Diario de León

Una gruta para destapar el anfiteatro legionario

El Plan Director que Melquiades Ranilla realizó para la ruta romana preveía abrir un espacio común entre las tres criptas.

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cristina fanjul | león
León

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Un proyecto encargado por la Junta al arquitecto Melquiades Ranilla para poner en valor el yacimiento romano de León preveía la apertura de una entrada subterránea en la calle Cascalerías que permitiera el acceso directo a las tres criptas descubiertas en esa calle. Este plan, que se realizó en el año 2006, recogía asimismo la conexión de los recintos a través de un túnel, lo que permitiría a los visitantes hacerse una idea global de la estructura del anfiteatro legionario.

La idea de Ranilla disponía el acondicionamiento de los espacios conectándolos y adecuándolos a la visita. Se crearían elementos de acceso con un diseño que guardara relación con la idea global de la visita y se diseñarían los recorridos adecuados para acceder y contemplar los restos. El proyecto también hacía un estudio de la iluminación y recomendaba la instalación de las luminarias precisas tanto para su exhibición como para su mantenimiento. La puesta en valor o exhibición de los espacios mediante la señalética, los soportes, las maquetas y las proyecciones de audiovisuales también formaba parte del proyecto.

En la actualidad, tan sólo pueden visitarse dos de las criptas de la gran estructura lúdica del campamento legionario. La tercera permanece oculta debido al desinterés de las instituciones por llegar a un acuerdo con los propietarios. Se trata, además, de los primeros restos del anfiteatro descubiertos en la ciudad, concretamente en el año 1994, vestigios que estuvieron a punto de ser destruidos para trasladarse a la Chantría y que hoy están en venta como trastero al precio de 25.000 euros.

El proyecto para abrir esta gruta permitiría además realizar nuevos hallazgos gracias a las preceptivas catas que tendrían que realizarse a medida que fuera abriéndose el ‘foso’. De esta manera, se incrementaría de manera notable el conocimiento que en la actualidad se tiene del anfiteatro, el único que se conoce en el noroeste de España. Su importancia, que resulta radical para comprender el funcionamiento campamental, es sobresaliente. Y es que tan sólo se conocen cinco construcciones similares: en el Reino Unido, Austria, Alemania y la actual Suiza. Se trata de Caerleon y Chester en Gran Brataña, Carnuntum, en Austria, Vindonissa, en Suiza, y Vetera Castra, en Alemania.

Según los arqueólogos, la gran estructura de la Legio Séptima Gémina debió tener una dimensión de más de tres mil metros cuadrados, con lo que fue más grande que la actual Plaza Mayor (que apenas llega a los 2.500 metros cuadrados). Hay que tener en cuenta que estos recintos debían ofrecer la posibilidad de albergar a todos los integrantes de la legión, que ascendían a no menos de cinco mil soldados. Asimismo, se cree que el anfiteatro no tenía menos de quince alturas de graderío, con lo que realmente habría tenido capacidad para cinco o seis mil espectadores. Con todo ello, queda demostrado que esta infraestructura fue una de las mayores de las construidas en Hispania, lo que viene a certificar la importancia del campamento y su función clave para Roma.

Melquiades Ranilla es consciente de que habría sido mucho más sencillo acometer este proyecto en 2006. Sin embargo, asegura que desde el punto de vista técnico se trata de un proyecto totalmente factible y muy beneficioso para el desarrollo turístico y cultural de León. «En Tarragona, cuando decidieron sacar a la luz el anfiteatro, demolieron manzanas enteras. Aquí no se puede hacer algo así, pero esta posibilidad es una opción muy factible», destaca.

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