Manolo Cadenas: «Siempre hay que escuchar al que es mi equipo del alma»
s. c. a. | León
Manolo Cadenas es el candidato número uno al banquillo del Abanca Ademar. El actual seleccionador de Argentina, que rescindía su contrato con el Brest hace pocas semanas, ya conoce el interés de la junta directiva. De hecho, Tano Franco reconoció ayer que han hablado con él, aunque no quiso dar más detalles.
El técnico leonés, de 64 años, tiene encima de la mesa otras ofertas, pero, principalmente, reflexiona en estos momentos sobre si acepta el reto del club leonés y regresa a su tierra o, si por el contrario, vuelve a Polonia, donde le ha tentado el KS Azoty Pulawy.
Cadenas rompió hace dos semanas su vinculación con el Meshkov Brest bielorruso, al que llevó a los dieciseisavos de final de la Liga de Campeones —perdiendo en la eliminatoria ante el Flensburg alemán— y al que dejó invicto en la liga de su país con el título encarrilado.
Tras su salida, el entrenador de Valdevimbre recibió el ofrecimiento, para las tres próximas temporadas, del KS Azoty Pulawy polaco, uno de los equipos que pretenden ser la alternativa a los dos grandes dominadores de ese país, el Vive Kielce de Talant Dujshebaev, y su exequipo, Wisla Plock, ahora dirigido por Xavi Sabaté.
La inesperada destitución de Rafa Guijosa anunciada ayer lunes supuso que desde la directiva del conjunto leonés mantuvieran el domingo una primera toma de contacto con el seleccionador argentino para que afronte la que sería su tercera etapa al frente del Ademar, con el que llegó a ganar el título de Liga, una Recopa de Europa, la Copa del Rey y la Copa Asobal.
De momento, tan solo se ha tratado, según Cadenas, de «una primera toma de contacto», que asume con «tranquilidad» y sin marcarse ningún plazo a la hora de adoptar una decisión.
En todo caso, manifestó a Efe que siempre «hay que escuchar al que es el equipo del alma y además de mi ciudad». Por ello no renuncia de antemano «ni a una tercera, ni tampoco a una cuarta o una quinta etapa», aunque la segunda, en la temporada 2012-13, con Carlos Pollán en la presidencia, la considere de «crisis total, porque el equipo estuvo a punto de desaparecer y supuso una situación de emergencia que obligaba a irse».