Diario de León

Un leonés universal bajo el muro de Berlín

Botines acoge una exposición que ensalza a Gil y Carrasco como un europeísta y desmiente los bulos sobre su vida y obra

León

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La muerte de Enrique Gil y Carrasco no engrandeció su legado. Por el contrario, su obra cayó en el olvido y su biografía fue «piadosamente» manipulada, depurando su nombre, su homosexualidad y sus ideas progresistas. La Casa Botines acoge ahora una exposición sobre este villafranquino universal que sigue siendo un gran desconocido en su tierra y sobre el que pesan muchos bulos.

Nunca firmó como Gil y Carrasco. Ni sus obras ni ningún documento. Era Enrique Gil, incluso para su madre, que ni siquiera cita el segundo apellido de su hijo cuando reclama una pensión. Gil y Carrasco, desde sus orígenes humildes, llegó a la corte de Federico Guillermo IV de Prusia en apenas diez años de vida pública. Coleccionó amigos y conoció a algunos de los grandes hombres de su tiempo.

Itinerante

Hasta el 19 de julio estará en León, luego viajará a Astorga, Villafranca, Madrid y Ponferrada

Si no hubiera muerto a los 30 años, probablemente habría sido el Walter Scott de Europa. En una casa de la avenida Dorotheenstrasse de Berlín, hoy ocupada por una librería, pasó sus últimos días el escritor y diplomático berciano, fallecido el 22 de febrero de 1846. Sus escasos bienes alcanzan para pagar su entierro. Caducado el derecho de sepultura en 1882, sus huesos son tirados al osario común de Santa Eduvigis, sobre el que se construyó el Muro de Berlín. La historia parece fruto de la fabulación de este autor romántico. «Madame Bovary soy yo», la célebre frase que nunca dijo Flaubert, bien podría ser «Beatriz soy yo», protagonista de la gran novela de Enrique Gil en la que el autor desvela su alma femenina.

La exposición, titulada Enrique Gil: Un romántico en la construcción de Europa, que abre sus puertas al público el 2 de julio, ha sido auspiciada por el Grupo de la Alianza Progresista de Socialistas y Demócratas en el Parlamento Europeo, la Biblioteca de la Universidad de León y la Biblioteca Enrique Gil, con la colaboración de Acción Cultural Española (ACE).

A través de 27 paneles, junto a una mesa en la que se han colocado una decena de facsímiles de manuscritos —procedentes del Archivo Histórico Nacional— la muestra presenta una nueva imagen y una nueva lectura de Gil y Carrasco en clave europea y contemporánea. El autor de El señor de Bembibre, una de las mejores novelas históricas, ambientada en el siglo XIV en el Castillo de los Templarios, escribió también poesía, fue «el mejor» crítico teatral de Madrid y publicó reportajes de viajes, sin olvidar la minuciosa descripción que hizo de León, San Isidoro y San Marcos.

Menos conocida es su faceta como diplomático, un auténtico adelantado que soñó con una gran Europa y el primero en estudiar la unión aduanera prusiana Zollverein, antecedente directo del mercado común y de la actual Unión Europea. Por esta razón, la exposición que tendría que haberse inaugurado en el Parlamento Europeo, de la mano del eurodiputado leonés Ibán García del Blanco, viajará a partir del 19 de julio a Astorga, Villafranca del Bierzo, Madrid y Ponferrada, para finalizar en octubre en Bruselas. La exposición cuenta con el respaldo de los cuatro ayuntamientos leoneses en los que hará parada, así como la Fundación Antonio Pereira —porque el primer artículo que escribió el poeta villafranquino fue sobre Gil y Carrasco—, la Fundación Monteleón, la Fundación Fundos y el Archivo Histórico Nacional-

En la próxima edición de la Feria de Fráncfort, donde España será el país invitado, la muestra que ahora alberga Botines ocupará un lugar de honor en la ciudad alemana.

Gil y Carrasco nunca se retrató. En la muestra aparece un dibujo actual acorde con la descripción que se conoce del escritor, que era rubio y de ojos azules.

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