Diario de León

El periodismo no se acaba nunca

Bieito Rubido, director de ‘El Debate’, presentó en el Club de Prensa de Diario de León ‘Contar la verdad’ (Ediciones B), toda una panorámica de su trayectoria

Bieito Rubido, junto a Joaquín Torné, ayer en la presentación de su libro ‘Contar la verdad’. RAMIRO

Bieito Rubido, junto a Joaquín Torné, ayer en la presentación de su libro ‘Contar la verdad’. RAMIRO

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Fue como un partido de vuelta de otro que se jugó hace pocos años en Madrid cuando Bieito Rubido (Cedeira, 1957) presentó el ensayo El periodismo hecho jirones , de Joaquín Torné. Ayer se siguió hablando del oficio de contar lo que pasa. Y fue esa la demostración de que el periodismo no se acaba nunca. Contar la verdad (Ediciones B) es el nuevo libro de Bieito Rubido, ahora director de El Debate , presentado ayer en el Club de Prensa de Diario de León por el propio autor y Joaquín Torné, director de Diario de León. Un libro que hay que leer porque es la historia de 40 años de periodismo de Bieito Rubido desde el compromiso con el oficio pero al mismo nivel desde su condición de ciudadano comprometido con su país. Ahora que les oye todo el mundo, ambos directores demostraron que el pulso periodístico todavía les mueve aunque sea un trabajo tan seductor como cruel.

Rubido dirigió La Voz de Galicia y durante diez años exactos el ABC . Aunque su aventura periodística es mucho más amplia. Por eso comparó y dijo que se hace mejor periodismo desde las provincias que desde Madrid.

Hay en el Contar la verdad una pregunta demoledora: ¿Es posible hacer un periodismo honesto en una época en la que lo que más vende es el engaño? La respuesta está en las páginas de los medios que ha dirigido el autor, máxime cuando aseguró ser «radical» ante una situación en la que, según explicó, el sesgo ideológico hace que «el 70 por ciento del mundo mediático está acaparado por una óptica de izquierda», advirtió para decir que no es suficiente como para decidir callarse.

Pero el libro es también una mirada a su retrovisor profesional, en donde cuenta sus experiencias con los presidentes del Gobierno, con momentos cruciales como el Prestige, en Galicia, o el rey Juan Carlos y su abdicación y todo lo que sucede después.

Llega a la conclusión de que el periodismo de investigación no existe, sino el de filtración. Algo corroborado por Joaquín Torné, quien añade el dañino intrusismo. Y los dos dejaron en su intervención que es posible un canto de esperanza hacia el periodismo, incluso contando los años que llevan en él. Una trayectoria que, como ha experimentado Rubido, ha de mirar más a la honradez que a la objetividad, porque está claro que ésta no existe.

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