Diario de León

Las pruebas de ADN efectuadas en 1997 concluyen que Fernando y Vermudo III eran hombres y María y Sancha, mujeres

Fracasa la investigación para poner nombre a los «93 reyes» de San Isidoro

El trabajo que dirigió Encina Prada dice que hay 84 cuerpos en el Panteón Real y ella publicó que eran 93

Reconstrucción del rostro del rey Vermudo III que se realizó en 1997 y cuyo paradero se desconoce

Reconstrucción del rostro del rey Vermudo III que se realizó en 1997 y cuyo paradero se desconoce

León

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A Encina Prada le ha costado nueve años poner por escrito una palabra que, tratándose de un proyecto de investigación, lo dice todo: «frustrado». Ese ha sido el resultado de aquel aireado intento de poner nombre a los presuntos reyes enterrados en San Isidoro. Durante este tiempo ha mantenido inéditas las conclusiones de un trabajo científico que en 1997 ponía «patas arriba» la colegiata. Acaba de entregar tres tomos con los datos de su investigación al Ayuntamiento y a la Junta, las instituciones que financiaron aquella espectacular empresa que supuso el desembarco de treinta especialistas de distintas universidades en el Panteón Real. El Diario de León ha tenido acceso a esos gruesos volúmenes. La misión de aquel equipo de «cerebros», encerrados durante quince días en la colegiata, era reparar el agravio cometido por las tropas napoleónicas en 1809. Unos 2.000 soldados franceses, bajo el mando del general Soult, convirtieron San Isidoro en cuartel, profanaron los sarcófagos para saquear sus joyas y esparcieron por el suelo los restos mortales, mezclando caóticamente los huesos. Resulta asombroso que el núcleo de la investigación, centrada en las pruebas de ADN a que se sometieron algunos huesos y piezas dentales de los esqueletos, sólo ocupa cuatro folios de los más de 600 recopilados por Encina Prada. El capítulo del ADN lo firma Carmen Asperilla, del laboratorio de biología forense de la Facultad de Medicina de la Universidad Complutense de Madrid. Asperilla no especifica qué cargo tiene en el laboratorio ni su titulación. Es sumamente extraño que la citada científica madrileña no incluya en su trabajo imágenes del gel que se emplea en las pruebas de ADN, donde aparecen las bandas con información de cada individuo y su sexo. De ahí que resulte cómico que Asperilla concluya que Fernando y Vermudo III eran varones; y María y Sancha, mujeres. Un hecho que, por otra parte, nadie ponía en duda. En la página 10 (folio 615) de las 17 de que consta el capítulo de conclusiones -que no firma nadie-, se dice que «aunque uno de los objetivos más ambiciosos que se pretendían en este proyecto de investigación era el de reasignar los nombres de los regios personajes allí enterrados con los huesos encontrados, el mal estado del material osteológico y la falta de indicios específicos de carácter personal ha frustrado el intento». Si bien queda claro que seguiremos sin saber si son los reyes de León o simples bastardos quienes yacen en San Isidoro, hay otros muchos asuntos que tampoco logra aclarar el proyecto de investigación de Encina Prada. El primero de ellos, el número de cuerpos que hay enterrados en el panteón regio. Nueve cadáveres desaparecidos En los citados tomos presentados por Encina Prada se afirma que hay «84 individuos, de ellos 54 adultos y 34 sujetos inmaduros». Sin embargo, la propia Encina Prada publicó un artículo en 1998 en el número 2 de la revista anual de la asociación Promonumenta, bajo el título Estudio antropológico del Panteón Real de San Isidoro. La antropología al servicio de la historia: un caso real, donde afirmaba: «Se ha buscado restablecer el orden de los osarios y determinar el número mínimo de individuos allí enterrados, cuya cifra de partida era de 33 individuos según la distribución de los sepulcros detallada por el cronista Sandoval. Este dato se ha visto superado por el hallazgo de casi un centenar de inhumaciones. La determinación del número mínimo de individuos se hizo en función del segmento esquelético que más veces se repetía, el fémur, resultando que hay 51 adultos, 4 subadultos y 38 infantiles»; es decir, 93 cuerpos. La pregunta es obvia: ¿han de-saparecido nueve cadáveres o nunca existieron?

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