Diario de León

Los pioneros de la revolución agraria entran en la Historia

LOS HERMANOS ALVARADO, Juan y Buenaventura, acaban de ingresar en la Real Academia de la Historia. Sus vidas ya forman parte del Diccionario Biográfico, la obra en la que están todos los protagonistas de la Historia de España.

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Puede decirse que a los hermanos Alvarado se debe la revolución industrial del Bierzo. Los hermanos Juan y Buenaventura proyectaron su creatividad económica y social en Laciana para convertir los recursos naturales del valle en un motor de progreso para sus habitantes. Juan Alvarado y Albo, profesor de la Escuela de Sierra Pambley de Villablino, desarrolló una intensa labor durante un cuarto de siglo al frente de la misma en su etapa más fructífera.

Víctor del Reguero es el autor de las biografías de los hermanos, artífices del aprovechamiento de recursos propios como los pastos, la ganadería, la leche, que con su transformación y tratamiento dio origen a importantes iniciativas empresariales de mantequilla y quesos, algunas de gran renombre entre los primeros establecimientos delicatesen y gourmet de España.

Hijos de Salustio Víctor Alvarado Somoza, jurista, y María del Carmen Albo González, la familia se trasladó de Vivero a Valladolid en 1884, cuando el padre fue nombrado fiscal de la Audiencia Provincial de esa ciudad, si bien su fallecimiento dos años más tarde motivó un nuevo desplazamiento a Madrid.

En el caso de Juan, recibió la encomienda de la Institución Libre de Enseñanza para trasladarse a Villablino, donde Francisco Fernández-Blanco de Sierra y Pambley había fundado una Escuela Mercantil y Agrícola junto a Francisco Giner de los Ríos, Gumersindo de Azcárate y Manuel Bartolomé Cossío. Sus enseñanzas se basaban en los principios krausistas, orientadas sobre todo a una formación práctica de comercio y agroganadería. Juan Alvarado fue profesor y, a partir de 1895, también director, siéndolo hasta su muerte.

Tecnología

Además de la labor educativa, que tuvo gran éxito con las sucesivas promociones salidas del centro, la escuela introdujo maquinaria y metodología para el tratamiento industrial de la leche. En ella se recibió en 1888 maquinaria importada de Francia, la primera de su tipo que entró en España, con la que se inició la modernización del arcaico proceso de elaboración de la manteca fina de vaca (mantequilla), que posibilitaría tanto su producción a gran escala con procedimientos industriales, como la mejora de la calidad del producto final. Para ello fue enviado a Francia, con una beca costeada por el fundador de la escuela, el profesor Manuel Díaz Seco, como lo sería más adelante Buenaventura Alvarado Albo, cuyos pasos vitales y profesionales fueron en paralelo a los de su hermano Juan. Fruto de esa evolución en la transformación láctea fueron las firmas Mantequerías Leonesas, de Marcelino Rubio, y Mantequera Leonesa, de Manuel García-Lorenzana, ambos alumnos de la Escuela de Sierra Pambley de Villablino, cuyos productos alcanzaron gran fama, así como las numerosas lecherías cooperativas que se crearon en la montaña leonesa para suministro de ambas fábricas.

Avanzados
A ellos se debe el ensayo de nuevos cultivos o la mejora de la raza vacuna autóctona, la mantequera

La actividad tuvo un gran impacto económico, que, apenas despegada, se vio totalmente desplazado al término de la I Guerra Mundial por el desarrollo de la minería del carbón en la zona, si bien la actividad se mantuvo hasta el último tercio del siglo XX.

Los hermanos Alvarado emprendieron otras iniciativas en el campo ganadero, como el ensayo de nuevos cultivos o la mejora de la raza vacuna autóctona, la mantequera leonesa, con el fin de incrementar tanto su producción de leche como el porcentaje de materia grasa de esta, lo que cristalizó en concursos de selección genealógica de la raza (el primero tuvo lugar en Villablino en 1918). Otros empeños fueron la Mutua Lacianiega (sociedad de seguros mutuos contra la mortalidad del ganado vacuno fundada en 1907), o la Cooperativa Lacianiega, cuyo primer embrión intentó Juan Alvarado en 1896 siguiendo el modelo extendido en varios países europeos, y que no se hizo realidad hasta 1915. Fue la primera cooperativa lechera constituida en España.

Investigación en Europa

En continua formación y contacto con otros expertos europeos, los hermanos Alvarado asistieron frecuentemente a congresos de lechería en distintos países (Francia, Holanda, Suiza, etc.), al tiempo que se convertían en referentes de la materia en España gracias a sus habituales colaboraciones en publicaciones periódicas especializadas, como la Revista Agrícola Popular (Astorga, León), Agros: Revista de Agricultura (Madrid), Prácticas Modernas (La Coruña) y, sobre todo, su continua presencia en El Progreso Agrícola y Pecuario y La Industria Pecuaria, órgano oficial de la Asociación General de Ganaderos del Reino.

En 1908, fue premiada su memoria Leche, manteca y quesos en el II Concurso Nacional de Ganaderos. Con su publicación, Juan y Ventura Alvarado estrecharon lazos con la Asociación General de Ganaderos del Reino, para la que realizaron poco después otro trabajo sobre el queso manchego, que también editó esa institución.

En 1911, la Asociación puso en marcha la Sección de Fomento de Industrias Lácteas bajo dirección de ambos hermanos. Desde ella, se resolvían consultas de todo tipo enviadas por correspondencia, se atendían peticiones de análisis de leche, quesos y mantequilla, y se llevaban a cabo investigaciones y demostraciones prácticas en cursos y jornadas divulgativas.

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