ARTE
Un genio leonés vendido al mejor postor
La casa Alcalá subasta el miércoles una tabla del Maestro de Palanquinos por un precio de salida de 30.000 euros.
El 'Martirio de santa Catalina', obra del Maestro de Palanquinos, que sale a subasta.
verónica viñas | león
El Maestro de Palanquinos se vende al mejor postor. Sus retablos, desmantelados, troceados y vendidos en la primera mitad del siglo XX para decorar mansiones de los ricos de la época, afloran desde hace seis años en las casas de subastas. La firma madrileña Alcalá ofrece ahora una tabla del siglo XV del genio leonés por un precio de salida de 30.000 euros. La puja tendrá lugar el miércoles. Se trata de la obra Martirio de santa Catalina (133 x 69 centímetros) atribuida en 1953 por el investigador norteamericano Post al artista que pintó el desaparecido retablo de la iglesia de Palanquinos. Y es que el artista sigue envuelto por un halo de misterio.
El pintor, que jamás firmó sus obras, como era habitual en el Renacimiento, salió del anonimato cinco siglos después de su muerte. En 1998 Javier González Santos desvelaba la identidad del escurridizo Maestro de Palanquinos: Pedro de Mayorga, un artista leonés que realizó las pinturas del primer retablo mayor que tuvo la basílica de Oviedo.
Fue el investigador Gómez Moreno quien bautizó en 1908 como Maestro de Palanquinos al autor de seis tablas que se encontraban en la parroquia de esta localidad, y que desde 1904 están integradas en el retablo mayor de la Catedral de León junto a otras de Nicolás Francés.
El Maestro de Palanquinos fue uno de los grandes seguidores de la escuela flamenca del siglo XVI y realizó gran número de obras para templos de León y Palencia. La casa de subastas sevillana Isbilya puso a la venta en enero del año pasado una Piedad del pintor leonés por un precio inicial de 27.000 euros. En 2016 era la casa Alcalá la que ofrecía una tabla de San Pedro y san Juan por 9.000 euros, tras haber colocado otra tabla del mismo autor —la titulada Llanto sobre Cristo muerto— por 30.000 euros. La llamativa diferencia de precios, según fuentes de Alcalá, está en que hay dos estilos muy diferenciados en este artista leonés. «Una línea es más expresionista y española; y la otra, más refinada y cercana a la pintura flamenca».
En su volumen sobre el arte flamenco en el noroeste de España, Chandler Rathfon Post adscribió al Maestro de Palanquinos dentro de la escuela de Fernando Gallego, por la poderosa naturaleza de los rostros, la similitud de los drapeados y las proporciones alargadas de las figuras. Tal vez, como se ha dicho también del Greco, el Maestro de Palanquinos tenía un defecto en el cristalino (astigmatismo), de ahí que ‘estirase’ a los personajes.
De los pinceles de Pedro de Mayorga son, entre otros, el retablo mayor de la iglesia de San Juan Bautista, en Villalón de Campos, los retablos de la iglesia de Santa Marina (antigua colección Masaveu) y varias tablas que hoy preserva el Museo del Prado. Post y otros autores han ido engrosando el catálogo de obras de su mano, localizadas en distintos lugares de la provincia de León, como en Cabreros del Río, así como el Retablo de Santa Marina de la localidad de Mayorga de Campos, que se encuentra casi en su totalidad en el Museo de Bellas Artes de Oviedo.
Entre los rasgos inequívocos del Maestro de Palanquinos, según la firma Alcalá, destaca «el uso de patrones mudéjares en la decoración del oro del fondo de sus composiciones, donde presenta y repite modelos de flores abstractas». Hay otras señas de identidad en la obra del artista leonés. Sus personajes tienen ojos con forma de «óvalo acusado» y las «manos delgadas, con dedos exageradamente largos».
