La herencia del último Panero llega en camión

La herencia de Leopoldo María Panero ha llegado en camión. Astorga recibía ayer este legado, embalado en cajas de cartón. Son los fondos que el poeta maldito acumuló durante los 19 años que pasó en el psiquiátrico de Las Palmas. Por voluntad de la familia, su último destino es la Casa Panero. El alcalde de Astorga, Juan José Alonso Perandones, y la concejala de Cultura, Ángeles Rubio, recogían ayer este depósito que podría deparar sorpresas una vez sea inventariado.

Cinco años después de su muerte, el 5 de marzo de 2014 en la capital canaria, la prima del poeta, Charo Alonso Panero, que había recogido sus cenizas cuatro meses antes, las depositaba el pasado mes de agosto en la cripta familiar del cementerio de Astorga.

Primero llegaron sus cenizas y ahora sus escritos. Pero no se ha cerrado El desencanto , la trágica historia del padre franquista ‘a la fuerza’, la madre menospreciada, el hijo menor que nunca pisó los talones, literariamente hablando, a su hermano ‘loco’ y el brillante poeta de los Novísimos que adoraba la canción Dame veneno , de los Chunguitos.

Desde el fallecimiento del autor de Guarida de un animal , han aparecido varios textos inéditos. El año pasado Javier Mendoza rescataba en Los papeles de Ibiza, 35 (Bartleby Editores) la mejor obra del poeta astorgano, que le legó en unas carpetas su padrastro Michi Panero. Un libro con 20 poemas, ocho ensayos, dos cuentos y un libro titulado No, no somos ni Romeo ni Julieta —igual que la canción de Karina, de la que Lepoldo era devoto—. Textos fechados entre 1968 y 1980, algunos de ellos sorprendentes desde el punto de vista estilístico.

Para Leopoldo María Panero, la palabra más bella de la lengua española era ‘estantigua’. Las dos acepciones del término encajaban con su excéntrica personalidad: fantasma que se ofrece a la vista por la noche, causando pavor y espanto; y persona muy alta y seca, mal vestida. Estantigua es el título de un poemario publicado en 2009 en Italia y seis años después en España, escrito de forma conjunta por Leopoldo María Panero y el italiano Ianus Pravo en terrazas y cafés de Las Palmas de Gran Canaria, por las que ‘vagabundeó’ el poeta leonés.

Pocos meses después de su muerte se publicaba también otro inédito, Rosa enferma , editado por Huerga & Fierro.

Vida inédita

Ante la aparición de tantos textos desconocidos no resulta increíble que las cajas recién llegadas a Astorga contengan más originales sin publicar. El escritor parece inabarcable.

En julio Enrique González Duro, el ‘padre’ de la psiquiatría moderna en España, que conoció y trató a Leopoldo María Panero, publicaba una biografía sobre el poeta leonés. González Duro describe en el libro el afán de Leopoldo María por cambiar revolucionariamente el mundo, y que luego, decepcionado, transforma en un deseo incansable de cambiar su propia vida, llevándola al límite; también su pasión por la literatura, el refugio en la soledad, en el alcohol, en las drogas...

También hay capítulos inéditos en su vida. El psiquiatra desvela la relación que mantuvo con Merchita, la única mujer que vivió con él dos años y de la que nadie sabía de su existencia o su enamoramiento de Ana María Moix cuando no sabía que la escritora era lesbiana.  

Ahora queda despejar el misterioso contenido de las cajas recién aterrizadas en Astorga.