Un ‘cásting’ en el plato

La banda sonora en el Restaurante Casablanca es del sonido de los cubiertos sobre los platos, convertidos el comedor, la barra, y la terraza en un auténtico plató de cine en el que las estrellas desfilan por la carta y los platos son un cásting de Oscar para los sentidos.

Están los clásicos y la cocina de autor. Arte y ensayo. Porque a Fran, el propietario del Casablanca, a Ilyana, la cocinera, y a Adela, la encargada de sala, les gusta probar nuevos guiones en la cocina.

De ahí han salido platos novedosos en los que se mezclan los mejores productos con técnicas innovadoras. La carta está plagada de ejemplos. A saber, risotto de rabo de toro y piñones, bombones de salmón ahumado rellenos de queso y papaya con salsa agridulce, croquetas de cecina y langostinos, cachopo de cecina con queso de cabra y toque especial del chef que es un ingrediente que los hace aún más sabrosos y que es secreto de la casa, steak tartar de solomillo de ternera con yema de huevo, soles rellenos de trufa con boletus y foie plancheado, hamburguesas ibérica con compota de manzana o de buey rellena de cecina de León y pimientos asados (todas las carnes son de Cárnicas Luis), vasito de oreo con natillas, nutella y helado de vainilla, crema de cítricos con helado de chocolate camuflado y frutos rojos...

La carta de pizzas es también una cartelera de difícil elección. Porque a las tradicionales se unen las creativas, ‘pizzas de película’ las llaman, con mozzarella, palomitas y nutella, o con pechuga de pollo y compota de manzana, con carne picada, bacon y jalapeños, o con queso de cabra, foie y mermelada de arándanos.

No menos sabrosos son los desayunos, con café, zumo y tosta de aguacate y salmón, pollo con ajo troceado o salmón con queso Filadelfia, todas sobre pan de hogaza.

En fin, que es difícil elegir. Y sí, es comida de cine. Que te llevan a casa, si quieres.