El Barcelona de Joan Laporta y su política de ‘esperar para ver’

Cuando han caído diez de los doce fundadores de la Superliga y solo quedan dos en liza, uno de ellos el Real Madrid, desde algunos sectores del barcelonismo no se entiende la postura inmovilista del club que preside Joan Laporta. Pero parece que la hoja de ruta está trazada. El Barça se garantizó un comodín en la firma del convenio con la Superliga, que su adhesión estuviera ligada a la decisión de la Asamblea de socios y a partir de aquí tal y como se han desarrollado los hechos: esperar y ver.

Y al pie de la letra se lo han tomado los nuevos rectores. Laporta se reunió el martes con Ronald Koeman para explicarle el proyecto; y ayer, de pasada, en un acto en el Museo del club, donde se depositó la Copa del Rey, cambió impresiones con los capitanes.

No hay portavoz alguno en la entidad que se pronuncie, no hay comparecencia con los medios prevista, no hay intención de publicar ningún comunicado, ni tampoco anunciar ningún tipo de decisión por ‘twitter’, donde ayer, uno a uno, los tres clubes italianos y el Atlético se fueron despidiendo de la competición. «Seguimos trabajando para proteger nuestros intereses y dialogando con las partes», comentó una fuente del club. Y es que el Barcelona se juega mucho, acaba de aterrizar una directiva, se pone en marcha una auditoría económica y otra de personal, y los líos se acumulan en cada cajón de la sede central del Barcelona.