanca'

El escritor y periodista berciano publica en septiembre una historia de fantasmas

El escritor y periodista del Diario Carlos Fidalgo, que publica su segunda novela

El escritor y periodista del Diario Carlos Fidalgo, que publica su segunda novela

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Le fascinan los escenarios bélicos. Tras El agujero de Helmand, que se adentraba en el conflicto de Afganistán, Carlos Fidalgo se zambulle en su segunda novela en las trincheras de la I Guerra Mundial con La sombra blanca (Reino de Cordelia), que llegará a las librerías en la primera quincena de septiembre.

El escritor y periodista del DIARIO DE LEÓN, que dice sentirse muy cómodo en un género como la novela corta, porque a él no le gusta estirar las historias y, en su opinión, «a la mayoría de las novelas les sobran páginas», relata una historia de fantasmas, un juego de voces con varios narradores que se pasan el testigo unos a otros y lo ambienta en las tierras altas de Escocia, que como reza una vieja leyenda: Escocia, por sus fantasmas la reconocerás.

Fidalgo tenía guardado en la memoria este paisaje agreste y, de igual manera, le había marcado una escena de La dama del sudario, la fallida novela del autor de Drácula, Bram Stoker, sobre una aparición espectral en el mar. La sombra blanca arranca en 1917 en medio del Canal de la Mancha, donde se percibe una figura extraña. La novela es «un viaje de alguien que va a la guerra y vuelve», la peripecia del soldado Elgin Gairloch, que es enviado a otro país a combatir y cómo volvió a casa tras la última batalla del Somme. El título de La sombra blanca es un juego en el que el autor alude a esa presencia espectral y, al mismo tiempo, es una metáfora sobre la ceguera que provocaba el gas mostaza sobre los combatientes.

Gairloch, hijo de granjeros escoceses, es reclutado para luchar en Francia en el momento en que Gran Bretaña, que hasta entonces sólo enviaba voluntarios, decretó la movilización general de todos los jóvenes en edad de combatir debido al aumento de bajas en su cuerpo expedicionario.

«La novela está contada en primera persona por un fantasma que no sabe que lo es». En realidad —explica el autor sin desvelar detalles que arruinen la sorpresa al lector—, «se solapan dos voces, como una especie de posesión». El relato sigue los pasos de Gairloch y de sus compañeros de armas durante la última gran ofensiva alemana y concluye un año después, cuando los aliados negocian la paz en el Tratado de Versalles. El teniente Kilbride recopila testimonios sobre los crímenes de guerra cometidos por las tropas del Kaiser Guillermo. Sus pesquisas le conducen hasta su hermano Lennox, desaparecido durante la ofensiva del Somme, y hasta el desconcertante Elgin Gairloch y la extraña aparición que atormenta a algunos soldados ciegos en un hospital de puertas cerradas en la costa del Canal de la Mancha.

El libro —que ya se puede reservar en la web de la editorial—, está impecablemente editado por Reino de Cordelia, que ha elegido para la portada una fantástica pintura de John Singer Sargent Sargent, titulada Los gaseados. Y es que Singer fue contratado como artista de guerra por el Ministerio de Información.

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