Diario de León

Humorista, mago y periodista

Luis Piedrahita: «Los imbéciles más interesantes son muy caros»

Trae a León este sábado su espectáculo ‘Es mi palabra contra la mía’

León

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Inventor de palabras imprescindibles como ‘torturismo’ (descanso mal entendido) o ‘sexagerar’ (aumentar las proezas amatorias), no aspira a un sillón en la RAE pero sí a un taburete. En su nuevo espectáculo, ‘Es mi palabra contra la mía’, que llega el sábado al Auditorio Ciudad de León, disecciona por qué nadie está contento con lo que le ha tocado. Luis Piedrahita, que cambió el periodismo por el humor, afirma que «el humor no puede ser inofensivo».

—Con tantas palabras como ha inventado, ¿no cree que merece un sillón en la RAE?

—En absoluto. La RAE es una institución seria y rigurosa. Lo que hago yo solo tiene una intención humorística. La RAE vela por el correcto uso del castellano y yo solo velo porque nos riamos un ratito juntos. Un sillón no, pero un taburete, a lo mejor.

—Usted estudió Periodismo, ¿no le parecía un oficio serio y por eso optó por el humor?

—Era la única carrera en la que a uno le enseñaban a escribir, por eso me interesó. Yo me formé como guionista de cine y televisión. Empecé escribiendo cosas graciosas para que las dijeran otros, hasta que un día tuve la oportunidad de decirlas yo. Algunos de mis humoristas favoritos fueron periodistas, como Julio Camba, Álvaro Cunqueiro… Uno puede ser un periodista divertido si se lo propone. La seriedad es un defecto casi voluntario.

—¿Ha titulado su espectáculo ‘Es mi palabra contra la mía’ porque tiene que tener siempre la última palabra?

—El show se titula así porque habla de algunas de las grandes contradicciones de nuestro día a día. La más explícita, quizá, sea que nunca estamos contentos con lo que nos ha tocado. Nadie está contento con su edad o con su aspecto o con su salario. Nadie está contento, nadie, pero todos seguimos encontrando una razón cada mañana para levantarnos y seguir adelante. El show habla de eso.

—¿Se lleva usted bien consigo mismo?

—Sí. A veces me parezco un poco pesado, pero he aprendido a aguantarme. No me soporto cuando me hago el gracioso, porque me veo venir los chistes.

—¿Qué límites le pone al humor?

—El talento del humorista. El humor no puede ser inofensivo. El humor ha de ofender. Pero la ofensa ha de ser justa.

—¿Hay algún político que le haga gracia.

—Ahora no. Antes me hacía gracia Montoro.

—¿Tiene un chiste para cada ocasión?

—Creo que eso no es buena idea. El humor tiene que ser fresco e hijo del momento. Llevar un chiste enlatado para cada ocasión acaba siendo agotador.

—¿Qué es lo que nunca se tomaría a broma?

—El humor. El show habla de lo importante que es el humor. Ten en cuenta que sólo el humor hace la vida soportable.

—En ‘El Hormiguero’ se ha codeado con muchos personajes famosos, como Tom Cruise, Gwyneth Paltrow o Jennifer Aniston, ¿alguno le ha sorprendido?

—Por lo general, todos son grandes profesionales preocupados porque el show quede lo mejor posible. Eso se agradece. Si tengo que destacar a uno, me quedo con Will Smith. Este hombre en todo momento quiere que la gente se lo pase bien. Intenta que todo aquel que esté a su lado se sienta a gusto. Es un tipo excelente.

—¿Es cierto que al final de su carrera quiere crear un museo de imbéciles? ¿Hay algún famoso entre ellos?

—Eso es algo que haré sólo si soy millonario. Hoy en día los imbéciles están por la nubes y no podría costeármelos. Los imbéciles más interesantes son muy caros. Necesitaría subvención de los gobiernos y no creo que me la vayan a dar.

—¿Cómo se monta un monólogo como el que trae a León esta semana?

—Hay muchas horas de trabajo y disfrute. Durante un año entero apunto ideas en libretas y las consulto con amigos. Esa parte es muy divertida. Después, cuando ya tengo claro de qué va el show, me encierro durante dos meses a escribir. Jornadas estajanovistas para juntar todas esas ideas y empezar a darle forma al texto. En este proceso hablo con amigos, les muestro lo que llevo, les pido opinión, ideas… Al final, me quedo con un monólogo de dos horas. Lo pruebo en algunos lugares y me quedo con la hora y media que mejor funcione. Así se monta.

—¿Nunca pierde los nervios en el escenario?

—No. El escenario es un sitio para disfrutar. El sitio para perder los nervios es antes, durante el montaje o después, durante la recogida.

—¿No le gustaría que le ficharan para el Festival León Vive la Magia?

—¡Claro que me gustaría! Si mi agenda lo permite, me encantaría estar por aquí haciendo magia lo antes posible.

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