La señora Potter sí estará aquí

Si el momento dulce de todo autor existe, Laura Fernández está en él. Con La señora Potter no es exactamente Santa Claus (Premio El Ojo Crítico de Narrativa 2021) ha dado en el blanco al que ya apuntaba con anteriores trabajos. Dicen de ella que tiene una imaginación desbordante. Pero sería injusto porque se quedaría corto si no se añade que atesora una forma de escribir portentosa. Esto es: si hay que elogiar a Fernández hay que intentar estar a la altura. Como ella en su respuestas. Que son también las que dará mañana a las 20.15 horas en la librería Tula Varona, dentro de una jornada complementaria de la Feria de Editores Emergentes. En un jueves, por cierto, sin fútbol. Será que también en eso acierta.

De Laura Fernández consta de manera oficial que es de 1981. Y que es autora, junto a la flamante novela citada, de Bienvenidos a Welcome (Elipsis, 2008), Wendolin Kramer (Seix Barral, 2011), La Chica Zombie (Seix Barral, 2013), El Show de Grossman (Aristas Martínez, 2013), Connerland (Literatura Random House, 2017). También es periodista y crítica literaria y musical. Tiene dos hijos y un montón de libros de Philip K. Dick.

Tiene todo eso y la imaginación, que se podría decir que está de su parte. «No sé si la imaginación está de mi parte. Lo que si sé es que la realidad que vivimos solo me parece parte del trato. O sea, la parte aburrida del trato de estar viva», dice. La vida imaginada siempre es superior a la real en todos los sentidos», añade. Y de ello da prueba en lo que escribe, aunque oyéndola contar también hay un filón que pide un continuará a sus respuestas. Como lo habrá, hay que detenerse en cómo surgen esos mundos que ella crea como algo importante. Y aquí, el hechizo sigue, porque habla de la intuición: «Es todo muy intuitivo, muy de piel. Estoy en un lugar que me llama mucho la atención, o estoy leyendo algo que yo hubiera escrito de otra forma y lo voy guardando durante años y alimentando como si fuera un pequeño monstruo y cuando se hace muy grande me siento y me pongo a escribir. ¿Cómo lo detecto? No lo sé. Solo sé que me llama a mi muy poderosamente la atención. En el caso de la señora Potter fue ese viaje a Oslo» , relata. Para que esté fuera de la realidad la propia realidad tiene que ser un personaje más. Esta idea es de la propia autora. Y lleva a pensar que tal vez en tres líneas no hay mejor forma de explicar esa literatura que fascina y en la que el lector tiene la sensación de que cuando cierra sus páginas las historias siguen pasando.

Por eso, mañana en Tula Varona, en Ruiz de Salazar, un lugar en el que está prohibido entrar si no se cree en la magia de la lectura, la presencia de Laura Fernández es el encaje perfecto y el continuará de esta historia. Porque resulta que la reina de la ficción también se hace real.