Diario de León

Estuvo a punto de desplomarse

La segunda revolución de la Panera de Sandoval

Una restauración de 395.000 euros ha salvado ‘in extremis’ la Panera de Sandoval. Será el centro de visitantes del monasterio y un espacio para exposiciones y actividades culturales. Con otros 400.000 euros se va a rescatar el primer claustro del cenobio cisterciense.

León

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Nació el mismo año en que una multitud de franceses tomaban la Bastilla. La segunda revolución ha llegado ahora. La Panera de Sandoval se ha salvado del colapso. A punto de derrumbarse, la Diputación (180.000 euros), la Junta (167.000) y el Ayuntamiento de Mansilla Mayor (48.000) han rescatado un gran edificio, admirado por Jovellanos y que, además de almacén de grano para el cenobio cisterciense, ha sido escuela y majada de ovejas.

Las tres instituciones se felicitaron ayer por esta ‘colaboración’ que ha permitido poner a salvo uno de los múltiples monumentos abocados a la ruina en la provincia de León.

El consejero de Cultura, Javier Ortega, que tuvo un ‘lapsus’ —al estilo Federico Trillo y su famoso ¡Viva Honduras! en una visita a El Salvador—, afirmó que la restauración de la Panera es «muy importante para la provincia de Burgos». Recordó que la Junta lleva invertido en el monasterio —que es de su propiedad y Monumento Histórico desde 1931— un millón de euros en los últimos años. Anunció nuevas obras, ya en proceso de licitación, para recuperar el primer claustro del cenobio, que se ha hundido en parte. Este patio se halla actualmente apuntalado con una estructura de acero. En octubre la administración autonómica tuvo que llevar a cabo una restauración de urgencia para consolidar muros y vanos del llamado segundo claustro, que corría riesgo de desprendimientos. Unos trabajos en los que apareció un zócalo con pinturas geométricas.

Edificio singular

La Panera de Sandoval, construida en 1789, ha sido almacén de grano, escuela y majada de ovejas

El presidente de la Diputación, Eduardo Morán, ensalzó cómo la cooperación entre tres instituciones ha permitido rescatar ‘in extremis’, una Panera que estaba condenada a la ruina. Morán aprovechó para ‘vender’ el Programa R de la Corporación Provincial, que ha puesto seis millones de euros sobre la mesa —la mayor cantidad en la historia de la Diputación— para salvar el ingente Patrimonio que agoniza en la provincia. Según Morán, en estos momentos «ningún elemento del convento está en peligro inminente», aunque el arquitecto del Plan Director de Sandoval, Ramón Cañas, dijo que él nunca pondría «la mano en el fuego».

Los políticos en el claustro de Sandoval que será restaurado. MARCIANO PÉREZ

El alcalde de Mansilla Mayor, José Alberto Martínez Llorente, agradeció el trabajo de la asociación Promonumenta, que «sacó del olvido el complejo monástico de Sandoval».

La Panera, que será el centro de recepción de visitantes de Sandoval, ha abierto sus puertas al público con una exposición de fotografías en las que se aprecia el lamentable estado del edificio antes de ser intervenido. También hay varias páginas de este periódico alertando sobre la situación de ruina del espléndido inmueble erigido en 1789.

El alcalde de Mansilla Mayor aprovechó la ‘concentración’ de autoridades para pedir nuevas inversiones. En concreto, anunció que ha solicitado una subvención de 300.000 euros al Instituto Leonés de Cultura (ILC) para descubrir el suelo empedrado del patio que separa la panera y el monasterio y revocar las paredes de aquella edificación.

Tras décadas de abandono, Sandoval se ha convertido en un ‘pozo sin fondo’. De momento, las intervenciones han frenado nuevos derrumbes, pero quedan aún muchas intervenciones hasta que esta joya cisterciense del siglo XII esté a salvo por completo. Parece una pauta en muchos monumentos leoneses. La dejadez acaba provocando tales estragos que, cuando se actúa en ellos, la restauración es más compleja y costosa.

El Ayuntamiento de Mansilla Mayor, que ha apostado decididamente por Sandoval —no solo invirtiendo en restauraciones—, lleva a cabo una intensa programación cultural en el cenobio, especialmente en el verano. El monasterio se transforma en esas fechas en un ‘taller de oficios’ de la mano de reconocidos artesanos y sirve de auditorio para conciertos. Ahora, esas actividades se trasladarán a la Panera.

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