«Muchos de nuestros jóvenes tienen recortadas sus capacidades de expresión»
Los padrinos de cada uno de los nuevos doctores Honoris Causa desgranaron, en sus respectivos discursos, las cualidades y razones merecedoras de la concesión del título. Así, José Ramón Morala destacó de José Antonio Pascual su disposición «a analizar los datos con una mirada crítica, a esa necesidad de que las teorías se adecuen a las pruebas —y no al contrario—, la que distingue a los investigadores de fuste, y esa actitud sabemos que la tiene a raudales». En respuesta, Pascual Rodríguez ofreció un discurso en el que recordó sus años de investigación en la Facultad de Filosofía y Letras de León y se refirió a congresos, debates y «gratas» investigaciones con filólogos y paleógrafos; «me siento agradecido y emocionado con este reconocimiento», dijo.
El académico Salvador Gutiérrez destacó en el discurso de elogio a Víctor García de la Concha que en sus doce años al frente de la RAE brindó a esta institución «su época más esplendorosa», y añadió que la palabra clave de su política académica de todos estos años «es, sin duda alguna, panhispanismo. Potenció la Asociación de Academias de la Lengua Española, promovió encuentros de sus directores, realizó un plan común de publicaciones y propició una renovación tecnológica que ha cambiado la forma de trabajo de la Real Academia».
De las redes sociales
En respuesta, García de la Concha señaló que la lengua «es la casa del ser, y al tiempo que le decimos, nos dice», y concluyó que en estos momentos, «cuando las redes sociales revientan de mensajes, muchos de nuestros jóvenes tienen recortadas las capacidades de expresión. No soy pesimista, sólo aviso del peligro y conjuro el camino del futuro, que es el de volver a la filología». José Carlos González Boixo ejerció de padrino del escritor Luis Mateo Díez, de quien destacó esas grandes «dotes narrativas que ha ido mostrando año tras año, al mismo tiempo que su literatura adquiría una mayor complejidad. Además, caso poco frecuente, es autor que domina con maestría los diversos géneros narrativos».
La respuesta de Mateo se refirió a su etapa universitaria, «en la que conseguí ser un licenciado en Derecho con más dejación que ganas», y destacó que desde muy joven tenía «vendida su alma al diablo, a la escritura, a esa suerte de pasión desordenada». Y tras hacer un recorrido por los territorios simbólicos de su creación literaria, concluyó: «El honor que me merecéis está por encima de muchos otros reconocimientos».
Por su parte, el profesor José Enrique Martínez calificó a José María Merino como «uno de los escritores de cuentos de mayor finura y talento», y reconoció que en su obra «a la sabiduría y destreza constructivas se suma una armonía discursiva en la que se conjugan con maestría múltiples recursos formales como el poso de las lecturas de la infancia, la huella del mito y la leyenda, la defensa de la ficción…». El escritor leonés agradeció «el reconocimiento a mi obra con esta distinción tan generosa» y se refirió sobre todo al recurso del mito y de la ficción, «pues es el conocimiento más venerable para comprender lo que somos».