Diario de León

LOS BEATOS LEONESES 'SALEN DEL ARMARIO'

José Mª Pérez ‘Peridis’: «No me he dejado apabullar por Umberto Eco»

Los ‘best seller’ de la Edad Media. Horas antes de que Peridis hable en León del Beato de Liébana, al que dedica su quinta novela, la Biblioteca Nacional ‘saca del armario’ los ‘best seller’ de la Edad Media, entre ellos el beato leonés de Fernando I y Sancha, expoliado de la colegiata de San Isidoro, un códice que ha llevado una vida tan ‘ajetreada’ que le ha dejado numerosas marcas.

El polifacético arquitecto, dibujante y escritor José María Pérez ‘Peridis’. RICARDO ORDÓÑEZ

El polifacético arquitecto, dibujante y escritor José María Pérez ‘Peridis’. RICARDO ORDÓÑEZ

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José María Pérez ‘Peridis’ presenta en León su quinta novela histórica, ‘El cantar de Liébana’, que ha ilustrado a la manera medieval. Un libro que entrelaza dos historias y dos épocas. Por un lado, la del beato cordobés, en el siglo VIII, y, por otra, la de Eulalia, en el siglo XXI, una mujer viuda que se apunta a un seminario sobre los beatos para llenar un vacío vital. La cita es a las 20.00 horas, en el Teatro San Francisco. El autor estará acompañado por el periodista Pedro G. Trapiello.

—¿El título de su nueva novela, ‘El cantar de Liébana’, es un guiño a la literatura épica?

—Sólo, en parte. Es una recreación de la Liébana medieval y de la contemporánea. Quería dar a conocer quién era el beato, a través de una aventura y de unos personajes del pasado y del presente.

—¿Cómo surgió el libro?

—En vísperas del Año Santo Lebaniego, en 2006, me llamó Ramón Teja, catedrático de Historia Antigua de la Universidad de Cantabria, para decirme que Umberto Eco no podía venir a dar el pregón y que me había tocado por ser lebaniego. Salí del apuro tirando de recuerdos. Eso lo he traducido en una novela con personajes antiguos y contemporáneos.

—Ha iluminado el libro como los antiguos copistas, ¿cómo se le ocurrió la idea?

—Había hecho ya la portada y tenía las capitulares. Cuando estaba exhausto, la editora me pidió las ilustraciones. Pensé: ya que has hecho el texto y conoces los beatos, haz también los dibujos. La verdad es que el libro es precioso. Está editado con tanto esmero y mimo que recuerda a los beatos.

—A los beatos se les consideraba copistas, pero eran verdaderos artistas...

—Los beatos eran monjes que tenían la profesión de copistas y algunos eran iluminadores. Hacían ilustraciones para hacer más comprensible el texto. Son libros ilustrados de una manera fantástica.

—¿Considera al Beato de Liébana el maestro de los beatos?

—Yo, Umberto Eco y todo el mundo. Es el que hace el comentario al Apocalipsis, que luego copian otros monjes, aportando su estilo, por encargo de abades y reyes. Al de Fernando I y Sancha le dedica ahora una exposición la Biblioteca Nacional.

—Liébana perteneció al reino de León...

—La primera monarquía independiente es la de los reyes asturianos. Liébana perteneció a Asturias y luego a León.

—¿Cuánto hay de su infancia en la novela?

—Sí, es una manera de recordar. Bolaño dice que «se escribe combinando recuerdos». Tenía que reinventar el personaje del Beato y para ello me serví de Eulalia y de Crisógono. También es un personaje Liébana. Me he apoyado en mis conocimientos, en mi infancia y en mis viajes a Liébana para escribir una novela en un lugar mágico.

—¿Cuántos beatos ha visto antes de escribir la novela?

—Diez o doce. La Universidad de Valladolid me regaló un facsímil del Beato de Valcavado, que es un pueblecito de Palencia que también perteneció al Reino de León. Ambrosio de Morales lo cotejó con el de San Isidoro y, a partir de su informe, se estudian los beatos.

—Algunos grandes beatos se hicieron en León.

—Beatos de Liébana son todos. A partir del beato primero, que no ha aparecido, se hacen los demás. Todos son hijos de un beato, son copias que van modificando los dibujos, no el texto. Hay hasta 30 que se han conservado prácticamente enteros.

—¿Los personajes ficticios están inspirados en alguien?

—Algunos, sí. Eulalia es inventada, pero Exuperio está inspirado en Desiderio, que era un cura famoso; y Crisógono era un compañero del colegio. Umberto Eco es real, porque la trama necesitaba personajes creíbles y con arraigo.

—¿Le molesta que comparen su novela con ‘El nombre de la rosa’ de Eco?

—Admiro a Eco, es un genio. Vendió 25 millones de ejemplares de ese libro y rompió el esquema de la novela histórica. No me he dejado apabullar por él, le he traído a la novela. El cantar de Liébana está en la estela de El nombre de la rosa, pero aquí no hay muertos ni envenenamientos, aunque sí más risas. De hecho, un capítulo se titula En el nombre de la risa.

—Al Beato y a la sociedad de su tiempo les parecía que el fin del mundo estaba cerca, y eso que no han vivido la pandemia ni la guerra de Ucrania...

—Las pasaban bien putas. La vida era muy dura en la Edad Media. Petrarca la llamó la edad oscura, porque vino la peste y se llevó a su amada Laura. Había muerte precoz, pestes, hambrunas... todas las calamidades del Apocalipsis. Y estaban en guerra permanentemente. La peste negra, en el siglo XIV, mató a media Europa. Lo nuestro no es nada comparado con aquello. El XII fue un buen siglo. Pero el XIII y el XIV, con las herejías y la peste...

—¿Cuánto trabajo de documentación tiene la novela?

—Te lo puedes imaginar. Lo iba escribiendo poco a poco. Luego, la imaginación, la experiencia y la tenacidad hacen el resto. Uno necesita documentarse para saber cómo era su tiempo.

¿En qué faceta se siente más cómodo, como escritor, como dibujante o como escritor?

—Ahora, en la de escritor. La arquitectura la he dejado hace siete años, cuando se jubiló el personal de mi estudio. Me quedo sólo con la escritura y esperando a Hacienda si tengo un best seller .

—¿Ha descubierto algo que no supiera del Beato?

—Casi todo. Para empezar, seguro que no era lebaniego, era cordobés o toledano. Uno de los muchos que subieron al Norte. También me ha resultado difícil hacer una novela en dos tiempos distintos. Soy de la teoría de «aprender haciendo y hacer aprendiendo».

—¿Cómo lleva la gira promocional del libro?

—Los libros los vende el autor. Salvo que tengas un nombre de la leche, hay que dar la cara. A veces, lo paso bien, porque recibo el cariño y la comprensión de los lectores.

—¿Está trabajando en un nuevo libro?

—No. Estoy cogiendo fuerzas. Lo de escribir son palabras mayores, porque sabes que te va a llevar dos o tres años; por eso, es fundamental que sepas de lo que escribes o te interese mucho.

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