El Musac se rinde a la poesía infantil
El Ágora Poético impulsado por Ramiro Pinto para involucrar a los más pequeños en la literatura en todas sus vertientes vuelve al centro museístico este sábado
El nutrido grupo del Ágora Infantil, después de una de las jornadas realizadas anteriormente y que repetirán en el Musac. PACO FERGAR
Si alguien es imprescindible para que exista la literatura ese es un niño con su imaginación. Crear lectores que lean de mayores, escriban o no, es el mayor de los éxitos. El Ágora de Poesía, impulsado por Ramiro Pinto, y que son ese grupo de incautos convencidos de que la belleza de un poema nos salvará a todos, sigue esa pista y junto a sus actividades de siempre va incorporando a cómplices necesarios: los pequeños. Este sábado a las 11.00 horas, en el Musac vuelve el Ágora Infantil casi como si en un lema no escrito dijera: Silencio, y a lo Celaya: la poesía es un arma cargada de futuro .
En esta línea, el propio Ramiro Pinto explica que «hemos continuado avanzando con la palabra en el Ágora Infantil, en el Musac, con la Asociación Auryn. Tratamos el lenguaje de lo invisible, para ver o sentir aquello que se trasmite con la palabra, por ello es necesaria la poesía. Niñas y niños podían coger un zapato, tocarse la oreja, pero ¿la tristeza, la belleza, la alegría? Podemos ver los gestos, pero percibimos los sentimientos y las ideas gracias a la palabra», relata como forma de encontrar un banderín de enganche que seduzca a los más jóvenes.
Así, Ramiro Pinto añade: «Es con lo que podemos comunicarnos y señalar eso ‘invisible’, que es el idioma de la poesía. Llegamos a esto después de ‘ver’ en Ágoras anteriores lo que es la metáfora y el porqué del ritmo como parte de la poesía. Una maestra leyó un poema de Gloria Fuertes y los peques jugaron a interpretar las metáforas», señala, para explicar también los mecanismos que se ponen en marcha durante la sesión.
También cuenta Pinto que un niño recitó otro de esta autora sobre la paz, que había aprendido en el colegio. La poeta Carmen Vegue, una poesía que juega con las palabras. Felipe, el poema de Rubén Darío para mostrar el sentimiento de tristeza: La princesa está triste./Qué tendrá la princesa? . El resultado es espectacular: «Analizamos las metáforas y la música de este poema con muchos comentarios anecdóticos y con los que pasamos mucha risa», afirma y eso quiere decir: prueba superada.