El Grial y decenas de tesoros leoneses no tienen el título BIC

El cáliz de Doña Urraca, que algunos consideran el Santo Grial y nadie duda de que es una joya de arte medieval, no figura en el inventario de Bienes de Interés Cultural (BIC) de la Junta de Castilla y León. Lo mismo ocurre con la mayoría de los tesoros que preservan desde San Isidoro a las catedrales de León y Astorga o el resto de templos de la provincia.

Entre los 239 BIC leoneses tampoco están los excepcionales códices y manuscritos que custiodian San Isidoro o la Catedral, como el Antifonario, un libro único en el mundo e indescifrable hasta la fecha. Ilustrado con 22 miniaturas, es uno de los textos más impenetrables y misteriosos desde el punto de vista musicológico. Consta de 306 folios de pergamino y una notación musical visigótica en neumas, sin pentagrama, que sigue siendo incomprensible, aunque hace una década centró la atención de los principales expertos en un congreso internacional dedicado exclusivamente al Antifonario.

El Principado de Asturias, en cambio, reforzará la protección de la Catedral de Oviedo declarando BIC 55 joyas del templo, como la Cruz de la Victoria, la Cruz de los Ángeles o el Arca Santa. Y eso a pesar de que 1998 la Cámara Santa ingresó en la lista del Patrimonio Mundial de la Unesco. Sin embargo, el ejecutivo asturiano considera necesaria la declaración como BIC de los bienes más valiosos de la catedral ovetense, como los retablos, la Caja de las Ágatas, del año 910, o los dos confesionarios del siglo XVIII.

En la lista BIC de la Junta hay ausencias notables, como la Biblia visigótico-mozárabe de San Isidoro, una obra del año 960 del miniaturista Florencio y el calígrafo Sancho. Tampoco es BIC el espectacular retablo de la Catedral de Astorga, de Gaspar Becerra, o la Nodicia de Kesos, uno de los textos más antiguos escritos en romance, del año 974, que custodia el Archivo de la Catedral de León.

Sin embargo, sí es BIC el documental de 1931 El canal de Castilla , rodado por el salmantino Lepoldo Alonso Hernández, o la colección de arte del Museo Esteban Vicente de Segovia, primer ‘BIC contemporáneo’. Aunque los bienes muebles son escasos en la lista BIC de la comunidad autónoma, en ella constan (desde 2011) dos tejidos medievales del monasterio de San Zoido, el retablo de la iglesia de San Juan Bautista en Carbonero Mayor (Segovia) o el archivo documental Simón Ruiz, fundamental para entender las particularidades del comercio, la banca y los cambios en la Europa del siglo XVI.

Mientras Sahagún, Molinaseca y Bembibre pidieron la declaración de conjunto histórico en 1975 y su expediente nunca se resolvió, la Junta ha declarado BIC en los dos últimos años la Lucha Leonesa, en 2017; el santuario de La Virgen del Camino —cuyo expediente se resolvió en menos de dos años—; los Pendones concejiles, en abril de 2019; y la Cuenca minera de Fabero, el pasado mes de julio.

El título de BIC es imprescindible para mas ‘altas’ aspiraciones, por ejemplo, ingresar en la lista Patrimonio de la Humanidad de la Unesco. Por eso, en 2011 el PSOE reclamó a la Junta la declaración de BIC para cinco códices de la Catedral de León —el Antifonario, la Nodicia de Kesos, la Biblia mozárabe (920), el Palimpsesto y el Libro de las Estampas— y otros cuatro de San Isidoro —la Biblia mozárabe, la Biblia románica y dos códices de Santo Martino del siglo XII—.

La administración autonómica sí había reconocido como BIC un manuscrito medieval: el que se guarda en la biblioteca del monasterio de Nuestra Señora de la Vid (Burgos).

El consejero de Cultura, Javier Ortega, se ha comprometido a resolver en esta legislatura los expedientes de los 81 Bienes de Interés Cultural —diez de ellos en León— iniciados hace décadas y «estancados» por «falta de documentación». El responsable de la Consejería de Cultura también anunció en noviembre que va a trabajar para ampliar el número de bienes protegidos en aquellas categorías menos representadas, como el patrimonio industrial o el digital.