Diario de León

Música

El folk de Guille Jové revive el viejo Riaño

Acebedo es el sitio de su recreo.Músico vallisoletano, Guille Jové encontró en el viejo Riaño un hilo histórico del que no se soltó. Así surge la jota para el pueblo inundado que se ha convertido en el hit actual de este joven de 29 años.

Guille Jové, profesor de secundaria y músico, ha querido dejar en sus canciones la huella que le producen sus visitas a la montaña oriental. DL

Guille Jové, profesor de secundaria y músico, ha querido dejar en sus canciones la huella que le producen sus visitas a la montaña oriental. DL

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Si en Distintas formas de mirar el agua , el hipnotizador libro de Julio Llamazares, los sentimientos cercanos desfilan de manera implacable sobre un pueblo inundado y los vínculos emergen, en Guille Jové su amor por el viejo Riaño es un asunto sobrevenido a base de molestarse en conocer la historia y también provocado por sus frecuentes visitas a la montaña oriental leonesa, más en concreto en Acebedo. Esa belleza actual, ya que Jové tiene solo 29 años, le llevó a pensar que lo que cubre el inmenso embalse debía corresponderse al mismo nivel espectacular que lo que veía. Y sobre esos mimbres surgió una canción que solo le da alegrías a este músico folk y que se llama Jota para Riaño .

La canción se encuentra incluida en un larga duración de Jové, vallisoletano también con vínculos catalanes, titulado La memoria del barro . «Quise contar cómo la resistencia de Riaño se convirtió en un símbolo. Ocurrió en otros sitios, pero en Riaño tuvo ese nombre propio que hace que aún se recuerde», afirma este ingeniero de Montes que es actualmente profesor de Secundaria en Almazán.

Historia de los años 80

«Quise contar cómo la resistencia de Riaño se convirtió en un símbolo, en un nombre propio»

El tema está sirviendo como banderín de enganche del conjunto de canciones del disco y siendo muy bien acogido tanto por el público y mundillo folk como por medios especializados, tal es el caso de la programación de Radio 3 dedicada a estos estilos que se surten de la música popular. Así, para Guille Jové, que su canción suene en espacios como Tarataña , de Fernando Íñiguez es como entrar en las listas de éxitos de la música comercial de otros estilos.

Además de este homenaje a Riaño también hay un toque de atención a la despoblación, ya puesta de actualidad hace años y que ahora parece un motivo real de emergencia.

Jota para Riaño , con arreglos de Carlos Soto, cofundador de Celtas Cortos, recoge testimonios encontrados en prensa por vecinos y vecinas del antiguo municipio. Para los expertos, Jové define técnicamente esta jota: «Es una composición en ritmo de jota tradicional a la que se añaden, además, la profundidad y la denuncia típicas de la canción de autor para lograr un resultado solemne y un mensaje contundente. Abren y cierran el tema distintos testimonios recogidos por la prensa de los vecinos y vecinas del antiguo Riaño, para después dejar paso a un relato fiel de la historia de la demolición del municipio y la construcción del embalse», relata así sobre una canción que intenta hacer justicia a lo que fue el viejo Riaño y la resistencia ofrecida por algunas de sus gentes ante lo inminente de la inundación allá por los años 80.

De hecho, el compositor quiso que la canción tuviera este argumento histórico junto al poso sentimental que pretendía remover. «Es por eso que hay menciones a Simón Pardo, el vecino de Riaño que se suicidó cuando iban a echarle de casa. A Vicente Alonso, el famoso vecino que, cachaba en mano, plantó cara en el desalojo, al pico Yordás, que flanquea el actual embalse, y a los municipios de Liegos y Acebedo», relata Jové para argumentar ese toque realista y actual a la composición.

La canción en cuestión, dentro de La Memoria del Barro , forma así parte de un disco grabado bajo la batuta de Carlos Soto (Celtas Cortos, Castijazz) en su estudio El Círculo Mágico de San Miguel del Arroyo (Valladolid). El disco está compuesto por otra serie de historias esenciales, «esas que merecen la pena ser contadas», en palabras del propio Jové. Así se adentra en la vida de las mujeres del siglo XIX, las ideas que resisten como semillas al invierno, los paisajes forjados al paso de la mesta, el campesinado, el aire sanador de las montañas con el pueblo como lugar de encuentro con la familia.

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