Los fantasmas vuelven a Barcelona

El equipo que maravilló ante el líder el miércoles no compareció tres días después en la visita del Valencia al Camp Nou (2-2). Y eso que Koeman, lo que se dice rotar, rotó poco: De Jong por precaución al banquillo, Coutinho en su lugar y ya. Aunque eso no quiere decir que el Barcelona no fuese reconocible, qué va: mostró la misma imagen espesa que le había costado cuatro derrotas y dos empates en Liga, la que había tirado por la borda en la última jornada el primer puesto de grupo en Champions. La cara de este Barça, en fin, por mucho que de cuando en cuando un espejismo de buen fútbol nos haga creer lo contrario.

Enfrente, un Valencia en descomposición por obra y gracia de Peter Lim, con la plantilla más pobre que recuerdan en Mestalla. Sin embargo, concienciado en eludir el siempre temido descenso, que a los grandes se les atraganta de más, Javi Gracia planteó un partido muy serio. Armado en un 4-4-2 de manual, el Valencia no concedió al elenco de mediapuntas del Barcelona ni una ocasión por dentro a cambio de abandonar las bandas. Allí, ni Dest en la derecha ni Jordi Alba en la izquierda supieron encontrar soluciones más allá de los centros a ninguna parte. Y en la desesperación local creció la confianza visitante.

De uno de esos errores nació el gol del Valencia. Antes, Musah, Maxi, Gayà y Cheryshev habían perdonado por no ponerse de acuerdo a la hora de fusilar en el interior del área. Más atrevido fue Carlos Soler, que no dudó en probar fortuna desde lejos tras una pérdida de Dest y obligó a Ter Stegen a despejar al córner que daría lugar al 0-1: centro perfecto de Soler al primer palo y remate picado a la red de Diakhaby. Ni rastro de Griezmann en el marcaje. Ya en el descuento de la primera parte, dos acciones cambiarían el signo del partido. Primero, Maxi Gómez perdonaba el 0-2 con un cabezazo sin oposición en el área pequeña que le salió flojo y centrado, fácil para Ter Stegen. Después, en la primera contra del Barcelona, Messi buscaba el desmarque de Griezmann y Gayà, que había perdido la referencia del balón, empujaba levemente al francés. Consultada la repetición, Hernández Hernández confirmó el penalti y Messi, después de fallar desde los once metros y tras dos rechaces, empató con un cabezazo a placer.

El Barcelona no mejoró tras el descanso a pesar de la entrada de De Jong por Busquets, e incluso a punto estuvo de encajar el 1-2. En cambio, pronto se adelantaría el conjunto azulgrana gracias a una espectacular tijereta de Araujo, el único que tuvo decisión para atacar el balón. La alegría duró poco tras el 2-2 que acabaría como resultado final.