Diario de León
Isidoro y Antonio Martínez se vieron las caras en la pista del Palacio. Y esta vez salió ganando el jugador del Torrelavega. FERNANDO OTERO

Isidoro y Antonio Martínez se vieron las caras en la pista del Palacio. Y esta vez salió ganando el jugador del Torrelavega. FERNANDO OTERO

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El Abanca Ademar estrelló de golpe sus ilusiones de mantener una racha positiva en cuanto a resultados en la Liga. Después de un empate y dos victorias solventes frente al Puente Genil, Huesca, Bidasoa y el Cangas llegaba el turno para rendir cuentas a un Torrelavega que llegaba crecido con seis triunfos consecutivos en su casillero. Y la Copa Asobal en el horizonte de dos equipos que están pujando fuerte por ella. Pero esta vez el Palacio no fue una fortaleza para los leoneses frente a un adversario que no le dio opción alguna cerrando los 60 minutos de pulso con ocho goles de renta a su favor (28-36). Y el consiguiente botín de los dos puntos.

El equipo de Álex Mozas demostró, salvo en el primer cuarto de partido, cuando el equipo leonés fue capaz de tutearle e ir por delante en el marcador, que se encuentra en una fase pletórica de juego. Y es que del 7-6 a los 15 minutos se pasaba otros 15 más tarde a un panorama que hacía sonar las alarmas para los de Cadenas con e 11-18 que reflejaba el marcador al intermedio. El parcial de 4-12 lo decía todo.

Y es que el Abanca Ademar, que parecía había superado sus carencias en defensa, volvió a mostrar otra vez su talón de Aquiles en esta faceta del juego. Y eso le pasó una excesiva factura allanando el camino a su rival hacia la victoria.Y eso que la salida del Abanca Ademar poco parecía presumir lo que posteriormente sería el encuentro, porque el 3-0 inicial, dejando a su rival cinco minutos sin anotar, presentaban el habitual escenario en los inicios de encuentro leoneses. Sin embargo, muy pronto se vio a un conjunto cántabro que entraba de lleno en el partido volteando el marcador, empezando el guardameta Mile Mijuskovic su recital, aunque la ventaja sería aún ademarista en el ecuador del primer periodo.

A partir de entonces se desencadenó la tormenta perfecta del equipo de Álex Mozas, amparado en su guardameta, con un Adrián Fernández de abanderado de un juego coral, con una defensa sólida que impedía todos los ataques locales.De hecho, el armamento del Abanca Ademar se minimizó al máximo y ninguna de sus piezas resolutivas en el resto de jornadas, Juan Castro, David Fernández, Antonio Martínez o Santista, eran capaces de ver portería, sumando entre todos ellos cuatro goles, tres de penalti.

La desconexión ofensiva encontró enfrente a un rival desmelenado y hambriento que no paró de ampliar la renta, primero con un parcial de 0-5, luego ampliado a un insultante 1-9, sin que dos tiempos muertos de Cadenas surtieran el más mínimo efecto para llegar al descanso con un elocuente 11-18.

Tras el paso por vestuarios el panorama continuó por los mismos derroteros, nunca mejor dicho refiriéndose a los leoneses. Con una defensa de cristal el Torrelavega se encontraba como pez en el agua. Y con el leonés Isidoro Martínez como auténtico martillo pilón anotando siete goles para los visitantes (Su hermano Antonio en el Ademar se quedó esta vez en dos). En los leoneses sólo Deividas Virbauskas, con siete goles, parecía responder a ese desafío.

Y con esas no fue de extrañar una derrota que duele, más por las sensaciones que tal vez por lo abultado de la diferencia. Ahora toca hacer borrón y cuenta nueva para intentar corregir los errores y sacarse la espina la próxima jornada en Valladolid.

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