Diario de León

La investigación ‘interruptus’ de los reyes de León

‘El Cid’, la serie cuya tercera temporada ya ha comenzado a grabar Amazon, ha devuelto notoriedad a la basílica de San Isidoro y a los restos que custodia. Hace un cuarto de siglo, las tumbas se abrieron para desvelar los rostros de los monarcas allí enterrados...

Imagen del abad Viñayo con tres de los investigadores del proyecto científico y ante parte de los restos óseos hallados. NORBERTO

Imagen del abad Viñayo con tres de los investigadores del proyecto científico y ante parte de los restos óseos hallados. NORBERTO

León

Creado:

Actualizado:

En 1997, el abad de San Isidoro, Antonio Viñayo, abría las tumbas de los Reyes de León para que un equipo multidisciplinar formado por una veintena de científicos dirigidos por antropóloga Encina Prada destapara todos los secretos del Panteón Real. Nueve años después, DIARIO DE LEÓN publicaba que la investigación no había dado los frutos adecuados. La Junta aseguró entonces que las conclusiones habían sido presentadas en tiempo y forma —se habló de más de 400 páginas— pero los resultados no se entregaron hasta varios meses después y fueron los artículos de este periódico los que revelaron los hallazgos —pocos— del estudio, y eso a pesar de que el proyecto preveía convertirse en un hito a nivel internacional y prometía identificar los restos que desde hace mil años descansan en la basílica para descifrar cómo fue la vida, la muerte e incluso el rostro de sus moradores.

Tres años más tarde —13 después de los trabajos— Encina Prada y el arqueólogo de la Junta, Julio Vidal, publicaban un artículo con los resultados de la investigación del que se desprende que casi ninguno de los objetivos se cumplió.

La reseña, titulada, La muerte de los reyes de León (siglos X-XI) aspectos históricos, arqueológicos y antropológico desde el Panteón Real de San Isidoro de León , deja en agua de borrajas la mayoría de los retos que la directora del estudio se había propuesto.

Cuatro momias
Hallaron las momias de la infanta doña Sancha, el del infante don Fernando y las infantas Leonor y María

Tras una treintena de páginas dedicadas a ilustrar acerca de la historia del Reino, así como de la evolución del Panteón a lo largo de los eventos que tuvieron lugar en su seno, Encina Prada precisa que el estudio se ciñó a 13 sarcófagos que sólo desvelaron cuatro cuerpos momificados: el de la infanta Doña Sancha, hermana del Emperador Alfonso VII, el del infante don Fernando, hijo del rey Fernando II, que murió siendo niño y los de dos niñas: la infanta doña Leonor, hija del rey Alfonso IX, y de la infanta doña María, hija del rey Fernando III el Santo, cuya relación de parentesco entre ellas es la de tía y sobrina. El resto contenía cientos de huesos —alrededor de 1.700— con lo que el equipo determinó que San Isidoro escondía no menos de 84 individuos.

De los restos esqueletizados, se ha llegado a reconstruir, casi por completo, el cuerpo del rey Vermudo III. Destaca el resultado de la investigación que el hallazgo «se apoya en la conjunción de una serie de rasgos personales entre los que se incluyen la temprana edad de fallecimiento, con tan sólo 19 años, aunado a una muerte violenta en la batalla de Tamarón (Burgos), cuyas lesiones mortales de necesidad se localizaban principalmente en ambos coxales y el cráneo». Destaca que las heridas fueron producidas por un arma blanca, probablemente una espada. La propia bióloga da fe en el artículo del poco éxito de la investigación, al asegurar que, si bien «uno de los objetivos más ambiciosos que se pretendían en este proyecto de investigación era el de reasignar los nombres de los regios personajes allí enterrados con los huesos encontrados, el mal estado del material osteológico y la falta de indicios específicos de carácter personal ha frustrado el intento».

Lo achaca Encina Prada a lo «deslavazados» que se encontraban los huesos en el momento de su descubrimiento y subraya que la tarea de reasignar de forma viable la identidad de reyes e infantes a los despojos hallados es una tarea «prácticamente imposible».

Imágenes de algunos de los cráneos exhumados para la investigación. ARCHIVO/ NORBERTO

El rey Vermudo

En cuanto al rey Vermudo III, pudo ser reconocido porque en él concurrieron dos circunstancias: una muerte violenta y a una edad temprana, cuando el monarca solo contaba con 19 años. Se logró también reconstruir algunos segmentos anatómicos de otros cinco individuos parcialmente momificados, un hombre y cuatro mujeres, con unos índices de conservación poco satisfactorios, a los que fue imposible asignarles un nombre».

Por último, en cuanto a los caracteres morfométricos, las conclusiones defienden que la configuración del cráneo responde básicamente a la tipología del mediterráneo grácil, con una fisonomía de la cara en la que destacan unos pómulos marcados fruto de unas profundas fosas caninas. Con respecto a las dimensiones de los huesos largos, estos se caracterizan por unas diáfisis sin aplastamiento y una estatura elevada para la época, siendo algo más alta en los hombres que en las mujeres, de lo que podemos colegir una buena alimentación o estatus de vida.

Además, el estudio de ciertos rasgos epigenéticos pone de manifiesto la existencia de posibles lazos familiares entre algunos de los individuos que conforman la muestra esquelética.

 

 

tracking