Diario de León

«‘La joven de la perla’ me llevó a querer todo de Vermeer»

Rubén García Robles (León, 1973) llegó a la literatura a través del conocimiento. Así, en ‘La lente íntima’ combina el tirón de su escritura con el interés de una historia en la que regala saber del que entretiene sin artificios.

Rubén García, ante la tumba del pintor Vermeer. DL

Rubén García, ante la tumba del pintor Vermeer. DL

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Johannes Vermeer van Delft, neerlandés, uno de los pintores más célebres del arte barroco, nació en 1632 y murió en 1675, pero el autor leonés Rubén García Robles va a superar en estudio las décadas de su vida. Lleva dos. Si Vermeer ya es eterno, García Robles está empeñado en que lo sea aún más. Porque este también militar, experto en misiones en África, Kabul, Kosovo, destinado en Estrasburgo y ahora en León desde 2007, se sumergió en su obra desde la perspectiva de su formación como licenciado en Geografía e Historia, especializado en Arte, y ahora emerge en forma de novela sobre su vida. Y todo esto tiene que entrar, quién sabe cómo, en alguien que nació en 1973.

La lente íntima es el número 40 de la colección Caldera de Dagda de Eolas Ediciones: «Llevo veinte años trabajando, leyendo cualquier cosa que se publicara sobre su vida y obra. Recorriendo los museos de toda Europa buscando sus cuadros. He conseguido ver 20 cuadros de los 35 que se conservan y he llegado a una serie de conclusiones que he tratado de plasmar en esta novela», explica, lo que en cualquier caso sería misión cumplida pero que a la vista de cómo se las gasta García se antoja imprescindible el incluir el continuará.

Para promocionar esta novela hay una anécdota deslumbrante, que harían bien en rescatar cuando la obra esté a disposición del público. García le dijo a Héctor Escobar, al frente de la escudería Eolas, que si al leer el final no lloraba que no la publicaban. Y la obra está aquí ya a punto. Prueba superada.

Y es que con que haya la pasión que desborda explicando lo técnico, es seguro que la parte pasional de la novela estará al mismo nivel. Ya que a la primera introduce en materia al lector. Así, respecto al pintor, afirma que «le considero como a un científico sobre cuya figura, conocimiento y saber hacer se compendian todos los saberes de la época sobre todo en cuestión de óptica», explica. Y en esta línea añade más personajes que desarrollan en esa época la teoría ondulatoria de la luz, y se convierten en referentes que luego fueron clave en el materias fundamentales como la creación de microscopios, y por consiguiente la microbiología.

Con todo desarrolla una novela García Robles en la que no sobra nada, porque confiesa que «tengo tanto material acumulado que necesito luego eliminar algo. Porque ese proceso de investigación, documentación, visitar los sitios, escuchar a los amigos que te recomiendan una película u otro libro, la verdad es que me apasiona», confiesa este militar de larga trayectoria que pese a sus 47 años puede presumir de haber estado en todos los frentes posibles de su carrera profesional y que ahora desde León, asentado en un lugar fijo, puede volcar como experiencia y la que le queda.

Y al oírle hablar, por ejemplo ayer, lo normal es imaginárselo pensando en un viaje, que era lo que tenía en el horizonte más próximo. Es decir, que ahora toca recordar. Y casi como un making of vuelve a La lente íntima : «Lo cierto es que es una vida apasionante la de este hombre. Viajé a La Haya desde Estrasburgo, donde trabajaba, para ir a ver una exposición de Hans Holbein en la Mauritshuis y me encontré con La joven de la perla . Fue una especie de alumbramiento, no era el primer Vermeer que había disfrutado, pero quería saber todo. Desde entonces, cualquier cosa que se publicara, tenía que tenerlo. Incluso me hice, a través de la Biblioteca Pública de León y el préstamo interbibliotecario, con la tesis doctoral de 1977 de Arthur Kingsman Wheelock, el mejor curator de Vermeer».

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